Paritarias a medida del FMI
La hoja de ruta del gobierno. Mientras en varios gremios comienzan las reuniones paritarias, salió a la luz un texto que el Ministerio de Economía hizo llegar a las autoridades legislativas donde adelanta medidas en estudio para el acuerdo con el Fondo. Lo primero que puede apreciarse es que la posición del gobierno en las negociaciones colectivas está en sintonía con el compromiso asumido con el organismo de achicar el gasto del presupuesto nacional. Para la clase trabajadora significa seguir perdiendo el poder adquisitivo de nuestros salarios, deteriorando aún más la grave situación económica que venimos afrontando.
Letra chica, ajuste grande. Entre los puntos salientes se destaca la limitación de las transferencias a las provincias, lo que significará recargar en ellas parte importante del ajuste, que se empieza a ver en las miserias ofrecidas en las primeras reuniones paritarias de docentes y estatales y en el mantenimiento de los programas sociales por debajo del índice de indigencia… Por otro lado el paper hace mención a que los sueldos estatales estarán sujetos al aumento de la productividad (al mejor estilo del neoliberalismo de los 90), y el anuncio de revisión del sistema de jubilaciones y pensiones es el prólogo a la reforma previsional que buscará el aumento de la edad jubilatoria y el ataque a los derechos de gran parte de trabajadoras y trabajadores. Así como atacar los convenios para llevarlos al retiro de derechos, al estilo Toyota. Sin dudas se trata de una reforma laboral aunque por el momento no haya una ley específica.
Techo de paja. El objetivo del Ministro de Trabajo Moroni era que las negociaciones colectivas no superen el 40% anual. Un claro techo a las paritarias y ningún aumento universal. El deseo de imponer esa cifra quedó sepultado al calor de una escalada inflacionaria que el gobierno es incapaz de controlar. Con un índice del 3,9% en enero, los tarifazos de los servicios por venir y el incremento incesante del precio de los combustibles, las estimaciones de la mayoría de las consultoras calculan que la inflación anual no bajaría del 50% y podría llegar hasta cerca del 60%. El techo de Moroni no resistió ni un mes.
Salarios devaluados. En los últimos 5 años el poder adquisitivo de los salarios perdió entre 30% y 35% respecto de la inflación. Las cifras que se están manejando en las negociaciones y la necesidad de cumplir con el Fondo refleja que no está entre los objetivos del gobierno una verdadera recuperación salarial y que los trabajadores seguiremos siendo variable de ajuste. Aunque los discursos oficiales intentan demostrar que en 2021 los salarios le ganaron a la inflación, la realidad es que recién al final del año se alcanzó, en algunos sectores, un incremento cercano al índice inflacionario. Porque el método impuesto de recomposición por tramos sin cláusulas de actualización automática hace que los salarios sigan corriendo muy por detrás. Entre tanto, los trabajadores y trabajadoras informales -casi la mitad de la clase trabajadora- quedaron muy lejos de toda recomposición salarial.
Haciendo buena letra. La burocracia sindical en todas sus alas ha asumido el papel de garante del gobierno y del acuerdo con el fondo. La CGT directamente con un apoyo entusiasta, la CTA de Yasky con un apoyo resignado (“no se podía hacer otra cosa”) y las dos CTA Autónomas criticando el acuerdo pero sin llamar a ninguna medida de acción para derrotarlo. En síntesis, ningún sector mueve un dedo y esto se ve reflejado consecuentemente en su posicionamiento en las paritarias. Aunque puedan existir tensiones y hayan levantado un poco la voz frente al techo de Moroni en un principio, rápidamente se aprestan a firmar acuerdos que están lejos de recuperar el poder adquisitivo y ni siquiera aseguran ganarle a la inflación. El SMATA firmó un 12% trimestral de marzo a junio, mientras la Celeste de Ctera y los otros sindicatos docentes nacionales se aprestan a aceptar un 45% en cuatro tramos.
Organizar la pelea. Ante este panorama se hace imprescindible organizar la pelea desde abajo. Reclamando a las conducciones sindicales que rompan la tregua y convoquen a un plan de lucha y un paro nacional. Al mismo tiempo, ya que no depositamos ninguna confianza en la burocracia, tenemos que avanzar organizando reuniones, plenarios de delegados y activistas, impulsando asambleas y todo tipo de instancias de debate y decisión para enfrentar el acuerdo con el FMI y su traslación a las paritarias de ajuste. Es necesario unificar y coordinar entre los sectores combativos y clasistas para impulsar la mayor unidad de acción. El Plenario del Sindicalismo Combativo junto al FIT Unidad tienen la responsabilidad de ayudar a desarrollar y articular el proceso de organización y coordinación de los sectores sindicales que salgan a enfrentar el acuerdo con el FMI y sus consecuencias salariales y laborales.