Gobierno sin careta. Tarifazo recargado y reparto de negocios
Para cumplir con las metas de reducción del déficit fiscal que exige el FMI, el nuevo ministro lanzó un importante aumento en las tarifas energéticas sobre el conjunto de la población trabajadora. La falta de dólares en las reservas, la disparada de los precios internacionales de la energía que importamos, la imprevisión de un sistema privatizado que intenta privarnos del más elemental derecho a calefaccionarnos o prender la luz cuando en el país sobran recursos energéticos, repite la paradoja que sufrimos con los alimentos, sobran en el país y los exportamos al mundo, pero el pueblo trabajador cada vez come menos. Hay que enfrentar al tarifazo del “capitalismo eficiente” de Cristina, Massa y Alberto y cambiar por completo el modelo energético.
Escribe: Gustavo Giménez
Una importante derrota del tándem Fernández-Guzmán en su larga interna con Cristina fue justamente por las tarifas de energía. No hace mucho tiempo que el Subsecretario de Energía Eléctrica, el cristinista Federico Basualdo, resistía exitosamente el pedido de renuncia del ministro y del presidente porque se negó a subir las tarifas de la energía para que le cerraran al ministro que renegoció la deuda los números de déficit que exigía el FMI.
Poco tiempo después, el nuevo super ministro, surgido de un acuerdo con el establishment, los gobernadores y bendecido por Cristina y Alberto, lanzaba en su primer discurso un importante aumento de tarifas en la electricidad, el gas y el agua, que se suman al tarifazo ya implementado en el transporte.
Se diseñó un nuevo equipo energético, que con acuerdo de la vice, reemplazó a funcionarios que le respondían como el exsecretario Martínez y el ultra crisitinista Basualdo, por un gabinete compartido que, encabezado por la nueva secretaria Flavia Royón, el cristinista Federico Bernal en la Subsecretaría de Hidrocarburos y Santiago Yanotti, un hombre de Manzur, en la Subsecretaría de Energía Eléctrica, entre otros funcionarios, se harán cargo de subir por las nubes las tarifas y de seguir entregando nuestros recursos comunes al negocio de los pulpos empresarios locales y trasnacionales.
Royón viene de trabajar en la Secretaría de Energía de la provincia de Salta. Una provincia en la que el gobernador Gustavo Sáenz es un fiel aliado de Massa y en la que, gracias a que no está regulada aún la explotación del litio, los pulpos de la energía tienen puestos los ojos. Un negocio en el que se especializó la nueva secretaria. Según relata un conocido editorialista (1), un consorcio empresario chino, Ganfeng, acaba de comprar un salar que tiene un yacimiento del preciado mineral que se usa para las baterías, en mil millones de dólares. Se habla también de las excelentes relaciones de Massa con empresarios del área energética como son Vila y Manzano, quienes se mostraron muy activos en su acto de asunción ministerial.
Por su parte, Cristina retiene el control de YPF y de ENARSA, la empresa por la que pasan la importación de combustibles y de la construcción del gasoducto. Su principal funcionario, Federico Bernal tiene excelentes relaciones con grandes empresarios del sector: con Manzano, Marcelo Mindlin y hasta con la familia Ezquenazi. Un reciente acto de “antiimperialismo energético” del kirchnerismo ha sido llevar al embajador yanqui Marc Stanley a recorrer el yacimiento de Vaca Muerta, parece que estuvieran compitiendo con Massa, que ya se reunió con el diplomático, para ver quién recibe la atención del amo del norte.
Un tarifazo por orden el FMI
Como lo ratificaron en el reciente viaje a Washington de la efímera ministra Batakis, tanto los mandamases del Fondo como del Tesoro de EEUU quieren que se cumpla la meta de reducción del déficit fiscal al 2,5% del PBI. Esta meta que tal, como el diseño del acuerdo, fue pautada antes de que estallara la crisis internacional por la invasión rusa a Ucrania, fue el motivo por el cual Fernández alentó ilusiones en que los representantes de los buitres internacionales podrían acceder a “recalibrar” lo acordado. El gobierno argentino no cumplió la reducción del déficit pautado para este primer semestre, dado el aumento descomunal de la energía que importamos. La respuesta de los funcionarios fondomonetaristas fue categórica. Para Ilan Goldfajn, director del Departamento para el Hemisferio Occidental del FMI, se pueden cambiar los plazos, pero no las metas anuales.
Los precios de la energía que importamos subieron exponencialmente. Por ejemplo, el gas traído en barco, que abastece las usinas eléctricas, subió de 8 dólares el millón de BTU a 40, y llegó incluso a tocar los 60 dólares. Agravando este cuadro, de los 50 barcos que se importaron el año pasado, en este año 2022 para poder cubrir la reactivación industrial y la demanda domiciliaria se necesitan 70.
