2 de abril a 31 años de la Guerra de Malvinas

Los ex combatientes faltaron a la cita con Cristina

El pasado 2 de abril la presidenta Cristina Kirchner encabezó un Acto en Puerto Madryn en homenaje a los ex combatientes… sin ex combatientes. Más allá de las razones por las que estos faltaron, su ausencia fue todo un símbolo de que, también en este terreno, es cada vez menos creíble el doble discurso del gobierno.

Cuando hablaba Cristina ya debía estar informada de la tragedia de la inundación en Capital, que como lo mostraban todos los medios a esa hora de la mañana ya contaba con varios muertos reconocidos, sin embargo no hizo una sola mención a la misma y en ese momento compartió el autismo con el Jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri.

El muerto se asusta del degollado

En su discurso la presidenta acusó al ministro pirata David Cameron de usar el tema Malvinas para tapar el desastre económico que vive Europa y el nuevo ajuste que tiene pensado implementar Londres. Lo mismo decían los diarios británicos en ocasión del reciente viaje del canciller Timermman a Inglaterra para intentar, sin éxito, entrevistarse con su par inglés William Hage. En esa oportunidad los medios locales dijeron que el canciller argentino no tenía ninguna estrategia de confrontación para recuperar las Malvinas y que su accionar era puro ruido para ocultar la grave crisis que atraviesa la Argentina.
Y no es para menos… Cristina luego de enumerar en su discurso sus logros diplomáticos, se encargó de aclarar que la respuesta argentina al grave belicismo británico que envía buques de guerra a las Islas, es mandar un buque científico… Es difícil que los piratas se intimiden con esta “tremenda” amenaza.

Detrás del teatro la cruda verdad

Lo cierto es que nuestro país tiene un arma importante para hacer retroceder a los piratas y continuar nuestra pelea por recuperar nuestra soberanía en las Islas Malvinas, los bienes e inversiones de las grandes empresas británicas en la Argentina.
En su viaje frustrado Timermman, obligado por el desplante pirata, tuvo que amenazar con sancionar a las empresas petroleras y sus socias que extraen petróleo en el Mar Argentino que rodea las Islas, cumpliendo así con la ley que presentó Pino Solanas y fue sancionada por unanimidad en su momento.
Pasaron largas semanas de aquella promesa y no paso nada. Al contrario, el 30 de marzo pasado partió del puerto de Bahía Blanca, el buque metanero British Merchant propiedad de la empresa británica British Petroleum. En uno de tantos viajes que ha realizado al país para traer gas licuado a las plantas regasificadoras. Siendo este uno de los variados negocios que las empresas británicas y sus socias sostienen en nuestro país, a la par que se roban la riqueza petrolera e ictícola de nuestros mares, y envenenan nuestras aguas con la megaminería contaminante en la que tienen grandes inversiones. Si no tocamos esos intereses, sino sancionamos y expropiamos a los capitales ingleses… es difícil que los piratas nos tomen en serio.
Al contrario de lo que dice Cristina de que el imperio británico va a tener que sentarse a negociar, lo que sucede realmente es que cada día avanzan más sobre nuestros mares soberanos. Lo hacen empujados por su sed de ganancias y cuando la crisis los lleva a acentuar aún más la rapiña imperialista. Lo mismo que los fondos buitres amparados por los tribunales norteamericanos. Ante los dos la actitud del gobierno es la misma, primero protesta contra el avance imperialista… pero luego cede y a los buitres propone pagarles…Por eso cada vez le cree menos gente.
Para parar a los piratas hay que apoyarse en la movilización de nuestros pueblos contra el imperialismo y pegarle donde les duele a los piratas, en las superganancias que se llevan de nuestro suelo, con la complicidad del gobierno. A la vez hay que denunciar los acuerdos de Madrid firmados por el canciller “de las relaciones carnales” Guido Di Tella aún vigentes y romper los pactos políticos que nos atan al imperialismo.
Luchar por esto es nuestro mejor homenaje a los caídos en Malvinas.

Gustavo Giménez

El PST y Malvinas

Caída la Dictadura, primero con Alfonsín y los radicales, luego con Menem y el PJ, se desarrolló una política para intentar “desmalvinizar” al país. Con la llegada de los Kirchner cambió un poco el discurso, ya que estos dicen defender la soberanía y acusan a los gobiernos anteriores de claudicar, pero en esencia manejan los mismos argumentos de fondo: que la guerra fue una locura de militares trasnochados que intentaban tapar la crisis de su régimen genocida, que nunca se puede pensar en recuperar por vía militar las Islas, y que la única opción es la diplomacia a largo plazo, para justificar así su completa inacción en el mejor de los casos, cuando no la complicidad más abierta con los negocios de las empresas piratas.
Contra esa interpretación, los socialistas revolucionarios, que militábamos en el PST (Partido Socialista de los Trabajadores), interpretamos que la Guerra de Malvinas fue una gran gesta de nuestro pueblo que, pese a la traición de los militares, la tomo como una lucha por nuestros derechos soberanos y dió todo lo que pudo por ganarla y recuperar nuestra soberanía. Como lo desnudó el informe Rattenbach los militares hicieron todo lo posible por perderla, creyendo en un principio que por sus serviles servicios al imperio yanqui, estos iban a parar la respuesta inglesa y cuando esto no ocurrió cometiendo todo tipo de errores y traiciones abiertas para que se perdiera, cuando había, si se adoptaba una política correcta, todas las posibilidades de ganarla.
El discurso “pacifista” de Cristina y la oposición de derecha intentan sembrar miedo e impotencia ante la prepotencia imperial, para justificar las políticas de sumisión que los distintos gobiernos vienen sosteniendo en nuestro país.