Contrastes entre ricos y pobres: La verdadera brecha de Macri
Macri busca polarizar con el kirchnerismo para amortiguar el rechazo social a sus medidas y habla de la brecha. Pero la verdadera brecha que se abre cada vez más es entre las corporaciones y el pueblo trabajador.
La crisis económica tiene claras causas. Tras 15 meses de gobierno, la crisis «heredada» se profundizó. Producto de ello aumentó el conflicto social, pero también las dudas y grietas en el frente burgués que antes lo apoyaba en forma monolítica. El gobierno trató siempre de dar mensajes optimistas, que quedaron como frases vacías. Así fue con el segundo semestre, la lluvia de inversiones y los brotes verdes. Así será ahora con la «carta de optimismo» que le mandó el ministro Dujovne a Mauricio en estos días y que plantea que hay signos de recuperación económica y que entraríamos lentamente en una etapa de crecimiento sostenido para los próximos 10 años… No compartimos para nada este entusiasmo gubernamental.
Macri empeoró la «herencia»
Es real que Cambiemos heredó del kirchnerismo una situación económica crítica, con cepo al dólar, default, trabas a las importaciones-exportaciones, alta inflación, caída de reservas, déficit fiscal creciente y un endeudamiento cada vez mayor, subsidios crecientes a las empresas para compensar las tarifas e importación de energía, más una situación internacional (sobre todo regional, con Brasil a la cabeza), que eran incompatibles con el «normal» funcionamiento capitalista y presagiaban una explosión a corto plazo. Por eso Macri tuvo el apoyo de la burguesía, la «oposición» política y la burocracia sindical, para ver si podía aplicar un plan capitalista «más serio», según ellos. Pero para el pueblo la situación empeoró, justamente porque las medidas para salir de la crisis están destinadas a salvar a las corporaciones.
1. Salida del cepo y del default. Lo primero que hicieron fue liberar el dólar y pagarle a los fondos buitres. Así los grandes pulpos pudieron comprar y operar en dólares y obtener créditos en dólares en el mercado mundial al salir del default de la deuda. El gobierno lo anota como un punto a favor, pero las consecuencias inmediatas fueron peores.
2. Endeudamiento y sometimiento a los organismos internacionales. Distinto de Cristina, que se endeudaba internamente con el BCRA y gastaba de las reservas, emitiendo bonos y billetes, Macri volvió al clásico recurso del endeudamiento externo. En 2016 los pagos por intereses de la deuda externa aumentaron un 56% y en este primer trimestre de 2017 el 81%, muy por encima de la inflación, lo que pagaremos todos nosotros como viene pasando desde 1976.
3. Baja y eliminación de retenciones. En igual sentido que las medidas anteriores, al campo y a las megamineras les eliminó las retenciones o se las bajó en el caso de la soja. En concreto, significó un incremento del 50% del valor del dólar que recibió este sector y, a nivel general, una transferencia 4 puntos del PBI hacia los sectores económicos más concentrados.
4. Ajuste, despidos, tarifazos. En la dirección opuesta, el plan económico fue directamente a aplicar el ajuste sobre el pueblo trabajador. Así, para bajar el gasto público, lo primero que hicieron fue aplicar un brutal tarifazo, para eliminar los subsidios, que pretendía llegar al 1.000% en algunos casos. Pero se amortiguó por la reacción popular. Igualmente el tarifazo rondó el 300-400% y continúa. Por la misma razón arremetieron contra los estatales con más de cien mil despidos.
5. Recesión e inflación. Las paritarias a la baja y una inflación disparada producto de los tarifazos, el traslado a los precios y la especulación empresarial, tuvieron la lógica consecuencia de la caída brutal del consumo con casi el 8% y en algunas ramas como la construcción el parate fue del 20%. Otro tanto sucedió con la industria automotriz, potenciada por la crisis brasileña. Esto profundizó la recesión que ya venía del período K. Su correlato fueron los despidos y suspensiones en el sector privado, con miles de despidos en las ramas metalúrgica, comercio y automotriz.
Pese al ajuste que sufrimos, el déficit fiscal sigue creciendo, los industriales se quejan del dólar bajo y la recesión internacional hace prever que Macri tratará de ajustar más y más. Por eso descartamos de plano todo mensaje optimista como el que de nuevo quiere vendernos este gobierno.
Creció la brecha: el «logro» de Macri
Con los ricos cada vez más ricos por las concesiones del plan, con una inflación del 40% y paritarias cercanas al 25%, la recesión acentuada con sus despidos y suspensiones, los tarifazos de servicios y transporte; no es ninguna rareza que tras 15 meses de aplicación de este plan de ajuste brutal la brecha entre pobres y ricos haya aumentado, con más de un millón de nuevos pobres y cientos de miles que caen en la exclusión y la miseria.
Según el último dato del INDEC, un 30.3% de la población está bajo la línea de pobreza. Hay 8.3 millones de pobres y 1.7 millón de indigentes.
Miles y miles de trabajadores en blanco perdieron del 5 al 8% de poder adquisitivo de su salario, cifra que se duplica en el caso de los que trabajan en negro, que si sumamos a los cuentapropistas llegan al 50% de la fuerza laboral. Esto lo reconocen desde la iglesia hasta las consultoras amigas del gobierno. La contracara es la escandalosa lista de la revista norteamericana Forbes, donde aparecen los argentinos más ricos con Roca y los Bulgheroni a la cabeza -con más de 4 o 5 mil millones de dólares- hasta el más «pobre», que supera los mil millones de dólares de fortuna personal.
Ajustar a los de arriba
Todos los analistas económicos, más o menos alineados con la burguesía, tienen que reconocer esto que hemos puntualizado. Sin embargo, todos tratan de meternos que no hay otra salida, que hay que aguantar el ajuste ahora para estar mejor en el futuro, incluso muchos lo critican por no profundizar más aún el ajuste sobre las masas.
Desde el MST somos categóricos y decimos que sí hay otra salida: Ajustar a las grandes corporaciones y sus dueños, empezando por los 8 más ricos de la revista Forbes y el padre de Macri. Todos beneficiados desde hace más de 20 años y más aún en los últimos meses. Tenemos que cambiar la estructura tributaria del país, eliminando el IVA a los productos de consumo masivo y el impuesto al salario y cobrando impuestos crecientes a las grandes fortunas y ganancias, evitando la especulación y el acaparamiento de los grandes pulpos, poniendo altas retenciones a los grandes oligarcas del campo y a sus tierras por las que pagan chauchas de impuestos, nacionalizando bajo control público la banca y el comercio exterior, frente a la usura y la fuga de capitales escandalosas en nuestro país. Y por supuesto dejando de pagar la deuda externa, hoy incrementada por el gobierno de Cambiemos.
Con todo este dinero sobraría para establecer salarios, jubilaciones y planes sociales que cubran la canasta familiar y se actualicen por la inflación, implementar un plan de obras públicas y viviendas que daría trabajo a millones. Se podría también duplicar los presupuestos de salud y educación, no sólo para mejorar el salario de los docentes y personal de la salud sino también para renovar la infraestructura de hospitales y escuelas.
Gerardo Uceda