Sectarismo, oportunismo y negación de la realidad. Rechazamos la impugnación del FIT a la presentación de Izquierda al Frente

En las últimas horas, los apoderados del FIT presentaron impugnaciones contra la presentación de Izquierda al Frente por el Socialismo, frente que integramos el MST-Nueva Izquierda y el Nuevo Mas. Al margen de lo  ridículo de intentar apelar a un recurso jurídico para dirimir diferencias políticas, estas impugnaciones esconden una actitud profundamente antidemocrática y proscriptiva y un salto en la adaptación de este espacio a las “normas” del régimen. No se puede tapar el sol con la mano y pretender desconocer que, en la izquierda, hay dos frentes.

Argumentación jurídica en función de una maniobra política

El FIT pretende objetar el nombre de nuestra alianza con una suerte de galimatías jurídico: dicen que usamos las dos mismas palabras del FIT, pero invirtiendo el orden y eso sería ex profeso para confundir al electorado. Ridículo por donde se lo considere. Las palabras “izquierda” y “frente” son universales, genéricas, al igual que “socialismo” y tantas otras que integran o han integrado las denominaciones de diversos partidos. Pero además, como lo venimos expresando en nuestra campaña, el sentido del nombre de nuestra alianza es impulsar un nuevo proyecto superador del FIT, que impulse a la izquierda para pasar al frente, para disputar en serio a las variantes de la vieja política, algo que no se propone el FIT con su proyecto testimonial y sectario. Como se ve son dos modelos, dos nombres distintos para dos modelos diferentes de construcción desde la izquierda. La realidad es que detrás de esta maniobra se esconde la intención de intentar monopolizar esas palabras y ocultar que en realidad existen dos frentes de izquierda.

Otro de los argumentos desarrollados por el FIT en su impugnación tiene que ver con la similitud en programas y consignas que estaríamos desarrollando desde nuestro frente. Es perfectamente lógico que compartamos muchos puntos programáticos y muchas consignas (entre otras cosas es por ello que insistimos hasta el cansancio con la posibilidad de coincidir en un mismo frente, propuesta rechazada permanentemente por el FIT) ambas expresiones nos consideramos representantes de la clase obrera, provenimos de tradiciones políticas similares, incluso en el marco de la izquierda todos nos revindicamos trostkystas. No se trata de “copiar” a nadie las consignas y el programa, simplemente se trata de rasgos comunes que compartimos. Las 6hs de trabajo, el aumento salarial, la pelea por los derechos de las mujeres, los trabajadores y la juventud lejos están de ser una idea original del FIT se inscriben en la tradición de lucha de nuestra clase y tampoco puede el FIT pretender que la justicia se las asigne por decreto, muy a su pesar.

Sin ir más lejos y solo para graficar este debate, las 6 horas obtenidas por los trabajadores del SUBTE de Buenos Aires fueron conseguidas por la lucha de los trabajadores y plasmadas en una ley cuya autoría corresponde a nuestra compañera Vilma Ripoll, de la misma forma que el proyecto para que los funcionarios cobren como una maestra, sin embargo no se nos ocurriría presentar una impugnación a la justicia a otras fuerzas de izquierda por difundir esas propuestas.

Por otro lado, decir que nuestro nombre “confunde”, es subestimar absolutamente a los votantes que tienen todo el derecho a decidir entre dos proyectos diferentes de izquierda. No puede haber proscripción alguna a ningún nombre que evite el derecho democrático a elegir por parte de los trabajadores, las mujeres y la juventud.

Una impugnación para ocultar una realidad innegable

Las presentaciones judiciales del FIT, llegan casualmente después de que Izquierda al Frente por el Socialismo realizara una mejor elección que el FIT, en los primeros comicios del año en La Rioja, nuestro debut electoral. Allí se demostró que existen dos espacios diferentes en la izquierda. Ninguna impugnación judicial puede ocultar esta situación.  Sin embargo el FIT, en lugar de reflexionar sobre su responsabilidad en la división de la izquierda, quiere evitar el debate político y la posibilidad de disputar esta perspectiva de cara a los trabajadores, la juventud y las mujeres, apelando a mecanismos leguleyos para abonar sus tesis sectarias.

Pero la realidad es muy diferente. El FIT, teniendo la posibilidad de construir un espacio frentista de la izquierda mucho más amplio, eligió refugiarse en las restricciones de la nueva ley electoral, apostando a que otras fuerzas no pasemos el filtro de las PASO y priorizando obtener algunos cargos para repartir entre pocos en lugar de poner en pie una alternativa superadora.

Lamentablemente para el FIT esa política es de patas cortas y el surgimiento de la Izquierda al Frente por el Socialismo demuestra que no existe un solo “frente de izquierda” sino que existimos dos. La elección de La Rioja demostró con claridad ese punto y además, demostró que no existen “dueños” de los votos de la izquierda, sino que hay importantes franjas que están haciendo la experiencia y pueden apostar a otro espacio si se demuestra una vocación unitaria real, un programa con salidas de fondo y candidatos/as que reflejen a fondo ambos aspectos y sean una garantía de impulsar su concreción.   No hay impugnación, reclamo, ni subterfugio judicial que pueda hacer el FIT para ocultarlo.

Dos proyectos, los verdaderos motivos de diferencia

Lo que realmente nos separa con lxs compañerxs del FIT es una diferencia de proyectos políticos. Se han venido negando sistemáticamente a concretar un frente de mayor unidad, como lo impulsamos desde el MST, donde las diferencias puedan debatirse fraternal y democráticamente y se ponga el acento en la construcción de un proyecto en común, que se transforme en un polo de referencia para que se sumen nuevos sectores. Su cerrazón sectaria y su autoproclamación permanente, por su negativa a confluir, por su obstinada actividad fraccional para con la izquierda, ha llevado a que no se supere la fragmentación de la izquierda. Justamente Izquierda al Frente se ha puesto en pie para avanzar en superar esa dispersión y es un paso adelante en ese sentido.

Hoy hay dos frentes en el escenario político de la izquierda. El FIT, que había despertado expectativas cuando se formó hace seis años, al no haber estado al servicio de una unidad mayor, ha quedado preso del internismo y la parálisis. Incluso despertando dudas sobre su continuidad, ya que durante los últimos meses protagonizaron una pelea feroz donde se cruzaron todo tipo de amenazas políticas y acusaciones, con el único objetivo de acomodarse en una lista.

Las elecciones guían las principales definiciones de este espacio, que no ha podido acordar ni una declaración común frente a los principales hechos de la lucha de clases en el país, ni un encuentro sindical, incluso casi ni listas estudiantiles. Sin embargo cuando se trata de los votos, nadie se anima a salir de la cooperativa electoral.  El “respeto a la construcción de seis años” y otros argumentos por el estilo, utilizados para impugnar a nuestro espacio, contrastan con las propias actitudes rupturistas que son cotidianas entre ellos.

Izquierda al Frente se postula para cambiar esta lógica. Para que la juventud, las mujeres y los trabajadores tengan bancas al servicio de sus luchas, pero también para avanzar en una construcción que vaya más allá de las elecciones. Para impulsar los procesos de renovación sindical hacia una nueva dirección clasista, para disputar en los barrios, las escuelas, las universidades, para constituir una fuerte alternativa política anticapitalista, ecosocialista y feminista, con vocación de poder, que le dispute de igual a igual a los viejos partidos. Para ir por más unidad de toda la izquierda.

Por ello rechazamos estas impugnaciones y llamamos a los jóvenes, las mujeres y los trabajadores a acompañar nuestro proyecto y nuestras propuestas.

Martín Carcione – Guillermo Pacagnini