Sobre Patria Grande: El Vaticano, defensor del sistema capitalista y patriarcal

La semana pasada se realizó el Encuentro de Movimiento Populares. Fue en el Vaticano, organizado y dirigido por éste. Detrás de discursos contra la “tiranía del dinero”, fue un evento encuadrado en la línea de la cúpula de la Iglesia, que es cómplice de las castas políticas e instituciones que sostienen el sistema capitalista y patriarcal, depredador, irracional y responsable de este mundo tan injusto. Es el capitalismo la fábrica de pobreza, desigualdad social y destrucción ambiental. Aunque a veces cambie de vocero y de discurso según las circunstancias, a lo largo de sus más de dos mil años de historia la Iglesia Católica mantiene su permanente defensa de dicho sistema.

Si bien el discurso papal suele mencionar la pobreza y la injusticia, es más bien un intento de reubicarse frente a la crisis del capitalismo para atemperar y canalizar el descontento social. Pero lo cierto es que hay complicidad de la Iglesia con el sistema imperante. Jamás plantea derrotarlo ni terminar con la explotación sino, a lo sumo, darle “un rostro humano”. Es que el Vaticano y cada Curia nacional reciben subsidios millonarios de los Estados y las corporaciones. Esa base económica es el pago que el poder capitalista global le hace a la Iglesia por contribuir, con su política de “paz” y “diálogo social”, a la gobernabilidad y la continuidad del sistema. Por eso días atrás la Iglesia intervino para que la burocracia de la CGT levantara el paro nacional que había anunciado. Y por eso el gobierno incluyó a la Iglesia en su Mesa del Diálogo Social.

Más allá de las intenciones de tal o cual movimiento popular, si termina enmarcado bajo los dictados del Vaticano y su política no podrá jugar ningún papel progresivo y ni siquiera opositor consecuente a los gobiernos de derecha. Tan es así que los propios organizadores y representantes argentinos en el Encuentro reiteraron públicamente que el mismo no era contra el gobierno macrista… De hecho, en nuestro país el rol de la Iglesia es evitar que el conflicto social desborde las calles y garantizarle así un fin de año de tranquilidad al PRO. Alinearse con esta política es objetivamente jugar un rol funcional al gobierno neoliberal de Macri.

La complicidad con el Vaticano abandona a las mujeres 

Para las organizaciones populares y de izquierda, la necesidad de ganar la calle contra todo plan de ajuste y de tener una política independiente y opuesta a los dictados regresivos del Vaticano es un principio elemental. Lamentablemente, Patria Grande lo ha perdido al apoyar y participar activamente de este evento desmovilizador a través de su principal referente. En vez de impulsar una confluencia amplia y a la izquierda, PG decidió moverse hacia el centro, a tal punto que encuentra en el Vaticano su lugar de confluencia política y social. Un despropósito para cualquier proyecto que se diga popular, antiimperialista y de izquierda.

Lógicamente, semejante ubicación trae consecuencias. La primera fue semanas atrás en el 31º Encuentro Nacional de Mujeres de Rosario, donde Patria Grande y el PCR/CCC -que también compartió el evento en el Vaticano- decidieron burocráticamente contra la opinión mayoritaria evitar traer toda la fuerza de las mujeres al centro del poder -Capital- y citar al 32º ENM en Chaco. Es un gran favor a la política de la Iglesia, justo cuando hace falta avanzar en el derecho al aborto, arrancarle al gobierno más presupuesto contra la violencia de género, exigir la separación de la Iglesia del Estado y el fin de todos los subsidios a ese culto y de toda injerencia clerical en la educación sexual y general de nuestras/os hijos. Cuanto más avanza el movimiento de mujeres, más lo alejan Patria Grande y la CCC de Macri y la Catedral.

Por eso hoy son bien recibidos por el Papa, enemigo declarado de la perspectiva de género y defensor del sistema patriarcal. Tras el evento, en una declaración conjunta, Patria Grande, el Movimiento Evita, Seamos Libres y Ciudad Futura dicen estar “consustanciados con las reflexiones y conclusiones de estas jornadas”. Es un desprecio a la lucha mundial del movimiento de mujeres, siempre ninguneadas y atacadas en sus principales reclamos por la Iglesia. Ni en la declaración del Encuentro ni en la declaración de esas cuatro organizaciones hay una sola palabra acerca de la lucha creciente de las mujeres y sus legítimas demandas.

