El 1º de Octubre Cataluña vota por su independencia
El gobierno de la Generalitat Catalana ha lanzado para el próximo 1-O un referéndum para que el pueblo de esta nación oprimida por el Estado Español decida sobre su independencia. El pasado 22 de junio el parlamento español con el voto del PP, PSOE y Ciudadanos rechazó la realización del referéndum. Sin embargo los catalanes siguen firmes y el próximo 4 de julio se realizará un gran acto en el cual se ratificará y se organizará el plebiscito.
El régimen monárquico español atraviesa una grave crisis que se expresa en que hubo que realizar dos votaciones con muy poco tiempo entre una y otra, para que la derecha de Rajoy y del PP, pudiera formar gobierno, en esta segunda oportunidad gracias al apoyo del PSOE y Ciudadanos. Esto los llevó a tener durante un año un gobierno provisional ante la imposibilidad de poder armar una mayoría parlamentaria.
Parte de esta nueva situación se expresa en el surgimiento en estos años, de una nueva alternativa de izquierda que representa Podemos, como reflejo del movimiento de los indignados, y que pese a las limitaciones de su programa y dirección, expresa una alternativa para todos los que quieren enfrentar el régimen del pacto de la Moncloa, es el otro elemento que completa este cuadro político.
La lucha por la independencia catalana es quizás uno de los procesos políticos más dinámicos de España. Es que el “estado” español se ha formado sobre la opresión de varias nacionalidades como la catalana, la vasca, la gallega, andaluza, canaria. Hoy a distintos ritmos está desarrollándose una revuelta democrática que exige la restitución de los derechos nacionales arrebatados por el poder central.
Una breve reseña histórica
Cataluña es considerada por el gobierno español como una “provincia”. Este es el status que figura en la constitución monárquica española. Sin embargo el pueblo catalán tiene un alto grado de conciencia nacional. Por eso las “diadas”, que son masivas movilizaciones que exigen la independencia de Cataluña, se realizan el 11 de septiembre, rememorando la batalla (derrotada) que se realizó en esa fecha en 1714, cuando fueron derrotados por las tropas borbónicas, 300 años atrás.
El régimen franquista y el acuerdo para continuar con una monarquía constitucional posterior a su desaparición frenaron las luchas por la independencia. En el 2003 Zapatero, que necesitaba posicionarse electoralmente, ofrece a Cataluña un nuevo estatuto autonómico. Pero en junio del 2010 el Tribunal Constitucional del Estado Español resolvió a favor de un recurso presentado por el PP, por el cual se declararon inconstitucionales 14 artículos, reinterpretaron otros 27 y se señaló que el término “nación” que figuraba en el preámbulo no tenía validez jurídica.
La primera manifestación de un millón de personas se realiza el 9 de junio del 2010. Desde entonces la participación popular en el proceso independentista ha ido en ascenso. Un momento muy importante en esta pelea fue la enorme movilización, que convocada por la Asamblea Nacional Catalana bajo la consigna “Cataluña, nuevo estado de Europa”, congregó más de un millón y medio de personas el 11S del 2012.
Finalmente en el 9N del 2014, una consulta popular surgida luego de la prohibición del estado español para la realización de un referéndum por la independencia, otorgó en una tensa jornada en la que el gobierno español envió 5.000 policías para impedirla, un claro triunfo a la lucha independentista. Fueron a votar, pese a las presiones, 2.300.000 catalanes (un 35% del padrón) y el 81% lo hizo por el Sí a la Independencia.
En septiembre del 2015 en la elección del parlamento autonómico catalán, que fue colocada como “plebiscitaria” en relación a la independencia catalana, Juntos por el Sí, una coalición electoral integrada por partidos de la burguesía catalana, de la centroizquierda y de distintos sectores nacionalistas, obtuvo el 39,6% de los votos y la CUP, una formación anti capitalista pro independentista el 8,2 %. La suma de ambas formaciones, un 47,8 % les permitió con la mayoría parlamentaria formar gobierno y avanzar en el proceso independentista.
En estas elecciones tuvo una muy baja votación “Barcelona en común” la plataforma de izquierda que llevó a la alcaldesa de Podemos, Ada Colau al ejecutivo del municipio de Barcelona. Sus idas y vueltas en torno al proceso independentista, ya que no estaban de acuerdo con la realización de un referéndum unilateral sin la autorización del poder central español dañaron su importante ascenso.
A poco de asumir el nuevo gobierno autonómico hizo votar una declaración en la que insta a «declarar solemnemente el inicio del proceso de creación del estado catalán independiente en forma de república». La resolución fue aprobada con 72 votos a favor, de Juntos por el Sí y la CUP, y 63 votos en contra, del PP, Ciudadanos, PSC y de Si se Puede (Izquierda Unida, Podemos y Verdes).
El llamado al referéndum del 1º de octubre
El viernes 9 de junio, el actual presidente de la Generalitat, Carlos Puigdemont, anunció la realización del plebiscito para el 1º de octubre, cuya pregunta central será “¿Desea que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?». Declaración que será ratificada el próximo 4 de julio en un gran acto público.
Según el diario El País del 22/05/2017 existiría un borrador de “Ley de Transitoriedad Jurídica”, que declararía la Independencia y abriría un proceso constituyente, en el caso de que el gobierno español no permitiera el referéndum.
De hecho el 22 de Junio pasado el parlamento español rechazó una moción para que se aprobara el referéndum catalán presentada por el independentista PDeCAT. Por 250 votos en contra (PP, PSOE y Ciudadanos) contra 92 a favor (Unidos Podemos, ERC, PDeCAT, PNV, Compromís y Bildú). Pese a la derrota en la votación, es muy importante la definición de Podemos, que venía teniendo una actitud equivocada en torno a las luchas de los territorios por su independencia. También fue significativo el avance en los votos favorables, ya que en el anterior intento del 2014 apenas fueron 51 los diputados a favor.