Los subsidios energéticos que invierte el Estado representaron en este primer trimestre $ 764.000 millones, equivalentes a U$S 5.800 millones al valor de dólar oficial, un 38% de aumento interanual, descontada la inflación. Las proyecciones hablan de un gasto en subsidios total en el año 2022 de U$S 15.000 millones, contra U$S 11.000 que se gastaron el año pasado y que había que reducir sensiblemente para llegar a las metas exigidas por el Fondo (2). No esta demás señalar que el principal rubro del “festival de importaciones” que denunció Cristina como responsable de la falta de acumulación de reservas en el Banco Central, es justamente la importación de insumos energéticos.
El “ahorro” en el consumo energético propuesto por Massa significará la transferencia de alrededor de $ 500.000 millones de los bolsillos populares a las arcas de los empresarios de la energía. Un “ahorro” que, como el que ya se está haciendo con una inflación proyectada en el 90% anual que licúa el poder adquisitivo de las jubilaciones, sueldos estatales, planes sociales, presupuestos de salud y educación y otros gastos del Estado, servirán para reducir el actual 3,5% de déficit del PBI al 2,5% anual exigido por el Fondo. O sea, que para cumplir con la meta de reducción del déficit –tan criticada hasta hace muy poco por Cristina- primero nos quedamos sin comer, ahora quieren que nos quedemos a oscuras y tiritando de frío.
Movilizarse para parar los aumentos
Este año ya aumentaron un 40% en las tarifas eléctricas, se viene el aumento del agua en septiembre, ya subieron el valor del boleto. ¡Estas nuevas tarifas no se pueden pagar!
Desde ahora es necesario organizarnos con los vecinos de cada barrio para presentarle batalla a estos aumentos. Debemos retomar el camino que emprendimos contra los tarifazos de Macri, como parte de una pelea nacional contra este plan de hambre y entrega al FMI y las multinacionales organizado por Massa, Cristina, Alberto y los que dirigen el Frente de Todos. Llamamos especialmente a todos los compañeros y vecinos que depositaron su expectativa en que con Cristina y este gobierno las cosas iban a mejorar, a retomar el camino de lucha contra los tarifazos macristas que protagonizamos hace pocos años, movilizando a miles y miles en las calles.
Del verso de la “segmentación” al tarifazo para todas y todos
En este 2022 ya se habían acordado con los funcionarios kirchneristas de la Secretaría de Energía dos aumentos y una segmentación destinados a achicar los subsidios energéticos. Primero fue un aumento del 20% para todos los usuarios, luego otro 20% para los que no están alcanzados por la “tarifa social” (que representan un 10% de las familias). Se completaba el aumento con una segmentación para que los ricos pagaran la tarifa plena, sin subsidio. El verso era que el ajuste lo iban a pagar los sectores pudientes de la sociedad. Había que anotarse para conservar el subsidio y así lo hicieron más de 9 millones de familias.
La primera sorpresa que dio Massa fue que 4 millones no se anotaron y van a recibir la tarifa plena. Esto puede deberse a que los topes de ingresos para solicitar mantener el subsidio ($ 365.000 de ingresos familiares mensuales) pueden haber abarcado a un sector de la clase media o a familias trabajadoras con varios ingresos, o quizás también, a muchos que no pudieron anotarse correctamente. O sea, que pagarán la tarifa plena más sectores que los llamados ricos.
Pero la gran estocada vino con los 400 kwh de consumo eléctrico mensual tope para ser alcanzado por el subsidio, para los millones de anotados para ser eximidos. Lo que se consuma por arriba de esta cifra va a ser facturado a tarifa plena. Si bien los “promedios” divulgados por el gobierno dan cifras por debajo de este tope, lo cierto es que muchas familias consumen mucho más. Porque son numerosas, porque no les llega el gas natural en red, como parte de la anarquía energética que vive el país, donde las tarifas en el interior son mucho más caras que en el AMBA y se favorece el negocio de las empresas privadas de la energía por encima de las necesidades de la población. Se calcula que muchas boletas terminarán duplicando y/o triplicando sus valores actuales.
En pocos días se conocerán los aumentos en el gas, que se anticipa seguirán los mismos parámetros. Para septiembre se anuncia la “segmentación” de las tarifas de agua. Al aumento que significarán las tarifas domiciliarias deberá sumarse además los mayores costos de las tarifas de energía destinadas a la producción y distribución de las mercancías que consumimos, lo que adelanta un nuevo y duro rebrote inflacionario.
Los ricos las pagarán sin problemas y consumirán y derrocharán toda la energía que se les antoje, porque este país está diseñado para ellos, la gran mayoría tendrá que abrigarse más, pasar frio, cuando no se quedarán sin luz, porque los ingresos de los trabajadores y sectores populares ya no alcanzan para pagar tanto saqueo.