El futuro de la economía argentina en debate

Está claro y surge como un dato inocultable del resultado electoral del pasado 14 de agosto, que la bonanza económica alimentó el voto continuista o conservador “no-ideológico” que explica el apoyo al oficialismo encabezado por la presidenta Cristina Fernández. Frente a esto, el gobierno y sus voceros oficiosos hablan del  “blindaje” del país frente a la crisis mundial.

Desde nuestro punto de vista, sin negar la realidad de estabilidad económica relativa que actúa sobre el humor social y condiciona la opción electoral de la mayoría de la gente, estamos convencidos que el carácter dependiente y semicolonial de nuestro país y la dinámica de la coyuntura económica mundial, hacen que Argentina esté lejos del desacople que se pretende. Más bien tomada la “foto” actual existen una serie de elementos que grafican tensiones acumuladas en el orden económico que hacen prever sacudones con su derivada consecuencia en términos de deterioro social y político en la relación gobierno-movimiento de masas

A qué variables económicas nos referimos? Señalamos en primer término el horizonte recesivo de ciclo prolongado de la economía internacional con especial énfasis en EEUU y Europa. Este primer factor actúa en cadena sobre los principales abastecedores de esos mercados –China y los países asiáticos más de conjunto- cuya desaceleración terminará actuando sobre los precios internacionales de las materias primas –la soja incluida- y por esa vía, impactando en el principal flujo de ingreso de recursos del modelo K.

En el mismo sentido, un indicador del “estado de ánimo” del empresariado con intereses en Argentina es la fuga de capitales. Solo en el primer semestre de este año, ya emigraron del país casi 10 mil millones de dólares. Y un dato más: el propagandizado superávit fiscal del Tesoro Nacional es total y absolutamente “cosmético” ya que se sostiene en base a transferencias de dinero del Banco Central y la caja de ANSES.

El superávit comercial por su parte se achica, pese a las limitaciones en las importaciones, como fruto de la compra de energía –gas importado- y va a tender a incrementarse en la segunda mitad del año por el pago de vencimientos de la deuda externa (vencen los servicios del Boden 2012 y está pendiente la deuda con el Club de París por concepto de 9000 millones de dólares)

La inflación se suma como factor adicional de tensiones porque pese a los “dibujos” del INDEC intervenido, es un impuesto regresivo y de ajuste que actúa sobre el consumo.

Por ahora, la receta antiinflacionaria del gobierno es garantizar rentabilidad capitalista a las privatizadas con enormes subsidios -63 % más en lo que va del año, por un total de 32 mil millones de pesos adicionales- que supone una asignación enorme de recursos difícilmente sostenible si la desaceleración económica finalmente se produce

Por lo tanto, a los cantos de sirena que pronostican que el kirchnerismo es un “nuevo movimiento histórico”, con mucho tiempo por delante o que defienden el blindaje del modelo K frente a la crisis capitalista mundial, la realidad con sus ritmos coyunturales para el corto plazo, va ha terminar por golpear en la directa línea de flotación de una estructura dependiente y subordinada a la dinámica internacional; y una política de “derrame redistributivo” sostenida de forma casi exclusiva en la bonanza del monocultivo de soja

Frente a ese panorama, nuestra fuerza, el MST en el Movimiento Proyecto Sur, se afirma como salida para responder al escenario que se viene. El programa antiimperialista de las 5 grandes causas nacionales del Movimiento Proyecto Sur colocaron en el debate nacional cuestiones tan sentidas como la recuperación soberana de los recursos naturales, la reconstrucción del sistema ferroviario o la reindustrialización del país alrededor del control público de los resortes básicos de la economía. Hay una causa estratégica para los revolucionarios que es la lucha anticapitalista por una transformación radical del régimen político, social y económico crucial para responder a la realidad de un mundo cruzado por la más brutal crisis de los últimos cien años.

Nuestra orientación política para el período en curso tiene dos centros claros: por un lado, responder a los procesos de lucha electoral y de clases que cruzan la realidad de nuestro país y el continente. Por otro lado, una sostenida actividad de clarificación política para responder a los debates que circulan en la vanguardia trabajadora, estudiantil y popular.

Por todo lo dicho, frente a la nueva etapa histórica de crisis sistémica del capitalismo, los revolucionarios del MST defendemos la necesidad de construir herramientas políticas amplias donde lo central tiene que seguir siendo llegar a franjas cada vez más importantes del movimiento de masas en el camino de una salida emancipadora y profundamente transformadora.