Declaración del MST Nueva Izquierda después del paro nacional del 10

Tres tareas de los trabajadores y la izquierda

  • Reclamar la continuidad con un paro activo de 36hs
  • Poner en pie un nuevo modelo sindical democrático
  • Convocar el 1° de mayo un acto unitario de la izquierda y los luchadores y construir un nuevo proyecto político con toda la izquierda 

El paro nacional del 10 fue una gigantesca demostración de fuerza del movimiento obrero que viene enfrentando al gobierno y su plan de ajuste. Significó un golpe para el gobierno, las patronales y la burocracia oficialista que se unieron para tratar de evitarlo y fracasaron. Junto a éste, el otro fenómeno que emergió con fuerza durante esa jornada fue el protagonismo de la izquierda que junto a luchadores obreros y movimientos sociales, puso en pie decenas de acciones y piquetes que fortalecieron el paro y superaron el carácter pasivo con el que fue convocado.

El paro fue evidentemente masivo y contundente, calles y avenidas sin circulación, estaciones vacías, comercios que no abrieron. Las fábricas, hospitales, escuelas y oficinas paralizaron sus actividades. Pararon los trabajadores estatales y privados, de servicios y de la industria. La absoluta mayoría de los trabajadores decidió no ir a su trabajo y una gran parte de sectores medios también acompañó a su manera la medida. Estav realidad coloca una primera conclusión: fue el paro más grande de la era K, incluso superior al del 20 de noviembre de 2012.

Nada puede tapar esta realidad tangible, que es consecuencias del malestar de millones por el ajuste del gobierno nacional y de los gobernadores. Por los salarios bajos y la inflación que golpean a diario, por las jubilaciones de miseria, el trabajo en negro y el injusto impuesto al salario que golpea a una parte de trabajadores. Eran muchas las justas razones para parar y se hicieron sentir en todo el país.

Frente a esto, todavía hoy el gobierno nacional intenta demostrar lo indemostrable: que el paro fue débil. Su impotencia para hacerlo es evidente, argumentos ficticios y endebles, confusión y desmoralización de parte de su propia tropa. Sucede que el gobierno es el principal golpeado por el paro. Intentó por todos los medios evitar que la medida fuera fuerte y no lo logró, por eso sale derrotado y debilitado después del 10/4. Y lo mismo los sectores sindicales que todavía lo acompañan, quienes estuvieron semanas llamando a no parar mientras las bases de sus propios gremios sí lo hicieron. Ha quedado en evidencia la fragilidad de las posiciones del gobierno en el mundo sindical y sobre todo, la ruptura en la base de millones de trabajadores con el gobierno.

El paro abrió también otros debates. Uno muy importante es sobre los convocantes de las CGT: Moyano y Barrionuevo y el proyecto que representan. Muchos trabajadores que apoyaron el paro, debatieron semanas previas sobre qué hacer, porque no comparten ni el modelo sindical ni las posiciones políticas de estos sectores. Creemos que esta sana desconfianza y rechazo es justificado y correcto. Los trabajadores ya están hartos de esta vieja dirigencia que hace décadas que está atornillada a los sillones. Que se han enriquecido con los aportes sindicales, el dinero de las obras sociales y otros negociados que los transformaron en dirigentes ricos mientras las bases están empobrecidas. El modelo que ellos representan nada tiene que ver con las necesidades de los trabajadores. Son parte de la vieja burocracia sindical, y en esto no se diferencian de los dirigentes oficialistas. En sus gremios expresan el pensamiento único, la persecución a los que se oponen, las negociaciones a puertas cerradas, las medidas inconsultas, los mandatos interminables. Y en sus posiciones políticas siempre terminan apoyando variantes del viejo pejotismo de derecha que les permite seguir con su modelo burocrático. Porque en lugar de defender los intereses de los trabajadores, actúan como agentes de los patrones y son garantes del viejo régimen capitalista, amparados en la ley 23.551 que necesitamos anular. El paro fue masivo pese a estas conducciones que atrasaron durante meses la convocatoria, sosteniendo la gobernabilidad y lanzando el paro tarde, cuando estaba terminando la emblemática huelga docente bonaerense y se comenzaban a cerrar importantes paritarias testigo.

Junto con el golpe al gobierno y la bronca obrera y popular de millones expresada en el paro, el otro actor político y social fundamental de la jornada de paro fue la izquierda en su conjunto. Frente a la equivocada decisión de las centrales convocantes de no darle un carácter activo al paro, quedó en manos de la izquierda sindical y política garantizar que miles de trabajadores en todo el país se expresaran en la calle durante el día. Desde tempranas horas de la madrugada, en todas las provincias del país, el conurbano, los accesos a la Capital y en sitios claves de ésta, se iban concentrando contingentes de partidos de izquierda, activistas obreros, agrupaciones combativas y movimientos sociales. Con más de 50 acciones callejeras y piquetes se ayudó a garantizar el paro y en muchas ciudades del país además se hicieron marchas hacia los centros del poder político. Los piquetes y el protagonismo de la izquierda preocuparon más a los de arriba que intentaron denostarlos o minimizarlos, como así también los propios dirigentes convocantes que pretendieron torcer una realidad histórica: las huelgas generales con piquetes y acciones son parte indisoluble de la tradición del movimiento obrero. Lo que sí es absolutamenbte extraño a la historia de las huelgas obreras, son los paros pasivos o “domingueros”, un invento absoluto de la burocracia sindical para desmovilizar y controlar a la clase trabajadora.

