YPF va de mal en peor
A un año de la nacionalización trucha
En estos días se cumple un año desde que el gobierno aprobara la “argentinización” de YPF. Al contrario de aquellos anuncios oficiales, la soberanía energética está cada vez más lejos.
Con la compra por parte del Estado del 51% de las acciones de la empresa, sin reestatizarla y conservando su estructura de Sociedad Anónima en la cual se comparte el paquete accionario con el grupo Petersen- Esquenazi, la española Repsol y otros accionistas privados, el gobierno anunciaba que iba a lograr “el autoabastecimiento de hidrocarburos” para “garantizar el desarrollo económico con equidad social, la creación de empleo… y el crecimiento equitativo y sustentable de las distintas provincias y regiones” (art. 1º ley de expropiación del 51% de las acciones de YPF).
Tal era el entusiasmo K que en aquellos días, el nuevo CEO de YPF, Miguel Galuccio y el vice ministro de economía, Axel Kiciloff, anunciaban un extendido plan de inversiones entre el 2013 y 2017 de U$S 37.200 millones, de los cuales el 70% sería aportado por la propia YPF. Ambicioso plan que arrancaba con un “Programa de 100 días” en las que se superaría la producción de YPF.
A un año de aquella medida, el balance no podía ser peor. Los precios de la nafta no paran de subir (pese al “congelamiento” de Moreno), llegando en Rosario y Córdoba a tocar los $9 el valor de la nafta Premium, y ya acumulan más del 24% de aumento anual. Estalló la planta de Coque de la mayor refinería del país situada en Ensenada y producto de ello está paralizada su producción. Lejos del “autoabastecimiento” prometido, las importaciones de energía previstas para este año se estiman entre U$S 12.000 a U$S 15.000 millones (fueron de U$S 9.266 millones en el año 2012). Y para el mega yacimiento de Vaca Muerta, pese a los convenios con varias multinacionales, todavía no entró un solo dólar. Es más, la única financiación que tuvo este año YPF, fue la colocación de Obligaciones Negociables por $ 8.000 millones, la mayoría de las cuales las compró el ANSES (o sea, los fondos de los trabajadores y jubilados).
Ahora frente a la emergencia del accidente de Ensenada YPF deberá aumentar un 50% las importaciones de combustibles con un aumento adicional en este rubro de al menos U$S 400 millones. Cifras que contemplan un sombrío panorama de una empresa que en el último año bajó su cotización en la Bolsa en un 38%.
Cada año menos producción y reservas
El proyecto del gobierno, no logro revertir el constante descenso de la producción petrolera y gasífera en los 10 años. YPF está produciendo el 40% menos de petróleo y un 38% menos del gas que lo que produjo en el año 2003. De conjunto todas las compañías petroleras que actúan en el país producen menos de las 2/3 partes del petróleo que se producía a fines de la década del ’90.
Se han perdido, dado el bajo nivel de inversiones en exploración (cayeron un 18% en el último año), una quinta parte de las reservas de petróleo y el 60% de las reservas de gas. Gracias a estas políticas la Argentina pasó de tener reservas de gas por 32 años y de petróleo por 18, a apenas 7 y 8 años respectivamente.
El tema del gas es grave, ya que el 50% del consumo energético local es de gas natural (contra un 22% que es el promedio mundial). El año pasado se produjo una baja del 9% de su producción, cuando el descenso promedio de la última década fue del 6%.
De los combustibles, el que más se usa es el gasoil. En el año 2003 se producían 12 millones de m3 y se consumían 11 millones. Hoy se produce lo mismo que antes, pero se consumen 15 millones de m3, por lo cual es necesario importar. Hace 6 años que De Vido y Moreno prometieron construir una nueva destilería para cubrir este déficit… pero no hicieron nada.
Destruyen el medioambiente para aumentar ganancias
El accidente de Ensenada es un ejemplo. La planta estaba preparada para soportar solo lluvias de 95 mm. Como fueron mayores, desbordó la pileta API (contenedora de hidrocarburos) y llegó a la planta de cocke A, que estaba caliente y eso produjo el incendio. Evacuaron a los empleados y no avisaron a los vecinos del lugar, que al día de hoy sufren la contaminación (al igual que muchos inundados de La Plata) producida por sustancias tóxicas y no tienen la debida información de cómo afrontar la situación.
En Vaca Muerta, el fracking, la brutal contaminación de las napas de agua para obtener el petróleo y el gas enquistados en la roca, amenaza con destruir el hábitat natural de millones de argentinos. Para liberar los hidrocarburos se inyectan millones de litros de agua mezclados con 500 químicos, de los cuales 8 tienen efectos cancerígenos comprobados. Tan brutal es la sed de ganancia a cualquier costo, que intentan llevar a esta práctica a la provincia de Entre Ríos, al lugar donde pasa el acuífero guaraní, una de las reservas de agua potable más grandes del mundo.
Los K y el negocio petrolero
La entrega a las multinacionales de nuestros recursos energéticos ha sido una constante en los distintos gobiernos de nuestro país. Los K también han utilizado estos negociados para aumentar su fortuna familiar. No se puede explicar de otra manera que las empresas puedan extraer el petróleo y exportarlo a simple declaración jurada, que le renueven por 30 años a Panamerican Energy la concesión cuando aún faltaban muchos años para que se venciera la que tenían hasta ahora, que Cristóbal López, uno de los dos testaferros K, sea un prospero empresario petrolero o que sus amigos empresarios, los Esquenazi, se hicieran del 15 % de las acciones de Repsol-YPF sin poner un peso, a cuenta de ganancias futuras.
Tan grande es la corrupción, que Daniel Camerón, Secretario de Energía de La Nación y hombre de Julio De Vido, está procesado por desvió de fondos energéticos del Yacimiento Carbonífero de Río Turbio y sigue alegremente en su cargo.
Para enfrentar la crisis energética hace falta un cambio de fondo. Si no echamos a las multinacionales y recuperamos el 100% de nuestros recursos energéticos, la soberanía y el desarrollo del país van a ser imposibles.
Gustavo Giménez