Catástrofe del ARA San Juan. El gobierno es responsable

A casi dos semanas de su última comunicación, aún no hay rastros de submarino desaparecido y  son ya escasas las posibilidades de que sus 44 tripulantes sigan con vida. El episodio ha generado una crisis en el gobierno de Cambiemos. Ha expuesto el desprecio por la vida de los tripulantes y las prioridades cipayas de la política de Macri y sus funcionarios.

La principal preocupación que han mostrado la Armada, el Ministerio de Defensa y el presidente Macri desde que desapareció el ARA San Juan es deslindar toda responsabilidad. Desde la Armada aseguran haber seguido los protocolos adecuados. Desde el gobierno aducen que fue la gestión kirchnerista quien reparó el submarino y lo habilitó para zarpar en 2014, aunque desde la empresa Tandanor, que realizó los arreglos, afirman que la entrega definitiva del navío a la Armada se firmó en 2016. Todos demuestran una absoluta desidia con relación a las vidas de los tripulantes y el dolor de sus familias.

El gobierno viene actuando con una impronta similar a la que mostró en la investigación de la desaparición forzada de Santiago Maldonado: entorpeciendo la búsqueda y encubriendo a los responsables, entre los cuales se cuentan funcionarios del propio gobierno. Con especulaciones, versiones diversas y acusaciones cruzadas se pretende esconder el probable hecho de que el ARA San Juan no estuviera en condiciones adecuadas para navegar.

El manejo bochornoso de la situación derivó en una en crisis en el seno del gobierno cuando la Armada reconoció, el día 23, que se habría producido una explosión a pocos kilómetros de donde se había realizado la última comunicación con el submarino. Los familiares explotaron de bronca ante el anuncio, expresando que les habían ocultado información y mentido sobre la búsqueda del submarino.

Algunos sectores plantean que este siniestro es consecuencia de la falta de presupuesto militar, pero el problema de fondo es la orientación capitalista, entreguista y semicolonial del gobierno macrista y las fuerzas armadas que conduce. El ARA San Juan no estaba custodiando las aguas del Atlántico que las pesqueras operan ilegalmente. Tampoco estaba cuidando el perímetro de las Islas Malvinas que las petroleras inglesas violan impunemente, para saquear nuestros recursos nacionales. La orientación de este gobierno es mantener y profundizar la entrega porque el empresariado al que pertenece es socio menor de los capitalistas imperialistas que protagonizan el saqueo.

Primeras medidas para encarar la crisis

Se necesita saber toda la verdad de lo que ha ocurrido. Ante las evidencias de falta de mantenimiento, de hechos de corrupción, de ocultamientos en la información y otras graves denuncias que emergen de esta crisis, se necesita una verdadera investigación. La misma no puede quedar en manos ni de las propias fuerzas armadas, ni de la justicia que es un  apéndice del poder de turno.

Reclamamos una Comisión Investigadora Independiente, integrada por representantes de los familiares de la tripulación, técnicos especializados no comprometidos con  la fuerza ni el gobierno y organismos humanitarios y de derechos humanos nacionales e internacionales. Hay que castigar a todos los responsables directos y políticos de esta catástrofe.

Las fuerzas armadas y de seguridad, como nos lo reafirmó la desaparición de Maldonado y el asesinato de Rafael Nahuel, están orientadas hacia la represión social interna, no hacia la defensa de los intereses nacionales. El gobierno macrista viene encontrando presupuesto, pero para comprar pistolas Taser y vehículos para la represión. Además, si no hubiera un manejo verticalista y antidemocrático en la fuerza, se podrían haber denunciado hechos que fueron ocultados.

Por ello, hay que democratizar las fuerzas Armadas y de seguridad. Comenzando por la depuración de los altos mandos y la baja y cárcel de todos los responsables de hechos de corrupción y represión. Y por otorgar derecho a la sindicalización a la tropa, la suboficialidad y la baja oficialidad.

Finalmente, hay que desarrollar una política de defensa de nuestra soberanía. El cambio que hace falta en esa materia está ligado a un necesario cambio de modelo de país, hacia la defensa de los recursos nacionales y las necesidades y derechos del 99% que vive de su trabajo.

Federico Moreno – Guillermo Pacagnini