La policía detiene a una joven por filmar la detención de un niño
En la tarde del domingo 26 de marzo, un grupo de la nueva policía de la ciudad detuvo a un niño de 13 años por un supuesto intento de robo de una motocicleta en Avenida Díaz Velez y Río de Janeiro, en el barrio porteño de Caballito.
En ese mismo momento, Micaela, una joven integrante de “la Garganta Poderosa” que se encontraba en el lugar, comenzó a filmar el hecho con su celular, mientras le exigía a los policías sus identificaciones, reclamando además que no podían esposar y detener a un menor de edad. Los policías no sólo no mostraron sus identificaciones, sino que además le pidieron el DNI a la joven. Ella se negó, reclamándoles que los oficiales se identifiquen primero.
Ante su negativa, los oficiales se llevaron detenido a ambos. Al menor lo liberaron a las 2 horas, pero la joven permaneció durante 8 horas detenida en la comisaria 11 por “resistencia a la autoridad”. Sólo se logró la liberación de Micaela pasada la medianoche del domingo, luego de una masiva movilización en la sede policial por parte de familiares, amigos y diversas organizaciones políticas y sociales, incluyendo la Madre de Plaza de Mayo, Norita Cortiñas, y militantes de la Juventud Socialista del MST.
Los abusos de autoridad y la violencia, particularmente contra la juventud, por parte de las fuerzas policiales son un flagelo cotidiano, que muchas veces termina con jóvenes muertos, víctimas del “gatillo fácil”. Desde el MST repudiamos el accionar de la policía de la ciudad, y exigimos que sean debidamente sancionados los oficiales responsables. Pero hacen falta cambios estructurales para frenar los abusos de la policía.
Lo que Micaela intentaba hacer “de oficio” tendría que ser ley. Tienen que haber mecanismos de control social sobre las fuerzas policiales. Además se tienen que depurar las fuerzas, separando y procesando a cada oficial involucrado en casos de gatillo fácil, abuso de autoridad, corrupción, o que haya operado durante la última dictadura cívico-militar. También hace falta democratizar las fuerzas de seguridad. Los comisarios deben ser votados por los vecinos y deben ser revocables por los mismos, y los oficiales subalternos deben tener el derecho a sindicaliarse y poder denunciar hechos de abuso sin la amenaza de represalias. Los abusos de la policía sólo se pueden evitar con este tipo de cambios profundos, que apuntan a desmantelar el actual aparato represivo del Estado, y reemplazarlo por una seguridad preventiva y democrática.
Juventud Socia