Renunció el viceministro Pérez Baliño: Crisis y ajuste sanitario

El radical Néstor Pérez Baliño es el séptimo funcionario del ministerio de salud de Macri que hace las valijas. Un dato duro que va más allá de cualquier “restructuración” anunciada. En el área de salud se conjugan dos variables persistentes del gobierno de Cambiemos: ajuste y crisis política, Un cóctel explosivo que se lleva puesta la salud pública.

De crisis en crisis

Que el ministerio de salud sufra semejante drenaje de recurso dirigencial podría traducir inoperancia. Por cierto es un ingrediente muy presente en este gobierno. Y parece que se amplifica en el área de salud, ya que en la provincia de Bs As la ministra Zulma Ortiz gastó más espacio en los medios desmintiendo su renuncia que en anuncios de gestión y de su ministerio también salieron eyectados cuatro funcionarios de primera línea y hasta se desarticularon áreas enteras.

Pero esa crisis política, siendo parte de un desgaste más general del macrismo luego de su primer año en el gobierno, traduce la inestabilidad de un ministerio que pretende ajustar la salud e implementar un programa arancelario y privatizador del Banco Mundial (CUS), pero que ante los primeros intentos, ha encontrado fuerte resistencia en primer lugar de los trabajadores de la salud en lucha, pero también de sectores académicos y del mundo sanitario.

Con la tijera en la mano

El ministro Lemus, que está en la cuerda floja, goza de un frondoso prontuario como ajustador cuando fue funcionario del área en la CABA. Pero el dilecto amigo de Macri, está fuertemente cuestionado por sus intentos de recortar aún más los recursos de un ministerio en debacle desde hace décadas. Que lejos de centralizar un servicio nacional de salud, administra la miseria de un sistema desfinanciado y fragmentado. Limitándose a gerenciar planes focales del Banco Mundial que emparchan algunas situaciones críticas (diabetes, cáncer, sida, etc.) a cambio de aumentar la deuda externa. Y a mantener intervenido el Hospital Posadas con el 80% de su personal precarizado, el único hospital bajo su órbita. De esta y otras tropelías, son co-responsables Gollán y otros funcionarios de los anteriores gobiernos que jamás revirtieron este estado de cosas, aunque ahora de manera oportunista salgan a criticar.

La gestión de Lemus, vino a poner en liquidación a la salud, agravando el cuadro. Para preparar el terreno hacia el plan más estratégico de implementar la “CUS”, una vieja nueva receta del Banco Mundial para privatizar la salud.

Además de recortar, una vez más, el presupuesto de salud, la hoja de ruta de Lemus incluyó:

a) recortes a los míseros planes focales y desmantelamiento de algunos programas parciales. Por ejemplo hubo un recorte masivo en el Programa de Salud Sexual Reproductiva generando falta de dispositivos (desaparecieron hasta los preservativos) y medicamentos en la atención primaria de todo el país. También desmanteló el programa de salud mental comunitaria, generando no sólo un perjuicio para la gente sino despidos de trabajadores que, por cierto, estaban en condiciones precarias.

b) Otro de los rubros recortados tiene que ver con insumos y medicamentos. Llueven las críticas por las trabas en las licitaciones y los problemas generados al depender de las importaciones. Pero la realidad también muestra recortes y subejecuciones. Con faltantes graves en insumos para enfrentar el dengue y diversos medicamentos que son girados a las provincias. Y últimamente el escándalo sucedido con los medicamentos para tratar la tuberculosis, una enfermedad que vuelve a crecer de la mano de la pobreza.

c) Por supuesto que el mantenimiento de la situación crítica del Hospital posadas y los institutos de contralor, la precarización brutal y los más de 1500 despidos, son las otras perlas de la gestión de Lemus-Macri.

Más voces que cuestionan

Tres sociedades científicas como las de Pediatría, Medicina Respiratoria e Infectología enviaron a Lemus sendas notas de protesta por la falta de antituberculosos. Se destaca el enérgico reclamo a través de una carta abierta, realizado por el neumonólogo González Montaner, jefe de sala del Hospital Muñiz, denunciando la falta absoluta de medicamentos para los diez mil tuberculosos que hay en el país, que está provocando en los pacientes resistencias, recaídas y muertes. Lemus declaró a los medios que, a partir de ahora, “un laboratorio nacional va a garantizar el stock”. Hay que ser caradura cuando hay capacidad instalada ociosa en el país para la producción pública de medicamentos, sueros y vacunas y hasta algunas herramientas legales progresivas y ello se niega absolutamente para mantener los multimillonarios negocios de los laboratorios privados.

La luchas libradas por los trabajadores de la salud, han aportado al desgaste de este ministerio ajustador para impedirle avanzar más. Innumerables conflictos -que en oportunidades confluyeron en medidas nacionales-, se gestaron en la mayoría de las provincias reclamando por los presupuestos provinciales y el nacional, por un sistema único, por la producción pública de medicamentos y las condiciones salariales y laborales del equipo de salud, por parte de los sindicatos que, como la CICOP, se enrolan en la FeSProSa.

Los reclamos se centran el parar el ajuste, aumentar los presupuestos y poner en pie un sistema único nacional de salud financiado desde rentas generales y controlado por trabajadores y usuarios que asegure la gratuidad de la atención.

Rechazar la CUS

Las demandas incluyen un fuerte rechazo a al CUS (cobertura universal de salud), máscara que tras un nombre que suena amigable, encubre la punta de lanza del nuevo plan de arancelamiento y privatización del Bando Mundial. El renunciante Pérez Baliño, va a ser premiado permaneciendo como asesor de este engendro. Que se presenta como una novedad y no es otra cosa que una vieja receta bancomundialista reciclada.

Por ahora está en fase exploratoria. Endulzando los bolsillos de los jerarcas cegetistas, pretendiendo montar un indigno carnet electrónico de pobreza e insistiendo en recortar y desprestigiar el sistema público, para que luego vengan los salvadores con la sabia mano del mercado. Le será difícil lograr el apoyo de un pueblo trabajador que ya hizo la experiencia en los noventa y, junto con los trabajadores del equipo de salud, rechazaron la privatización y defendieron el sistema público.

Defender el sistema público y pelear por promover un cambio de fondo, es parte de la pelea por un modelo alternativo al capitalista en crisis que nos está hundiendo en la pobreza y la exclusión.

Guillermo Pacagnini, Secretario General de CICOP