Entre el desastre de Maduro y los planes reaccionarios de la MUD

Escribe: Sergio García

Dirigente del MST en Izquierda al Frente. Director de la Revista “Nueva Izquierda». Vivió en Venezuela y estuvo en Caracas semanas atrás.

Semanas atrás estuve en Venezuela, país al que le tengo gran cariño y respeto por haber vivido allí varios años en un intercambio político con militantes socialistas y anticapitalistas en vida de Chávez. Desde entonces viajo a menudo. Cuando viví en Caracas, fui parte de la fundación de la corriente política Marea Socialista, surgida del seno del proceso bolivariano que hoy es la principal oposición de izquierda al gobierno, e integra junto a nuestro MST una corriente internacional común. Así como yo, también Alejandro Bodart, Vilma Ripoll y muchos dirigentes y compañeros del MST hemos viajado y recibido a compañeros venezolanos todos estos años, nos une una construcción y un proyecto común.

Desde esa cercanía personal y política con Venezuela, haber visto la situación de ese país, no deja de sorprenderme negativamente. Hay un contraste notable con los años de mayor ascenso del proceso revolucionario que tomaba medidas sociales correctas que, aun siendo parciales, mejoraron la vida de millones de trabajadores y sectores populares. De ese país, que ilusionó a la militancia popular y de izquierda del continente, lamentablemente ya no queda casi nada. La vida es triste, la gente común no tiene nada, cuesta pagar la comida diaria que escasea, no hay remedios, los niños se mueren en los hospitales, la militarización está por todos lados, la persecución a los críticos también. El llamado socialismo del siglo XXI se transformó en manos de Maduro en un régimen capitalista más, de acumulación mafiosa al amparo del negocio petrolero. Nada de progresivo o rescatable hay en eso, aunque se lo intente cubrir con frase bolivarianas.

El gobierno de Maduro desde su llegada fue involucionando de manera constante, y es el pueblo pobre y la juventud sin futuro quien paga esa involución planificada desde el poder del estado. Las medidas económicas y sociales que se toman combinan un desfalco de millones dólares, el pago puntual de la deuda externa a organismos internacionales, la entrega de los recursos minerales a corporaciones imperialistas, y un ajuste permanente sobre los derechos a través del abandono de las misiones sociales, de la salud pública, la educación y la nula asistencia alimentaria y médica. Si lo hiciera un gobierno de derecha no habría duda que todos lo enfrentaríamos. Lo increíble es que al hacerlo Maduro, algunos sectores de izquierda le encuentren justificación, digan que son “errores” o que “no es el principal responsable”. Aquí no hay errores, hay una política planificada desde el gobierno, y es una política antipopular en toda la línea.

Contra los planes de la MUD y la injerencia extranjera

Frente a una realidad que ha llevado al gobierno de Maduro a perder el apoyo social de millones en pocos años, el otro polo político surgido de la derecha tradicional y organizada en la MUD (Mesa de Unidad Democrática) busca hacerse con el gobierno viendo la oportunidad que el propio desastre madurista le coloca en el horizonte. Ese polo representa intereses antipopulares conducido por viejos golpistas y una reaccionaria condición ideológica, lógicamente nada bueno pueden ofrecerle a Venezuela. Su interés no es mejorar el país, sino ser ellos directamente quienes conduzcan el proceso de entrega de las riquezas venezolanas a las corporaciones extranjeras. El imperialismo y sus corporaciones hacen negocios a diario con Maduro, pero se encuentra más cómodos si sus hijos directos gobernaran para hacer con ellos negocios similares. La MUD tiene distintas alas, entre ellas algunas bien reaccionarias y ligadas a sectores para militares y otros también derechistas pero más proclives a una negociación.

La MUD organizó el plebiscito del 16/7, intentando colocarse como el ala democrática de esta contienda, pero su objetivo de fondo fue utilizar el voto de millones y el creciente descontento social para fortalecerse como poder alternativo, en el marco de su plan estratégico y reaccionario en sus aspectos económicos y políticos para Venezuela. No es casual que tras los resultados rápido salieron a nombrar jueces, hablar de gabinete y de formar un nuevo gobierno. Mientras referentes derechistas de otros países aplauden a la MUD y Trump dice que repensará como son los acuerdos económicos con Venezuela.