A los compañeros de Patria Grande los invitamos sinceramente a replantearse todo ese equivocado rumbo que no conduce a ningún proyecto emancipador. No es siguiendo modas del momento ni discursos superficiales como se construye un proyecto de fondo, sino teniendo una estrategia clara en oposición a toda institución retrógrada, incluida la Iglesia, en vez de lavarle la cara. En particular, a las compañeras que participan de la agrupación Mala Junta y que honestamente quieren pelear por sus derechos y por cambios sociales de fondo, las invitamos a reflexionar críticamente sobre todo esto y a ser parte de la lucha por todos los derechos de las mujeres desde otro proyecto, que sea consecuente en la pelea antipatriarcal y anticapitalista, que no tienen cabida bajo la sotana del Papa y la Iglesia.

¿Lucha social consecuente o adaptación a lo viejo?

Lo mismo vale para los movimientos sociales y políticos, ya que frente al macrismo hay una línea divisoria: o se está por la política clerical de negociar y concertar, haciéndole el trabajo al macrismo mediante relevamientos sociales en los barrios, o se está por redoblar la movilización en las calles para derrotar al macrismo y lograr más conquistas sociales, como venimos haciendo una serie de movimientos -entre ellos nuestro MST Teresa Vive-, que este martes 8 volvemos a realizar una nueva acción para exigir soluciones urgentes frente al crecimiento de la pobreza.

En esa línea divisoria, Patria Grande, la CTEP, Barrios de Pie y la CCC han quedado del lado equivocado. Hacen de salvaguarda del gobierno macrista impulsando la política pro-capitalista de la Iglesia, decorada con algunas marchas de vez en cuando y sentados a la mesa de la burocracia de la CGT.

En el plano político esta ubicación equivocada tiene sus expresiones. Patria Grande recorre elecciones universitarias impulsando listas con el FPV, incluyendo apoyo a funcionarios universitarios del ajuste y contra listas de izquierda. Mientras en la política general quiere simular un frente ciudadano porteño, alentando a la vez acuerdos con parte de la vieja política afín al kirchnerismo en retroceso. La agrupación que se hizo conocida presentándose como “la izquierda independiente” se muestra hoy dependiente de la Iglesia y de una parte de la corporación política que nos gobernó años atrás. En vez de independizarse de los viejos aparatos, más bien es independiente de la izquierda.

Por su lado, las otras organizaciones socias del Vaticano también confirman lo dañino de esos acuerdos. Barrios de Pie/Libres del Sur manifiesta públicamente su acercamiento a Massa y sería bueno saber qué opina Vicky Donda, que defiende los derechos de género, de esta nueva alianza de su partido con el Vaticano, ideoólogo de la opresión a la mujer. A su vez la CTEP/Movimiento Evita insiste en trabajar dentro del viejo y decadente PJ y el PCR/CCC navega entre fracasos con sus aliados de Unidad Popular, responsables directos del desastre de ATE conducido por la lógica del viejo modelo sindical. Como puede verse, nada positivo saldrá de la política pro-clerical de esos sectores. Esto confirma que no “vale todo” a cambio de conseguir algunos votos. Que hay política de fondo y principios que no pueden dejarse de lado por cálculos electoralistas.

Hagamos algo nuevo desde la izquierda

Desde el MST-Nueva Izquierda venimos insistiendo en la necesidad de revitalizar a la izquierda y al movimiento popular, animándonos a construir algo nuevo desde la izquierda. Es la propuesta que le venimos haciendo a diversas organizaciones políticas, sociales y referentes, y que solo puede construirse teniendo total independencia de todas las castas políticas, del poder empresarial-corporativo y del clero, sobre todo si esa alternativa pretende tener a la lucha de las mujeres como un eje central e ineludible y si procuramos construirla siendo protagonistas de las luchas sociales sin claudicaciones ni treguas al gobierno. Si aún no lo hemos logrado es por el sectarismo de algunos y el oportunismo de otros, como lo es la sumisión a los dictados del Vaticano. Esas equivocadas políticas tenemos que superar en unidad.

A todas las compañeras y compañeros que así lo consideren, los invitamos a seguir este camino en unidad en la diversidad. Es un aporte a la pelea por construir una alternativa política amplia y de izquierda que se juegue en serio a transformar el país, hacia un rumbo realmente antiimperialista, anticapitalista, antipatriarcal y socialista.

Pablo Vasco

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