Todos los analistas, de diversa extracción ideológica, hoy reconocen que la izquierda fue uno de los principales protagonistas de la jornada. Y eso es el reflejo del avance de la izquierda combativa en la base de los gremios, donde seguimos avanzando en ganar nuevas secciones, juntas internas o cuerpo de delegados. Este es un proceso dinámico y en ascenso que el paro vino a ratificar y sacar aún más a la luz.

Entre el formato de paro inconsulto y pasivo que le dieron ambas CGTs y el peso de la izquierda haciéndolo activo, la CTA tenía el desafío, en el marco de la unidad de acción, de haber convocado a realizar acciones durante el paro para fortalecer el mismo. Para ello era necesario postularse a fondo desplegando la unidad de acción no solamente con Moyano y Barrionuevo, sino coordinando con el conjunto de la izquierda política y social el paro activo y la difusión del programa. Al no hacerlo perdió la oportunidad de ser un protagonista central de la jornada, lamentablemente coincidiendo incluso con los que se opusieron a las acciones de la izquierda. Por eso en el Congreso del 4 y 5 de abril, el centro no fue organizar el paro activo sino desalentarlo en función del acuerdo con Moyano, lo cual es muy equivocado. Estos errores llevan a la CTA, que integran muchos trabajadores de nuestra corriente, a alejarse de la estrategia de ser una “central de masas” para lo cual es menester estar a tono con el profundo giro que se está produciendo en las filas del movimiento obrero y popular, que busca un cambio por izquierda, rechaza las viejas prácticas y apunta a una renovación profunda en la política y los métodos.

Por todas estas cosas, ya pasado el paro creemos que hay tres tareas claves que desde la izquierda tenemos que asumir e impulsar:

1°) La continuidad con un paro activo de 36 hs. No hay ningún síntoma del gobierno en el sentido de dar respuesta a los reclamos. Más aún, ahora quieren avanzar con el FMI y ello significará más ajuste. Por eso es indispensable que al paro se le de continuidad. La Corriente Sindical del MST propone que en todos los gremios se convoquen asambleas, plenarios de delegados y reuniones de activistas para discutir y resolver como seguir. Y que en esas instancias se vote reclamarle a las centrales que convoquen a un paro de 36hs con movilización como parte de un plan de lucha progresivo hasta derrotar el ajuste.

2°) La lucha contra el viejo modelo sindical burocrático. Hace falta más que nunca fortalecer la pelea por un nuevo modelo sindical, democrático y combativo, independiente de todos los gobiernos y las patronales. Hay que seguir ganando nuevos sectores gremiales desde la izquierda y enfrentar el modelo de los Caló, Yasky, Barrionuevo o Moyano. Que más allá de si son oficialistas u opositores representan un modelo burocrático, con dirigentes que son secretarios generales hace 20 o 30 años, que no trabajan hace décadas y amasan fortunas con la plata de sus afiliados. Que no consultan nada y no permiten la disidencia. Como parte de esta pelea, hay que luchar por la anulación de la ley 23.551 de asociaciones sindicales, que insttiucionaliza el viejo modelo. Debate que es importante profundizar también en la CTA como lo venimos haciendo desde nuestra corriente.

3°) Construir un proyecto unitario desde la izquierda. Y en lo inmediato un gran acto unitario de los luchadores y la izquierda el 1° de mayo . El paro demostró el fracaso del kirchnerismo como proyecto y profundizó su debilidad. Y tampoco fue capitalizado por la oposición patronal de Massa, Macri o UNEN, ya que todos salieron a diferenciarse y criticar la medida. Todos son parte del régimen y ajustan también en sus propios ámbitos de gobierno. Y como se postulan para gobernar ya anticipan que no quieren paros ni movilizaciones. Por eso solamente las distintas fuerzas de izquierda apoyamos el paro y fuimos parte de la jornada. Por eso en programas televisivos posteriores a los principales referentes de la izquierda nos preguntaban si teníamos plan de gobierno.

La izquierda es la única que tiene un programa de gobierno y puede ser opción de poder a condición de lograr la unidad. Es evidente que se viene fortaleciendo la izquierda pero todavía hay mucha dispersión y no se ha logrado que actuemos unidos en el terreno político. Y sin avanzar en esto, por más que juguemos un gran papel en las luchas, no vamos a ser opción real de gobierno en nuestro país.

En este sentido,hay que poner por delante el programa de fondo, anticapitalista, que nos une y saber convivir con las diferencias que son reales y seguirán existiendo. Pero que no pueden impedir un proyecto común. Privilegiar los puntos de acuerdo para construir un gran frente o movimiento político unitario de toda la izquierda política y social, que contenga todas las expresiones y culturas de izquierda y populares que quieran ser parte de una construcción común. Como parte de esto proponemos que el próximo 1º de Mayo hagamos en Buenos Aires y en todo el país actos unitarios de toda la izquierda y los luchadores para levantar un programa común y exigir un plan de lucha. Y de cara a la unidad más a largo plazo que hace falta, también es necesario que esta tenga su expresión de unidad en la próxima lucha electoral. Para eso, reafirmamos nuestra propuesta de que nos presentemos juntos a las primarias, que ahí la participación de millones ordene las listas y todos nos comprometamos a respetar esos resultados e ir juntos a las elecciones generales. Asumamos este desafío y abramos a fondo este debate.

13/04/14