Cayó Kadafi: Victoria de la revolución libia

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Gustavo Giménez

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Con la conquista y el control de Trípoli los rebeldes combatientes han derrotado al régimen del asesino dictador Kadafi. Si bien aún no se ha rendido Sirte, la ciudad natal de Kadafi y queda algún foco menor de resistencia, todo indica que es imposible que la situación de vuelta atrás. El triunfo de la rebelión es un espaldarazo inmenso para la revolución árabe y un debilitamiento del imperialismo y los capitalistas de la región. La presencia de la OTAN es un peligro para el curso de la revolución libia, pero esto no justifica ni el apoyo al régimen dictatorial de Kadafi, ni minimiza la enorme victoria alcanzada por el pueblo levantado en armas.

Cuando renace la calma luego de la batalla por Trípoli y los chicos vuelven a jugar en las calles. Cuando aún constituyen un peligro las balas de festejo que lanzan al aire las milicias rebeldes, es necesario reestablecer el servicio de agua interrumpido en el medio de la contienda y empezar a responder a los problemas sanitarios urgentes. Mientras se desentierran centenares de cuerpos de las fosas comunes en que los kadafistas los enterraran y se da sepultura a los que se han acumulado en hospitales y lugares de combate (se estima en cerca de 60.000 los desaparecidos en el curso de esta guerra civil).

Mientras aún se combate en las puertas de la ciudad mimada por el régimen: Sirte. A donde se ha concentrado el último bastión de la resistencia kadafista que se niega a rendirse, pertrechada con un fuerte arsenal que incluiría misiles Scud y gas mostaza. Y no se conoce el paradero de Kadafi, aunque ya se sabe del refugio de su mujer y 3 hijos en la vecina Argelia.

Cuando todavía no se han cerrado las heridas del combate reciente, una importante polémica se desarrolla sobre el presente y futuro de la revolución libia. ¿Estamos ante un nuevo hito de la primavera árabe, después de la caída de Ben Ali y Mubarak?. ¿O la intervención militar de la OTAN y sus relaciones con el CNT (Comando Nacional de la Transición) que dirigió la rebelión, han convertido a los rebeldes en un mero instrumento del imperialismo? Así lo afirman equivocadamente algunos sectores de la izquierda.

El triunfo de los rebeldes va a dinamizar la primavera árabe

El levantamiento libio que nació en sintonía con la revolución tunecina y egipcia a principios de año, tiene sus mismas raíces: el enfrentamiento a un régimen político, que habiendo nacido de una justa lucha nacional, hacía ya muchos años que estaba totalmente entregado al imperialismo y asumiendo la forma de una brutal dictadura, que sumía en la miseria a gran parte de su pueblo mientras concentraba enormes riquezas, en el caso de Libia producto de la explotación petrolera, en una casta de capitalistas y burócratas adictos al régimen.

El inicio de la guerra civil en forma abierta con frentes de combate obliga al imperialismo a tener que sumarse al bando rebelde para poder influir políticamente sobre su dirección burguesa concentrada en el CNT y evitar que el triunfo del bando rebelde dañe los intereses de las petroleras yanquis, europeas, rusas, chinas o brasileras.

Esto decidió a la OTAN a ingresar en el conflicto, enfrentando a Kadafi, con el cual siempre buscó una salida negociada para evitar que sucediera lo que ahora esta pasando: Libia esta en manos de las milicias armadas que han destruido al ejercito de Kadafi, van a demoler sus instituciones y mecanismos de poder y no va ha ser nada fácil para un gobierno que surge de tremenda revolución, por más que cuente con el aval de Sarkozi o Cameron, controlar a un movimiento revolucionario que viene de semejante victoria.

De hecho el imperialismo y los capitalistas del petróleo se dividieron a la hora de actuar, Alemania junto con China, Brasil y Rusia se negaron a condenar al régimen de Kadafi en su momento, aunque ahora han corrido solícitos a tratar de negociar con el presidente de la CNT, el ex ministro de Justicia de Kadafi Mustafá Adbeljalil, en su reciente visita a Sarkozi, el primer mandatario francés.

Que el imperialismo no haya intervenido con tropas terrestres y se haya limitado a los bombardeos aéreos no se debe a la “inteligente” táctica de Obama y la OTAN, sino justamente de su debilidad luego de los golpes que están sufriendo en Irak o Afganistán. Y aunque los halcones del imperialismo hablan de la necesidad de utilizar cualquier excusa (problemas de gobernabilidad, debilidad del régimen triunfante) para meter un buen contingente de tropas terrestres, no es una cosa sencilla.

La revolución democrática triunfante de Libia seguramente va a dinamizar la lucha del pueblo egipcio, tunecino, sirio, marroquí, de Bahrein, entre otras naciones. A debilitar aún más al gendarme de la región, el estado enclave de Israel y fortalecer por consiguiente la lucha del pueblo palestino. Va a acelerar la caída de tiranos que como los Al Assad sirios pretenden sofocar la lucha por los derechos democráticos en un mar de sangre y represión. Va seguramente a dar un nuevo impulso a la lucha democrática del pueblo egipcio que hoy enfrenta a una junta militar que pretende escamotear las conquistas democráticas que el pueblo logró en las calles.

Cayó el dictador ¡fuera la OTAN y toda ingerencia imperialista!

La caída de Kadafi plantea un nuevo momento en la revolución libia. Un momento donde el pueblo movilizado y sus milicias en armas deberán evitar que les arrebaten de las manos su revolución que tanta sangre y mártires les ha costado. Tienen la debilidad de no contar con una dirección anticapitalista al frente, sino al CNT cuyos representantes centrales son personajes que rompieron con el viejo régimen, funcionarios ligados al imperialismo europeo y representantes de las distintas tribus y regiones del país, cuyo proyecto dominante es intentar reformular un nuevo régimen político que pueda contener la revolución en curso para poder renegociar los contratos con las multinacionales petroleras.

Una política para conquistar las libertades democráticas por las que el pueblo libio luchó en esta guerra civil debe basarse en lo opuesto, en el desarrollo de las organizaciones populares, el mantenimiento de las armas en manos de la población, en el rechazo a cualquier injerencia de la OTAN y la exigencia del retiro de sus fuerzas armadas imperiales de las costas del país. En la lucha por que la nueva organización y gobierno del país surja de una elección libre y soberana de sus habitantes, de una Asamblea Constituyente que ponga todos los recursos petroleros al servicio de combatir la pobreza, en beneficio del pueblo libio y no de las multinacionales imperialistas.