Perú votó por el cambio

Escribe: Gustavo Giménez

Triunfo electoral de Ollanta Humala en la segunda vuelta

Con una diferencia de alrededor de 500.000 votos Ollanta Humala se impuso a la derechista Keiko Fujimori (hija del ex-presidente preso Alberto Fujimori)

Humala, que perdió en Lima (y en la llamada costa rica), se impuso con una gran diferencia de votos que obtuvo en el interior del país (en la sierra y en la selva), en particular en las poblaciones más postergadas por el modelo económico neoliberal que aplicó Toledo y ahora ejecuta el presidente Alan García.

En Perú se pueden plantear varios interrogantes que deben ser respondidos. ¿Cómo puede ser que en un país que crece a tasas chinas (un 7% anual) desde hace diez años, el APRA del presidente Alan García, no haya podido presentar candidato a presidente y su antecesor, Toledo haya ocupado un triste cuarto lugar? ¿Por qué la hija de un dictador preso por corrupto y genocida puede llegar al ballotage? ¿Cómo un dirigente nacionalista radical como Ollanta – aunque en los últimos meses suavizó su discurso -, pudo derrotar las maniobras del establisment y llegar a presidente?

La primera respuesta debe encontrarse en la injusta distribución de la riqueza y el saqueo al que viene siendo sometido el país. En una economía que se encuentra entre las que más ha crecido proporcionalmente en el mundo, poco o nada se ha derramado hacia las mayorías populares.

Así, con una inversión externa directa que en el 2010 superó los 5000 millones de dólares (sin contar los contratos por inversión en minería e hidrocarburos que ascienden a 19 mil millones en el último quinquenio), los salarios han caído el 10% en los últimos diez años. Mientras los grandes grupos económicos crecieron un 30%, hay un 40% de pobres, existe un 60% de pobreza rural y un 16% es indigente. (Clarín 06/06/2011).

Importantes luchas han enfrentado a los gobiernos entreguistas

Esto ha desencadenado un profundo proceso de luchas “Hay más de 230 conflictos sociales activos o latentes en Perú, la mayoría en áreas rurales pobres que han quedado marginadas del enorme crecimiento económico… Más de la mitad de esos conflictos involucran a la comunidad indígena, tienen que ver con una protesta por una explotación minera y generan violencia” (Diario El País de España 07/06/2011).

Justamente una de estas luchas conocida como el Baguazo, en la que perecieron 23 policías y un número no determinado de aborígenes en el año 2009, logró hacer retroceder a Alan García obligándolo a derogar algunos artículos de la ley con la que se pretendía privatizar las tierras en la rica Amazonia Peruana. De hecho, parte de los 40000 millones de dólares que las empresas mineras extranjeras ya se han comprometido a desembolsar está en revisión.

Es por eso que los representantes de la centroderecha que ha gobernado durante estos años (Alan García, Toledo, Pedro Pablo Kuczynski o el ex alcalde Luis Castañeda) fueron barridos en la primera vuelta, originándose un fuerte polarización entre Ollanta y Keiko (que fue apoyada por la gran burguesía peruana y las multinacionales y en la que depositaban expectativas sectores de la población que añoran la época de la “plata dulce” de Fujimori).

El pueblo festeja, las empresas condicionan

El triunfo de Humala generó dos respuestas inmediatas: un gran entusiasmo en el pueblo que salió a festejar su victoria con la esperanza de que el nuevo presidente cumpla con sus promesas de campaña para atacar la pobreza y la desigualdad social; y por otro lado una brutal reacción del gran capital y las finanzas que produjeron uno de los mayores desplomes en la historia en la Bolsa de Lima (un12, 5%). Esto fue calificado por algunos analistas como un “golpe de estado económico”, destinado a presionar al presidente electo para que designe rápidamente un gabinete que sea funcional al modelo de saqueo y beneficios para las grandes empresas.

Pese a que los medios que responden a la derecha pretenden minimizar el triunfo de Ollanta dado el escaso margen por el que se impuso frente a Keiko Fujimori ( 51,3 a 48,6 %), lo cierto es que es un logro importantísimo haber vencido al aparato de la derecha y las finanzas peruanas que desató una campaña de miedo contra Ollanta.

Pese a ello, Ollanta se impuso al fujimorismo apoyado en los sectores más pobres de la población y también en este último tramo, en un sector importante de la clase media y la intelectualidad que no quieren volver al régimen fascista de los Fujimori. Las fuertes denuncias que sobre el fin de la campaña tomaron vuelo en torno a la esterilización forzada de doscientos mil mujeres pobres durante el régimen de su padre, no pudieron ser contestadas por Keiko.

La encrucijada de Ollanta

Es por eso que Humala en vez de necesitar un gobierno “de ancha base”, que es el eufemismo que utilizan los que le exigen que no dé pasos importantes para terminar con la dependencia y la pobreza estructural del Perú, lo que necesita es aprovechar el gran apoyo popular para tomar las medidas necesarias para romper con el modelo neoliberal. Esta es la encrucijada de Humala: o avanza y enfrenta los intereses de los grandes capitalistas o mantiene un país pobre y desigual.

Sea a cual sea su curso, de lo que estamos seguros es que el pueblo peruano no parará de luchar. El triunfo del líder nacionalista va a tonificar estas luchas, ya que sólo puede explicarse su ascenso porque hay una gran mayoría de la población que tomó la decisión de cambiar. En ese camino el pueblo peruano se llevó puestos a los viejos partidos tradicionales; algo que se está poniendo de moda en la Revolución Árabe contra los dictadores o en el Movimiento de los Indignados españoles contra los viejos partidos.

Desde el MST en Proyecto Sur saludamos estos vientos de cambio que sacuden al mundo y nuestra querida América Latina y nos comprometemos a seguir bregando por construir la herramienta de emancipación nacional y social que nuestros pueblos necesitan.