Derechos de género vulnerados en la infancia. Cada tres horas, una niña es madre

En la Argentina, cada tres horas una nena de entre 10 y 14 años tiene un bebé. Son datos duros que configuran un verdadero desastre social. Las mujeres debemos redoblar la lucha por nuestros derechos.

Según el estudio de UNICEF “Embarazo y Maternidad en Adolescentes y Menores de 15 años. Hallazgos y desafíos para las políticas públicas”, el 3,6% de los nacimientos corresponden a madres menores de 14 años. Así se vuelve a confirmar la situación de indefensión y marginalidad en la que el Estado deja a las niñas, las jóvenes y sus familias.
Al indagar en las causas, resurgen los problemas sociales no resueltos por los sucesivos gobiernos y hoy agravados por la gestión de Macri. Desde el incumplimiento de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) hasta la negación del derecho al aborto, esta cruda realidad expresa la opresión hacia las mujeres y la imposición de una maternidad no deseada.

Educación sexual para decidir

Del estudio citado surge que muchos de los embarazos de niñas y adolescentes se deben a abusos sexuales en el seno o el entorno familiar, que a menudo no se denuncian por prejuicios de los adultos y/o por falta de conocimiento y de acceso a los sistemas educativo, de salud pública y judicial.
Una herramienta insustituible para ayudar a prevenir y evitar los abusos, violaciones y posibles embarazos es la educación sexual, desde temprana edad y adecuada a cada nivel educativo. La Ley 26.150 Programa Nacional de Educación Sexual Integral se aprobó en 2006 y daba un plazo de cuatro años para su aplicación efectiva. Vencido dicho plazo, la ley no se aplica en muchas escuelas religiosas y privadas, tampoco en forma efectiva en las escuelas públicas, carece de presupuesto suficiente, no se da capacitación docente continua y se dictan muy pocos talleres a los estudiantes.
El déficit es aun peor en aquellas provincias con fuerte injerencia de la Iglesia Católica. En Salta, Catamarca y Tucumán incluso se enseña religión en las escuelas públicas (ver nota abajo). El colmo de esa violencia oscurantista lo protagonizó un cura de Malargüe, Mendoza, quien en el acto del 9 de Julio vociferó: “Todos los secundarios de nuestras escuelas estuvieron allí, poniéndole a un pene de madera un preservativo. ¿Eso es educación sexual? Eso es una ofensa a Dios. Y tenemos que levantarnos en armas para defender a nuestras familias”.

Anticonceptivos para no abortar

Otro dato destacado del estudio es el desigual acceso de las niñas y jóvenes al sistema público de salud. Según las especialistas, la falta de servicios de salud accesibles provoca que haya niñas y jóvenes que quedan embarazadas sin desearlo y a veces sin siquiera ser concientes de lo que implica. Por eso seguimos exigiendo la gratuidad y universalidad de los métodos anticonceptivos, adecuados a cada mujer y con seguimiento médico.
Pero los anticonceptivos no llegan a todos los centros de salud pública o escasean y, si llegan, no son administrados como corresponde. El recorte presupuestario a la Ley 25.673 Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable empeora las cosas. Por eso no es casual que por ejemplo, según el propio Ministerio de Salud de la Nación, en 2016 hubo 24.570 casos de mujeres con enfermedades de transmisión sexual: un 20% más que en 2015.

Aborto legal para no morir

Si bien no hay estadísticas oficiales, se estima que en el país hay cerca de 500.000 abortos al año, frente a unos 700.000 nacimientos. Y si bien todos los abortos son clandestinos, aquellas mujeres que pueden pagarlo lo practican en una clínica o consultorio privado pero las más pobres lo hacen en condiciones insalubres y hasta inhumanas. La consecuencia son miles de mujeres con esterilidad u otras secuelas y unas 300 muertas cada año. Entretanto, el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, presentado por sexta vez por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, de la que somos parte, sigue cajoneado en el Congreso…
La ilegalidad del aborto tiene dos lamentables resultados. Por un lado, sigue siendo la principal causa de muerte materna. Por otro, que haya niñas que deban llevar un embarazo a término y asumir el rol de la maternidad cuando no lo desean ni están preparadas para hacerlo. Ser madre debe ser una opción que cada mujer elija cuándo y cómo llevar adelante, no una imposición de este sistema capitalista y patriarcal que vulnera nuestros derechos desde la infancia.

Flor Salgueiro, delegada de ATE-INTI