Octubre y después. Las tareas de la izquierda

En el horizonte político del país están las elecciones de octubre y sus consecuencias hacia el futuro próximo. Y en base a esto se juegan también los distintos proyectos y la perspectiva de nuevos intentos del gobierno de Macri de avanzar con más medidas de ajuste, de entrega y mayor represión y criminalización de la protesta social. Sabemos que una elección no define todo y a su base sí marca tendencias y caminos, deja ganadores y perdedores, ubica con más o menos ofensiva a varios proyectos políticos a la vez.
Del balance de las PASO surge que es el gobierno quien llega mejor a octubre, con más aire que meses atrás pese al descontento social en amplias franjas. Pero el haber logrado que un sector importante lo siga acompañando le da por ahora posibilidades ciertas de ganar en octubre. De confirmarse esto, entraríamos a un nuevo momento político de más ataque del gobierno a los sectores obreros y populares. Para esa posibilidad tenemos que prepararnos desde la izquierda.
En este marco tenemos que dar una fuerte pelea en octubre contra todas las variantes del régimen político actual. Y lo que planteamos y proponemos en esta campaña tiene que ser acorde a las tareas de fondo y estratégicas para enfrentar a Macri en todos los terrenos y para fortalecer a mediano y largo plazo, un proyecto en la izquierda que se juegue de verdad y a fondo a ser alternativa para millones, en base a una amplia unidad y un programa anticapitalista y socialista.
Desde el MST entramos a esta nueva disputa política con esta perspectiva. Todo lo que hacemos y proponemos en esta campaña está al servicio de la tarea estratégica de colocar a la izquierda en el lugar que hoy todavía no tiene; el ser alternativa política que dispute el poder político del país en base a un salto cualitativo de nuestra influencia política, nuestra fuerza militante y nuestro peso social en la clase obrera, los sectores populares y en la juventud. En todos estos terrenos desde la izquierda jugamos un rol destacado, pero es mucho más lo que falta avanzar, y sigue primando la división que obstaculiza este objetivo.

Nuestras listas en octubre y nuestra propuesta

Nuestro partido va hacia octubre a dar una fuerte pelea en gran parte del país. Con Izquierda al Frente vamos a disputar en Córdoba, Neuquén, Santa Cruz, Rio Negro, La Rioja y La Pampa, más la ciudad de la Plata y otras ocho ciudades de la provincia de Buenos Aires. En listas del MST seguimos hacia octubre en Entre Ríos, San Juan, Jujuy, Salta, Chubut y Santiago del Estero. En Santa Fe seguimos con el FSP. Es decir que de una punta a la otra del país, en muchas provincias daremos esta pelea electoral. Desarrollando campañas activas y un programa que confronta a los viejos partidos y las castas política del sistema socias de las corporaciones.
Todo el espacio político que mantengamos e incluso que nos jugamos a superar en octubre, será un nuevo aliciente para seguir construyendo el MST e Izquierda al Frente, que es un primer y positivo paso como contribución a la unidad de la izquierda que aún no logramos y proponemos. Nuestro frente emergió en estas elecciones como una nueva experiencia en la izquierda, que está pasando su primera prueba positivamente y es un terreno conquistado desde el cual podemos plantearnos nuevos avances.
Porque estamos convencidos de la necesidad imperiosa de que crezca una nueva izquierda en el país, que no tenga los vicios de la izquierda sectaria ni de quienes se alejan de la izquierda para abonar a algún sector del PJ. En nuestro país hace falta algo distinto: de izquierda en su contenido programático y amplio en su composición interna. Un buen ejemplo es el PSOL (Partido Socialismo y Libertad) de Brasil, donde hace años conviven distintas tendencias de izquierda incluido el trotskismo, y se han ganado un destacado lugar en la vida política del país. Desde ya en su seno existen acuerdos y diferencias, como es lógico en una fuerza amplia de izquierda. Y se ha logrado que en base a los acuerdos el proyecto exista y se mantenga, con sus puntos fuertes y debilidades.
Creemos que un proyecto similar podemos intentar poner en pie en Argentina, con el punto a favor del peso específico del trotskismo en nuestro país, que tiene fuerte influencia política y bien puede jugar un rol dirigente dentro de un proyecto unitario de diversas tendencias de la izquierda. Así como desde el MST apoyamos al PSOL en Brasil, también el Nuevo MAS expresa su apoyo a esa experiencia. Ahora se trata de ver si los compañeros se animan a que transitemos juntos una construcción similar en Argentina, poniendo toda la fuerza de Izquierda al Frente por el Socialismo en función de un proyecto que convoque y contenga a otros sectores de la izquierda política y social. Esa es nuestra propuesta, que esperamos que los compañeros compartan y también impulsen, si queremos dar un salto importante en común y a la vez ser coherentes entre lo que decimos y hacemos en Brasil y Argentina.

El FIT obstaculiza la unidad de la izquierda

En el escenario político de la izquierda de nuestro país, el FIT es quien tuvo la responsabilidad estos años de tratar de avanzar a una construcción más unitaria de la izquierda. Lamentablemente no solo se negó a impulsarla, sino que además la obstaculizó rechazando todos los planteos de unidad que nosotros y otras fuerzas le hicimos. Llegando al colmo en esta última elección de directamente intentar proscribir al otro frente que surgió en la izquierda. A la par fue perdiendo el apoyo de grupos y organizaciones que decidieron dejar de ser parte de las listas del FIT. En las PASO el FIT se estancó y están en riesgo los tres diputados nacionales que pone en juego. Es la consecuencia de su política sectaria.
Para enfrentar a Macri hace falta una gran unidad en la calle y en las elecciones, y lo que hace el FIT es liquidar esa posibilidad. En el terreno de las luchas, evitando que surja un polo clasista bien amplio, una convocatoria a un encuentro o plenario de todos para apoyar y fortalecer las luchas. Y en las elecciones, queriendo bloquear a todo sector de izquierda que no sea del FIT, creyendo que por sí solo puede seguir avanzando, cuando está claro que no es así.
Ahora vendrán las elecciones de octubre y el problema de la división de la izquierda seguirá lamentablemente planteado. Porque en casi todas las provincias del país habrá dos listas de izquierda, la del FIT y la nuestra. Y sólo en unos pocos lugares habrá o lista del FIT o lista nuestra. Si el FIT quisiera defender la ubicación de la izquierda y no retroceder debería abrirse a iniciar un diaálogo verdadero hacia la unidad de la izquierda. Por ejemplo podríamos convocar a una reunión pública de los dos frentes que hay en la izquierda, hacerlo comprometiéndonos de cara a los votantes y simpatizantes a avanzar en la unidad después de las elecciones, a convocar conjuntamente este año a un plenario sindical clasista para enfrentar a Macri. Sobre la base de un acuerdo político y de una convocatoria conjunta a unir las luchas, podríamos mutuamente llamar a votarnos en los lugares donde uno u otro no superamos las PASO (Buenos Aires, Caba, Entre Ríos, San Juan). Llamado a votarnos que debe ser parte de un acuerdo político con perspectiva de unidad y no un pedido oportunista y electoralista de último momento (sin olvidar que el PTS, que no tiene legalidad en Entre Ríos, se negó en las PASO a llamar a votar al MST, la única lista de izquierda en la provincia). Si el FIT decide cambiar su negativa a la unidad de la izquierda y sentarse a discutir estas propuestas todo puede acordarse. De lo contrario seguirá primando la división que el FIT fomenta y que no sirve.

Sergio García