Esto ha tenido una consecuencia directa en la actitud del ayuntamiento de Barcelona que se ha comprometido a poner toda su estructura para que se realice el referéndum en el caso (seguro) de que el gobierno central lo prohíba.
Se tensa la situación
A medida que se acerca la fecha del 1-O y que no se abre ninguna negociación entre los representantes de Cataluña y el gobierno central la situación tiende a tensarse, según muchos analistas hasta un punto en que será inevitable en un fuerte enfrentamiento político. Ya no se debate si se hará o no el plebiscito y la declaración de ruptura, sino si Rajoy y compañía tendrá la fuerza política para enviar tropas y detenerlo a la fuerza.
Frente a este panorama distintos sectores del imperialismo se muestran muy preocupados. Por ejemplo el New York Times; acaba de aconsejar en un editorial del 23 de Junio, a las autoridades españolas a no tensar aún más la cuerda y negociar con los referentes catalanes. Cataluña cuenta con casi 8 millones de habitantes y “aporta cerca de una quinta parte del producto interno bruto de España, sin embargo, la región recibe apenas el 9,5 por ciento del presupuesto nacional…” a cambio. Y señala que lo mejor que podía pasar es que se aprobará el plebiscito y ganara el No. Esto ya sucedió con el plebiscito de Escocia. El Financial Times también ha editorializado sobre “una confrontación inminente” por el referéndum.
Es que el apoyo del movimiento de masas catalán a la independencia es cada vez más grande. Y esto se refleja en que cada vez más sectores, que antes se mantenían al margen, se están plegando a la pelea. Ya mencionamos el cambio de actitud de Podemos y de la alcaldía de Barcelona. También todas las centrales obreras apoyan la realización del referéndum: la UGT, CCOO, la CGT, la Intersindical y el Sindicato de Periodista han conformado una Red de apoyo al plebiscito y han manifestado su voluntad de ir a una huelga general en caso de que Cataluña sea agredida. Y hasta 3 de los 4 alcaldes más importantes del PSC (la sucursal del PSOE en la región), contrariando las órdenes de los directivos nacionales de su partido, se han comprometido a colocar su infraestructura electoral a disposición para que el plebiscito se realice aunque sea prohibido por España.
Los debates sobre la lucha nacional y el anticapitalismo
Ha existido un fuerte debate en la izquierda española en torno a la lucha por la independencia de los territorios y la pelea anticapitalista. En una punta están los que apoyándose en la supuesta necesidad de la unidad de las luchas de las clases trabajadoras españolas, han terminado claudicando al gobierno central de Rajoy y compañía. Y en este lugar podemos citar desde las posiciones de abierto compromiso con el régimen monárquico como el PSOE, a las confusiones de un Podemos que apoyando los derechos nacionales venía claudicando de hecho al gobierno de Rajoy al no aceptar, hasta su último cambio de postura, la realización de un plebiscito y la independencia unilateral.
En la otra punta encontramos corrientes sectarias, que no admiten acuerdos parciales para la realización de tareas democráticas con partidos y corrientes que reflejan a la burguesía mediana o pequeña burguesía local y que tienen fuertes enfrentamientos con el poder central. Tras el diagnóstico, que podemos compartir, de que estos sectores son inconsecuentes en llevar la lucha hasta el final, reniegan toda táctica unitaria para la movilización independentista, refugiados en una supuesta postura “clasista”. Con lo cual terminan haciéndole el juego al gobierno de Rajoy.
El rebrote de las luchas nacionales en España es consecuencia como dijimos al principio de la crisis completa en la que está el régimen monárquico pos franquista, luego de que la crisis económica mundial golpeara de lleno a la península después del 2008. Es parte de la rebelión al brutal ajuste y se combina con una gran lucha democrática (la de la independencia) que es hermana de la lucha de todos los habitantes de España por derrotar a la monarquía y restaurar la República.
Este resurgir de las luchas nacionales tiene su epicentro en Cataluña pero se extiende como hemos mencionado a otros territorios importantes de España. Uno de los más calientes, la región vasca, está movilizándose fuertemente por la liberación de los presos políticos y Bildú, la Asamblea por la Independencia del país Vasco y ELA (el segundo sindicato de Euskadi) han hecho una alianza para organizar lo que ellos llaman “la vía catalana”, o sea el camino de una gran movilización de masas, para luchar por la independencia del país Vasco.
Si corrientes pequeños burguesas o burguesas juegan un rol de dirección en estas luchas democráticas no es solo por mérito propio, sino por la terrible traición de las conducciones obreras tradicional del PSOE y el PC español, que han respaldado al régimen monárquico, dejado a las regiones y a sus clases trabajadoras libradas a su suerte.
La lucha por una nueva dirección política y sindical para los trabajadores y el pueblo español no puede abstenerse de la lucha por la defensa de la cuestión nacional. Al contrario esta pelea independentista, al cuestionar los gobiernos que apoyan el brutal ajuste capitalista en curso y los regímenes políticos en que se asienta, tienen una dinámica objetiva anti capitalista. Por eso la pelea por la estratégica Federación de Repúblicas Socialistas de España, tiene a esta lucha por la independencia un jalón fundamental, del cual hay que participar sin ningún sectarismo, empujando con todo la movilización de los trabajadores y el pueblo, alentando en ese proceso la auto organización del movimiento de masas, y construyendo en la pelea una herramienta política que levante un programa de transición que combine la lucha nacional y democrática con las tareas anti capitalistas.
Gustavo Giménez