Sabiendo el objetivo político de ese plebiscito, nuestros compañeros de Marea Socialista correctamente lo denunciaron: “La Consulta Popular no es una táctica de unidad de acción de distintos sectores en defensa de una lucha política de interés nacional, como lo podría ser la derogatoria del decreto del Arco Minero, ni contempla una lucha reivindicativa. La Consulta del 16-J es una iniciativa política de una dirigencia con intereses contrarios a la de los venezolanos que padecemos la crisis, y que de llegar al gobierno aplicaría un paquete de ajuste económico similar al que viene ejecutando el gobierno actual. Participar o reconocer esa iniciativa como una herramienta democrática, es una ilusión política que conduce al precipicio y a barnizar de democrática a una dirección reaccionaria” (1).  Y tras el plebiscito declararon: “Rechazamos categórica y rotundamente cualquier injerencia extranjera, como las más recientes amenazas de Trump y el Gobierno Norteamericano, con su anunciado bloqueo de venta de alimentos y «fuertes sanciones económicas», cuya primera víctima sería el pueblo venezolano. Al mismo tiempo denunciamos los acuerdos económicos lesivos para la Nación y su soberanía que viene impulsando el gobierno de Nicolás Maduro con compañías transnacionales en la Faja Petrolífera y en el Arco Minero del Orinoco, así como las negociaciones del patrimonio público nacional con «Fondos Buitres», en dirección contraria a la Independencia Nacional. Señalamos el silencio cómplice de la MUD frente a estas políticas de entrega y la actitud de aquellos sectores políticos que auspician la injerencia en contra de la Nación. Acusamos tanto al gobierno como la MUD por venir propiciando irresponsablemente las condiciones que debilitan y lesionan al país y que lo exponen a escenarios de intervención extranjera…Rechazamos el anuncio de la coalición opositora de la MUD y sus acciones de instrumentar a la Asamblea Nacional para la conformación inconstitucional de poderes del Estado y Gobierno, bajo la denominación de un llamado «Gobierno de Unidad Nacional», con el nombramiento de nuevos magistrados del TSJ por la AN” (2).

Por todo esto nos oponemos al intento formar un gobierno de unidad nacional o de transición, que pudiera venir por el avance de la MUD o la MUD y el madurismo. De una u otra forma sería un gobierno antidemocrático y antipopular que deberíamos enfrentar. Desde ya también rechazamos cualquier tipo de intervención extranjera a Venezuela, en particular de los organismos ligados al imperialismo. Y por supuesto también si en algún momento se proyectara una intervención militar, aunque no es eso lo que hoy está planteado en la realidad.

La farsa de Maduro y su constituyente

Maduro convoca a su Constituyente el 30 de julio. La palabra Constituyente suena linda, es popular en la izquierda ya que todos queremos procesos constituyentes donde el pueblo decida. El problema es que en la constituyente de Maduro, el pueblo no decide nada. A diferencia de la constituyente impulsada por Chávez, acá no hay referéndum previo consultando sobre si se quiere o no una constituyente. Tampoco participan libremente los partidos con sus candidatos, no hay reglas previas ni decididas por el pueblo, y sí filtros a quienes quieren ir de candidatos. Y no habrá elecciones posteriores para refrendar sus resultados.

Algo muy importante es que la constituyente de Maduro no está enmarcada en avances ni en intentos de tomar medidas progresivas, sino en un retroceso y un proceso de contrarreformas económicas y políticas que sufre el pueblo. Vale como ejemplo que la Constituyente legalizara una nueva forma de avanzar en los entreguistas acuerdos del Arco Minero de Orinoco, es decir la entrega total de los recursos estratégicos y minerales a corporaciones extranjeras.  No es más poder popular, sino una ficción del mismo con una parte de concejos comunales vacios y atados al clientelismo estatal. No es más democracia sino un intento de avanzar a un régimen menos democrático todavía, sin elecciones y sin ningún mecanismo de decisión popular ante los grandes temas nacionales. E ilegalización indefinida de las corrientes críticas de izquierda. Es una farsa antidemocrática con disfraz bolivariano.

