La revolución árabe

Cuentan los periodistas que han visitado Bengazi, la ciudad del oriente Libio donde se hizo fuerte la rebelión y que Kadafi no pudo aplastar, que un clima de inmensa libertad se respira en la ciudad liberada. Allí en su plaza llamada Libertad se reúnen a la tarde una parte de los habitantes y combatientes para ver las noticias de la cadena Al Jazeera y discutir sobre los pasos a tomar en la revolución de su país y en la región. Después de largos años de violenta dictadura genocida, la libertad ha florecido en esta parte de la primavera árabe. Esa libertad conquistada a sangre y fuego es difícil que pueda ser arrebatada por direcciones políticas locales que pretendan colaborar o trabajar con las potencias imperialistas.

Como señala Marcelo Cantelmi “En verdad, las tropas occidentales entraron ahí no para apoderarse del petróleo libio, que Kadafi garantizaba con unción servil desde hacía muchísimos años a esas mismas potencias, sino para evitar una victoria evidente y con perfiles heroicos de la única rebelión armada en la región desde el estallido de Túnez, en enero último” “La mayor preocupación para las potencias occidentales ha sido evitar un efecto domino que levantara a las masas oprimidas de este espacio global…” que dañara el control imperialista sobre el petróleo del Norte de África y el Medio Oriente. (Clarín 22/08/2011).

Cuando aún no se ha detenido el fuego de la metralla dentro de Libia, y hace apenas unas horas que en Trípoli se terminaron con los focos de francotiradores, los periódicos imperialistas ensayan argumentos para justificar una posible intervención terrestre del imperialismo: “prima la anarquía de las milicias”, “no pueden restablecer el agua y los servicios sanitarios”, “no van a poder gobernar”, “los kadafistas van a aprovechar la debilidad del próximo gobierno para seguir reorganizarse y asesinar utilizando métodos de guerrilla”, son algunos de los comentarios nada desinteresados que vierten hoy los escribas imperiales.

Lo cierto es que hay un pueblo heroico que terminó con una dictadura de 40 años y no dudó en levantarse en armas para conseguirlo. Eso aterra al imperialismo. Como lo aterra los estudiantes chilenos que luchan contra un régimen heredero del pinoche-tismo, como lo aterran los jóvenes ingleses que protagonizaron la Batalla de Londres o los indignados de España y Europa.

¡Viva la revolución libia!

¡Viva la revolución del pueblo árabe!