La coyuntura: El país después del paro

Parazo. Macri terminó el mes de marzo muy golpeado. Fueron las movilizaciones masivas, la lucha docente, el paro de mujeres y la marcha del 24 algunas de las acciones que lo dejaron mal parado. Como corolario, el jueves 6 de abril hubo un parazo nacional. Una amplia mayoría decidió no ir a trabajar, expresando su rechazo al ajuste. El fantasma de De la Rúa sobrevoló el país. Como conclusión general, queda claro que hay fuerza de sobra en la clase trabajadora y que ésta batalla contra el gobierno recién está en sus comienzos.
Arrancado y activo. El paro tuvo un doble mérito. El primero, es haber sido arrancado a la CGT, que no lo quería. El segundo, es que no fue dominguero como quería la burocracia. Se transformó en activo, con cortes y acciones motorizadas por el sindicalismo combativo y la izquierda. Hay otro elemento que no se puede dejar de lado: hubo un punto de inflexión en el accionar del gobierno en torno a las manifestaciones.

Envalentonado. Se concretaron las amenazas de aplicar el protocolo. Fueron desalojados los cortes de Panamericana y 197 y hubo represión al corte de Callao y Corrientes. En ambos casos hubo heridos y detenidos. Algo similar sucedió en el Acceso Oeste. Y luego de 82 días de lucha obrera, la Gendarmería y la Policía retomaron el control de la planta de AGR-Clarín. Hay un endurecimiento de la política hacia los justos reclamos de los trabajadores y el pueblo, que según dicen, van a perfeccionar y profundizar.

Bestias que les pegan a los maestros. Los docentes se estaban manifestando en el Congreso. Ni calles cortaban. Aún así fueron reprimidos. Como expresó nuestro compañero Alejandro Bodart: “Según Macri querer poner una carpa en Congreso es ‘violar las normas’ y según su ministro Bullrich reprimir ‘es parte de educar’. Es un relato oficial gorila y de tinte fascistoide, que habilita el atropello violento de las libertades democráticas y los derechos constitucionales. Es preciso unirse para resistirlo en las calles y también a nivel político como lo estamos haciendo desde Izquierda al Frente.” Con una torpeza brutal, lo que hacen es echar leña al fuego ya que los docentes volvieron a llamar al paro. Analicemos las causas y los objetivos de este accionar macrista.

El 1A les dio aire. En las manifestaciones de apoyo al gobierno se vio a lo más rancio de la derecha, a los sectores conservadores y acomodados de la sociedad. Más allá del verso del espontaneísmo estaban el PRO, la UCR y los justicialistas macristas, camuflados de ciudadanos comunes con carteles y banderas, llegando en micros alquilados. El Macri gorila se expresó sin filtro, fustigando las acciones populares organizadas y… los choripanes. Las acciones estuvieron muy lejos de las contundentes y masivas manifestaciones de marzo. Sin embargo, aunque no tuvieron las dimensiones que le atribuyeron los funcionarios y los medios, tampoco fueron un fracaso. El poder recibió una bocanada de aire. A la par cuenta con un tubo de oxígeno que lo salva todo el tiempo.

Descomprimen. El factor fundamental que permite la contraofensiva macrista no está en su propia fortaleza sino en el rol de los dirigentes traidores que lo sostienen. La CGT no quería el paro. Cuando no lo pudo evitar se jugó a que sea pasivo y sin continuidad. La Celeste de varios gremios del Suteba maniobra para terminar la lucha docente sin que las bases la pasen por arriba. El gran objetivo de todos los burócratas es lograr una bisagra a partir de la cual el escenario central ya no lo ocupen las luchas sino las elecciones. Como correa de trasmisión de la burguesía, pretenden canalizar la bronca popular hacia las urnas.

Polarización y grieta. Es un hecho que hay un intercambio de golpes entre los de arriba y los de abajo, entre el gobierno y el pueblo trabajador. Aumentó la tensión y se nota tanto en las manifestaciones como en los cruces y debates individuales que se dan en todos los ámbitos: los que defienden al presidente por un lado, y los que estamos en contra, por el otro. Se está formando una grieta más profunda que la fomentada por los K. Cambiemos intentará trasladar esa polarización a las elecciones, centrando en los K, que hacen lo propio siendo funcionales a los intereses de Mauricio.

Un ojo en la calle, otro en las urnas. Macri pretende demostrar una fortaleza que no tiene, respondiendo al pedido de los empresarios y de los sectores de derecha para “limpiar las calles” y “garantizar condiciones de explotación sin líos.” Luego de haber perdido una gran parte del voto castigo a los K que lo llevó al poder, Macri toma medidas represivas para intentar amedrentar a los que luchan, consolidar al núcleo duro de su base social y soldar las pinchaduras por las que se filtra su caudal electoral.

Aquí se respira lucha. La pobreza, la desocupación, los precios altos y los sueldos bajos, no dan margen alguno para treguas. Es necesario darle continuidad a la lucha con un paro nacional de 36 horas, con cortes y movilizaciones. Tenemos que apoyar a los docentes y los reclamos de todos los trabajadores y el pueblo. Y la continuidad de las marchas de las mujeres por Ni Una Menos. En la Argentina, el pueblo trabajador no se rinde sin pelea.

Por un modelo alternativo. A la par hay que incorporar con mucha fuerza la disputa a los partidos patronales. Los K hundieron al país, se robaron todo y gobernaron para ricos y empresarios. Cambiemos está profundizando ese mismo modelo capitalista. Postulamos a nuestros compañeros Alejandro Bodart, Vilma Ripoll, Manuela Castañeira y otros que conocés en todo el país. Ellos corporizan las propuestas de Izquierda al Frente, la unidad lograda entre el MST y el Nuevo MAS, para luchar contra el ajuste y la explotación capitalista. Contra los privilegios de los funcionarios, por los derechos sociales y democráticos elementales que necesitan las grandes mayorías, por un gobierno de los trabajadores y el pueblo en una Argentina Socialista. Es necesario construir algo nuevo, alejado del sectarismo destructivo del FIT. Danos una mano. Sumate a esta propuesta de izquierda y al MST.