Que el pueblo decida todo, la única salida correcta y de izquierda

El mayor favor que se le hace a la derecha y al imperialismo, viene del propio Maduro. Lo que hace en materia económica y política le da todos los argumentos a la derecha, para ganarse más base social en Venezuela y en el exterior. Si lo que hay en Venezuela representa un proyecto de izquierda, nadie en su sano juicio puede quererlo. Y así se usa a Venezuela para desprestigiar al socialismo y a la izquierda.

Quienes queremos un proyecto emancipador, anticapitalista y socialista, no tomamos como propias las políticas de Maduro, porque no defiende causas nacionales justas sino el mantenerse en el poder para conducir un proceso de contrarreformas sociales antipopulares. Somos críticos y oposición de izquierda a ese gobierno. Y junto a nuestros compañeros venezolanos de Marea Socialista rechazamos tanto la estrategia de la MUD como la de Maduro. Y apoyamos la presentación que realizó el chavismo crítico y un amplio abanico de ex ministros de Chávez, de líderes sociales actuales e históricos que exigieron se convoque a un referéndum para que el pueblo decida si debe haber o no constituyente, que es lo que dice la Constitución Bolivariana. Y que ante la negativa del gobierno a hacerlo, ante la convocatoria del 30/7 plantearon a través de Gonzalo Gómez, cofundador de aporrea.org y vocero de Marea Socialista lo siguiente como aprte de una declaración política unitaria: “Exigimos la inmediata suspensión o retiro de la propuesta de «Asamblea Nacional Constituyente» (ANC) inconsulta e inconstitucional, actualmente impulsada por el alto gobierno y el Presidente Maduro… Llamamos a la conciencia política y unidad del pueblo, frente al Proyecto de Estado crecientemente autoritario que violenta los derechos del pueblo como poder constituyente originario. Utilizaremos todos los instrumentos legales y de participación democrática que nos da la CRBV, para la anulación de su ilegítima convocatoria y de sus bases comiciales, ya que contrarían los principios para celebrar unas elecciones libres, justas y universales…De no ser suspendida o retirada la propuesta de «ANC», y ante la posible realización de elecciones previstas para el domingo 30 de julio 2017 y frente a los llamados públicos a la participación bajo amenaza de coacción en el contexto de un Estado de Excepción, llamamos al pueblo a NO convalidar tal propuesta de ANC, y por lo tanto, a ejercer el derecho a no asistir a tales comicios, promoviendo la abstención activa consciente (o de no ser posible, el voto nulo consciente) como vía para el disenso popular y demostración de su carencia de legitimidad democrática” (3).

Proponemos que el pueblo decida sobre todo, que haya convocatoria a elecciones a todos los cargos para salir de esta crisis provocada por dos cúpulas ajenas a las mayorías populares y que se legalicen todos los partidos que hoy están ilegalizados y proscriptos. Solo la intervención directa del pueblo dará un curso positivo a Venezuela. Y deben abrirse consultas populares vinculantes para decidir qué hacer con la deuda externa, con el desfalco millonario, con los recursos estratégicos que se están llevando las corporaciones y otros grandes temas. Proponemos que el dinero del estado se use para traer urgente alimentos y medicina para frenar la muerte y la escases.

Para esa salida tiene que organizarse y movilizarse el pueblo venezolano. Desde Argentina apoyamos con fuerza a nuestros compañeros de Marea Socialista que construyen una organización revolucionaria y militante, que propone un camino de ruptura anticapitalista en Venezuela para que los procesos lleguen a buen puerto y no terminen retrocediendo, como está sucediendo en la actualidad. Y saludamos a los integrantes del chavismo crítico que, con coraje y sin ataduras económicas a la burocracia burguesa del estado, construyen en común con Marea Socialista una nueva referencia anticapitalista, socialista y bolivariana en Venezuela. Una tarea esencial para el tiempo que viene.