Manifiesto Internacional. Las vidas jóvenes importan: demos vuelta todo
Reproducimos a continuación un extracto del documento impulsado por el Encuentro Internacional de Jóvenes Socialistas, organizado por la Liga Internacional Socialista (junio 2020)
Somos la generación que está atravesando la segunda crisis capitalista en poco más de diez años. La realidad es que, para nosotros, la juventud, las condiciones laborales son cada vez peores y la situación para estudiar, también es decadente, deplorable. Salto en la súper-explotación, profundización de la precariedad en todo, en la vida. Nuestra generación creció convencida de que la mayoría de nosotros nunca podrá tener derechos sociales básicos y que seguro nos tocaría vivir peor que nuestros padres y madres. Y esto empezó antes, mucho antes que apareciera el COVID-19. Nuestra generación lo que registra como imágenes del sistema son analfabetismo, desocupación, catástrofes, bancarrotas, depredación ambiental, racismo, machismo, homofobia y represión. Por eso, que nuestra reacción en el mundo sea de rebelión, de levantamientos, protestas y profunda oposición al capitalismo no debería sorprender: es el resultado de una experiencia concreta de vida. El sistema, globalmente, está contra nosotros.
Preparan lo único que saben
Todo el proyecto de civilización cruje. La pandemia vino a reforzar todas las contradicciones de un orden social en desintegración. La élite que manda, que tiene el poder mundial, está desorientada. Corre detrás del COVID e improvisa, pero su reacción de clase, su instinto de minoría explotadora la hace actuar de una sola manera. Marx decía que el capital agota las dos fuentes fundamentales de la generación de riqueza social: la clase obrera y la naturaleza. Y en las crisis, el sistema ajusta todas las condiciones de ese mecanismo de destrucción social. Para salir de sus encerronas, cuando la rentabilidad de sus negocios declina, el recurso que activan es profundizar la explotación obrera, es intensificar la destrucción de la naturaleza. Pero en lo que va del siglo XXI el sistema amplificó todas las formas de barbarie con la finalidad económica siempre, de asegurar el lucro del 1 % que domina la economía. El racismo en sus diversas expresiones, la xenofobia, el machismo, la opresión nacional, tienen como propósito utilizar esas ideologías del odio para dividir a las mayorías, para explotar económicamente a los sectores estigmatizados y para asegurar márgenes de ganancia a las grandes corporaciones mundiales. Por supuesto, los gobiernos de todo el mundo son los instrumentos que ejecutan esa orientación, y las burocracias sindicales no ofrecen resistencia alguna. La pandemia está agudizando la bancarrota económica. La perspectiva que prepara la burguesía mundial es más de todo lo peor: ajustar los términos de la explotación económica y de todas las opresiones sobre la mayoría, con especial ensañamiento hacia nosotros, la juventud.
El capitalismo humano, utopía reaccionaria
Los propagandistas del sistema, pero también sus socios «progresistas», pronosticaban al inicio del COVID-19 el «congelamiento» de las luchas. Nos decían que la pandemia postergaba las protestas y rebeliones para un futuro lejano. ¡Y llegó la rebelión en el corazón del imperio, en EEUU para sepultar todo ese veneno de escepticismo! ¡Y volvieron a las calles con furia las masas del Líbano, en Francia, en Brasil, y en toda América Latina empiezan a moverse los pueblos! Y un rasgo fundamental de esas rebeliones, de estas luchas que se retoman en todo el mundo, es el protagonismo de nosotros, los jóvenes: los precarizados o desocupados, los que estudiamos, la juventud racializada, las mujeres y disidencias que luchamos ocupando las calles y enfrentando todo lo que se nos oponga. Los gobiernos, sus partidos, sus intelectuales, sus medios de comunicación, nos quieren hacer creer que hay una versión buena de capitalismo. Que lo que está fracasando es la versión «neoliberal». Dicen que hay un modelo «progresista», «humano», de capitalismo. ¡Es la típica campaña ideológica en los momentos de crisis, cuando el miedo a la revolución acorrala a los de arriba! Quieren desviar las rebeliones, quieren separar a la vanguardia rebelde de las ideas socialistas y nuestras organizaciones. Pero lo único que tienen para ofrecernos son palabras, son discursos.
Unir todo lo que ellos dividen: salida colectiva
La lucha contra el sistema no se puede limitar a los reclamos parciales. Los movimientos sociales son una energía poderosa que debilita a gobiernos, regímenes y al capitalismo. Pero no alcanzan si solamente levantan un programa particular, sea contra el racismo, contra la opresión machista, homofóbica o la depredación socio-ambiental. La teoría de las «identidades», como ideología que divide las opresiones en compartimentos estancos y que plantea como tarea la «deconstrucción» de los opresores y el «autoconocimiento» de los oprimidos, tiene una debilidad insalvable: no cuestiona al capitalismo de conjunto, ni plantea su sustitución por otra organización social, global. Tampoco la lógica de las elecciones, en los marcos de esta democracia capitalista, puede ser el camino estratégico para asegurar nuestros derechos. Somos militantes de todas las causas, intervenimos en los movimientos sociales como militantes consecuentes de los mismos. También utilizamos la lucha electoral, para fortalecer nuestras posiciones socialistas. Pero el Estado y todas sus instituciones sirven a la clase dominante. Exigirles a ellas puede servir para lograr alguna conquista temporal, y no las subestimamos. Pero para asegurar cambios duraderos, hay que desmantelar ese Estado y abrir camino a un gobierno de los de abajo, de la clase trabajadora la juventud y todos los oprimidos. Y para eso, el punto de partida es unir en una sola plataforma de salida todos nuestros reclamos y las medidas necesarias para concretar respuestas estructurales. Con la movilización, con la autoorganización democrática como palanca para ganar la pelea de fondo e ir construyendo el germen de nuevas instituciones, no para reformar el sistema, sino para reemplazarlo por otro: el socialismo. Y en ese camino, incluimos el derecho a la autodefensa contra todas las expresiones de la derecha reaccionaria, contra la represión y el fascismo (…)
Para leer y compartir el Manifiesto completo: https://lis-isl.org/2020/07/13/manifiesto-internacional/