Ganancias: revés del gobierno, ley a medio camino

El gobierno macrista acaba de sufrir una clara derrota política en Diputados, ya que pese a todas sus negociaciones previas no logró imponer su proyecto de ley sobre Ganancias. El oficialismo del PRO-Cambiemos pretendía subir apenas un 15% el mínimo no imponible, mucho menos que la inflación real, con lo cual más de dos millones de trabajadores seguirían pagando injustamente Ganancias.

En cambio, se le dio media sanción a una ley consensuada por casi todos los bloques de oposición (FPV, PJ, Frente Renovador, FAP, Movimiento Evita y Proyecto Sur), que eleva dicho piso no imponible casi un 50%. De este modo, un trabajador soltero pagaría a partir de los $ 27.700 y uno casado y con dos hijos a partir de los $ 36.300 de sueldo neto. Los jubilados sólo pagarían desde $ 60.000 brutos y se duplica el tope de facturación de los monotributistas.

Además, la ley aprobada en Diputados incluye algunos cambios impositivos: repone el 5% de retenciones a la minería, crea un impuesto al juego (máquinas tragamonedas y apuestas online) y grava la renta financiera (plazos fijos mayores a $ 1.500.000 y ganancias de Lebac), el reparto de dividendos o su giro al exterior y el dólar futuro.

Por su parte, en la votación el FIT se abstuvo. Su proyecto proponía correctamente eliminar el impuesto al salario, pero no incluía ni una sola medida fiscal de carácter progresivo.

Medio camino no es solución

Más allá de estos puntos parcialmente progresivos, en relación a Ganancias la ley aprobada se queda a mitad de camino y por eso no constituye una verdadera solución. Además de no modificar las alícuotas vigentes y porcentajes a tributar entre las distintas categorías, que siguen inmóviles desde hace diez años, si el Senado aprueba definitivamente esta nueva ley seguirá pagando Ganancias más de un millón de trabajadores, o sea un 10% del total.

Es evidente que a los bloques de la oposición autores del proyecto los movió más un interés electoralista, para no seguir pegados políticamente al gobierno de Mauricio Macri, que la voluntad de terminar de una vez y para siempre con el nefasto impuesto al salario.

El FPV-PJ gobernó 12 años y nunca quiso elevar el piso según la inflación ni tocar las alícuotas. A su vez Massa prometió la eliminación, luego consensuó durante un año con Cambiemos y ahora se reacomoda en forma oportunista. No hay que olvidar que todos esos bloques, junto al FAP, le aprobaron a Macri su Presupuesto nacional 2017 de ajuste.

Anulación y reforma fiscal de fondo

La ley con media sanción ahora va al Senado. Como Ganancias es un impuesto coparticipable entre Nación y provincias, Macri presiona a los gobernadores -aliados de las mineras- para que ordenen a sus senadores no votar la ley o hacerle cambios para que vuelva a Diputados. Si no lo logra, le queda la impopular carta del veto parcial o total. Pero el costo político de seguir cobrándole Ganancias al salario, cuando en campaña electoral prometía eliminarlo, Macri sin duda lo va a seguir pagando.

En el tema impuestos, resta ir a fondo en los dos sentidos. En relación con Ganancias, hay que eliminar todo impuesto al salario (salvo los de gerentes o directores de empresa) y a la jubilación. El salario no es ganancia: ganancias obtienen los capitalistas y habría que ampliar la escala de alícuotas para que paguen más quienes más ganen.

En cuanto al resto del régimen fiscal, para terminar con la inequidad hay que anular el IVA a la canasta familiar para toda la población, restituir las retenciones a los grupos sojeros y agroexportadores, y poner fuertes impuestos especiales a las corporaciones. Y para gravar toda la renta financiera hay que nacionalizar la banca y el comercio exterior. Si no, los capitalistas evaden de múltiples formas: cuentas off shore, operaciones de exportaciones-importaciones fraudulentas o compra de dólares en vez de poner plazos fijos.

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