Alcira Argumedo: «Estoy dispuesta a jugar esta patriada»
Reportaje a Alcira Argumedo, candidata a Presidente por el Movimiento Proyecto Sur
Entrevistó: Guillermo Pacagnini
¿Por qué se frustró el acuerdo con el PS y en GEN y se presentó Proyecto Sur?
Creo que acá hubo un choque de culturas políticas, sobre todo con el PS y el GEN, que a diferencia de la Ciudad de Buenos Aires en donde de alguna manera primó nuestra forma de construcción o en Córdoba donde a nivel provincial también se pudo armar con cierto tiempo. Más allá de las tensiones obvias, creo que ellos tienen una cultura política que después de largo tiempo de haber negociado con el aparato partidario de la UCR, vinieron a hacer el planteo como si estuvieran negociando con el Coty Nosiglia o con Leopoldo Moreau. Fue grosera la forma de establecerlo. Hay que recordar que nosotros venimos de un largo tiempo formulando una propuesta unitaria y la posición de ellos era la de incorporarnos a la alianza con el radicalismo. Más allá del respeto a los votantes radicales y a ciertos cuadros del sector, se trata del aparato político del radicalismo, que es el que finalmente fija la política, que tiende hacia la derecha. Y que bajo sus distintas manifestaciones fue uno de los responsables del saqueo que tuvo continuidad en los treinta años posteriores a la dictadura militar, como continuidad de sus políticas económicas. Y que se confirmó con la alianza de Alfonsín con De Narváez y González Fraga.
Es decir, el PS y el GEN dijeron algo así como “se retiró la UCR del Frente Progresista”, vengan a sumarse Uds. a lo que ya hay…
Exactamente. Esto fue muy claro, fue una especie de “acá hay un predominio indiscutido”. Ellos, cuando vienen a hablar con nosotros, ya habían inscripto la alianza como “Partido Socialista-GEN”. Y nosotros teníamos que ir como ciudadanos de segunda, adhiriendo. Ya habían definido el nombre del Frente, los linea-mientos programáticos, las candidaturas a presidente y vice, las candidaturas en la Provincia de Buenos Aires, los primeros candidatos a diputados nacionales en la Provincia de Buenos Aires y en la Capital Federal. Una especie de rendición incondicional. Para nosotros, en ese marco, es imposible hacer una negociación. Igual, creo que lo más grave es el problema de los lineamientos programáticos.
No hubo ninguna instancia para discutir programa, pero también se trataba de dos propuestas diferentes…
Claro. Sobre todo después de algunas declaraciones de muchos de ellos, y sobre todo de Morandini y Binner. Pareciera ser que hubo una honestidad muy importante en la administración de Rosario y Santa Fe, pero nosotros proponemos un programa emancipador como respuesta a los problemas planteados por la situación internacional. Por ejemplo, con respecto a la auditoría de la deuda externa, contra la minería a cielo abierto, la necesidad de la recuperación de los recursos estratégicos, la reconstrucción del sistema ferroviario y las industrias de base con autonomía. Todos estos elementos que para nosotros son muchas de las claves, no estaban considerados en sus lineamientos programáticos. Pero finalmente, iba a ser muy difícil un acuerdo si no había un tiempo suficiente como para decantar esas diferencias.
El Frente Progresista entonces, no es una herramienta útil para enfrentar al bipartidismo de Cristina y Alfonsín…
Mirá, nosotros partimos de una muy mala experiencia de la época del Frente Grande, que nos hizo prender las antenas. Fuimos socios fundadores del Frente Grande y en determinado momento comenzó un corrimiento. Yo estaba en la mesa programática de ese Frente y dijeron por ejemplo que el programa de la CTA no podía ser adoptado porque se trataba de “llegar al gobierno y no al poder”. Ese corrimiento respecto de los lineamientos fundantes, terminó cinco años después en la Alianza con la convocatoria a Cavallo como Ministro de Economía.
Entonces sería una suerte de reedición emprolijada de lo que fue la Alianza de De la Rúa
Claro, es cuando uno dijo “esta película ya la vimos, ya la sufrimos, y ya le conocemos el final”. Entonces, no tenía sentido hacer una construcción que podía estallar en muy poco tiempo.
Vos vas a encabezar la fórmula de Proyecto Sur como candidata a presidente. ¿Cómo sentís el desafío?
Yo estoy muy dispuesta a jugar esta patriada. No es la primera vez que me juego una patriada. Me siento muy tranquila porque sé que estamos defendiendo los lineamientos que fueron nuestras banderas fundantes. Y cuando uno no baja las banderas, se siente muy bien, independientemente de los resultados. Esto no se termina en la elección. Nosotros nunca planteamos que Proyecto Sur era una propuesta electoralista. Es un proyecto estratégico donde la clave es tener el tiempo necesario para transmitir, o hacer una síntesis con los sectores más jóvenes, de lo que son trayectorias, valores, una determinada ética, una construcción política, y determinadas cuestiones de transformación, que se sintetizan con la creatividad, la fortaleza, y el entusiasmo de los sectores jóvenes.
Entonces, lo peor que podía pasar es que solamente en función de sacar más votos hubiéramos bajado las banderas, porque esto era un mal mensaje. Y a mí me parece percibir un mayor entusiasmo en los compañeros hoy pese a no haberse logrado una unidad mayor, que en estos días de incertidumbre donde no se sentían representados por el discurso de la alianza del Frente Amplio Progresista.
Vos llevás muchos años trabajando con Pino y podés sintetizar y expresar ese mensaje de construcción nacional de Proyecto Sur
Con Pino nos conocemos desde 1968, cuando ellos estaban haciendo “cine liberación” con “La Hora de los Hornos”. Nosotros estábamos en la Facultad de Filosofía y Letras haciendo las llamadas “Cátedras Nacionales”, que era la reivindicación del pensamiento popular y nacional argentino y latinoamericano. Estaban los sacerdotes del Tercer Mundo, donde estaba el padre Mujica, estaba el Movimiento Cultural de Teatro, con Juan Carlos Gené, Marilina Ross, entre otros.
Desde entonces venimos coincidiendo políticamente con Pino, tanto en el campo político como profesional. Yo colaboré en “Memorias del Saqueo”, “La dignidad de los Nadies”, “Argentina Latente”… hemos tenido siempre una coincidencia muy importante. Somos casi sobrevivientes. No sólo de la represión sobre nuestra generación, sino también de la masacre ideológica que se fue produciendo en nuestra generación.
Además de la disputa prioritaria por la Capital, ahora lanzamos la batalla nacional: ¿podés puntualizar algunas de las propuestas programáticas de Proyecto Sur?
Mirá, primero partimos de este diagnóstico de un cambio de época histórica que nosotros ya hemos formulado, con el cambio de las relaciones de poder a nivel internacional, con el impacto de las tecnologías de avanzada, con los desequilibrios del ecosistema. Los lineamientos forman parte justamente de las respuestas que nosotros pensamos que tiene que dar Argentina en América Latina, como parte de la integración de America Latina, si no, no hay viabilidad histórica. Algunas propuestas de macro economía y otras propuestas en el campo social.
Una propuesta es que a través del lanzamiento de estas industrias de base, como la reconstrucción de los ferrocarriles, de la industria naval, de la fabricación aeronáutica como áreas dinamizadoras, esto crea decenas de miles de puestos de trabajo legítimo y al mismo tiempo estamos trabajando en otras áreas, como por ejemplo, recuperar la creatividad de los sectores populares de las empresas recuperadas con la creación de empresas sociales que van a ser técnicamente apoyadas por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial, la Universidad Tecnológica Nacional, etc. La idea es que en estas empresas hay una etapa de calificación laboral fundamentalmente dedicada a jóvenes y a trabajadores mayores de 45 años, que son los que están en peores condiciones. Donde la idea es que reciban un salario mínimo, vital y móvil durante la calificación y durante el primer año hasta que las empresas empiecen a funcionar con este apoyo técnico integral, donde el conocimiento técnico académico se va a articular con los saberes sociales y culturales.
Porque acá lo que se demostró es que mientras el liberalismo decía que había que bajar los costos a través de la disminución del costo salarial, y por eso la desocupación, la pobreza, la precarización, no fueron efectos colaterales sino objetivos intrínsecos para disminuir los salarios. Lo que demostraron los compañeros de las empresas recuperadas es que eran viables porque anulaban el costo empresario. Y al mismo tiempo había una forma de organización de los procesos de trabajo que son mucho más avanzados que la forma de organización tradicional.
Proyecto Sur entonces postula un nuevo modelo de país y de este modo se planta como una alternativa real a esta nueva versión del bipartidismo kirchnerista-radical…
Exactamente. Donde la clave es un énfasis en la integración latinoamericana autónoma. Es decir, lo que hay que revertir es lo que están haciendo estos de una manera absolutamente irracional e irresponsable que es el tipo de relación con China, muy similar a lo que fue el S XIX con Inglaterra. Argentina de lo que le exporta a China, el 90% es materia prima, fundamentalmente soja. Y el 90 % de las importaciones son productos industrializados. Esto es una locura total; si nosotros no somos capaces de lanzar un proyecto de reindustrialización sobre las tecnologías de avanzada, nos vamos a quedar siendo productores de carretas y diligencias. Y vamos a repetir el famoso ciclo de que cuando haya una crisis en el tema de la especulación de los alimentos y las materias primas vamos a quedar colgados del pincel.
Un último mensaje a los trabajadores y a la juventud frente a la campaña que se viene.
Creo que hay una oportunidad única, y que verdaderamente logrando articular los saberes sociales y toda la sabiduría que han demostrado los sectores populares en momentos de crisis como fue el 2001, con una política que tenga en cuenta el interés nacional, y no definir la política en función de los negocios, es decir, una lucha contra la corrupción, la Argentina puede salir en 3 o 4 años. Revertir la pobreza y recuperar la habilidad de una parte importante de nuestra población que está muy golpeada. Y sobre todo, revertir la hegemonía cultural del neoliberalismo en estos últimos tiempos, porque no fue solamente una política económica.
En Proyecto Sur hay una fuerte propuesta de reforma moral e intelectual como diría Gramsci o Alem, porque esta sociedad está muy penetrada por una degradación moral muy fuerte, que lo estamos viendo en el caso de Schoklender y las Madres de Plaza de Mayo. Ese es el desafío que tenemos por delante.