La jornada del 6 y cómo encarar la pelea contra las reformas

La jornada del jueves 6 tuvo expresiones en algunas provincias y una movilización en capital hacia la Plaza de Mayo. Y una contradicción importante: por un  lado un sector de trabajadores canalizó su rechazo a las reformas sumando a la bronca que crece en los lugares de trabajo. Pero, por otro lado, esa necesidad de movilizar, lamentablemente encontró un serio escollo en el sectarismo y el burocratismo del núcleo convocante de la marcha que encorsetó la convocatoria. Porque esos dirigentes (La lista Verde de ATE/CTA Perón, en sociedad con el Partido Obrero), evitaron no solamente que se amplíe el arco convocante, sino que lo cerraron de manera unilateral dejando por fuera del armado incluso a sectores que inicialmente eran parte de la movida. Exactamente lo opuesto a lo que había que hacer. Por ello, la resultante no podía ser otra: una marcha pequeña, predominantemente de movimientos sociales y con escasa concurrencia de trabajadores. Nuestra corriente participó de las acciones en el interior del país que se realizaron en un marco de unidad.

Dos políticas opuestas por el vértice

Se expresaron diferentes políticas. La de nuestra corriente y otros sectores del sindicalismo combativo y la izquierda que empalmamos en dos plenarios (realizados en Pepsico y Sociales), reclamamos la unidad de todos los que se oponen a la reforma, en un documento muy progresivo, e instancias plenarias para que la decisión no quede en manos de los dirigentes y un paro general y plan de lucha con medidas nacionales, escalonadas y con continuidad. Con esta política fuimos a todos los espacios que se reunieron. Marchamos en columna independiente a la marcha del 29 y pechamos por más unidad de cara al 6.

La de los dirigentes de ATE (CTA Perón), con el seguidismo acrítico del PO, que fue la negativa a articular con los demás espacios sindicales que se expresaron en contra de las reformas (moyanismo y sectores CGT, Corriente Federal, CTA Yasky y CTA Micheli), negativa a articular con todo el sindicalismo combativo y la izquierda, negativa a movilizar el 29 y luego manejo burocrático de la convocatoria al 6. La misma, que no surgió por un precisamente de un proceso de masas, requería de un sólido y amplio acuerdo de las corrientes político sindicales convocantes. Nada de eso se hizo. Se cambiaron unilateralmente las reglas de juego, permitiendo que se expresen solamente las corrientes “amigas” o aquéllas que no generaran posiciones diferentes y no cuestionaran este armado (y política) sectario (PO, IS).

De proyectos que tienen responsabilidad en la fragmentación del movimiento obrero como la dirigencia nacional de ATE, lamentablemente no podemos esperar otra cosa. Lo notable es el seguidismo de corrientes de izquierda como el PO, que en lugar de ayudar a aglutinar a todo el sindicalismo combativo y de izquierda para actuar juntos sobre los distintos sectores burocráticos, reclamar con más fuerza el paro general y el plan de lucha y conformar un polo para empujarlo por abajo, dividen, le lavan la cara a sectores de la vieja dirigencia sindical y se dan por satisfechos con una marcha a la que bautizan de punto de referencia “independiente” (sic). Esta reproducción del modelo sindical burocrático, no tiene nada que envidiarle a quienes restringieron la marcha del 6 conformándose con una pequeña acción testimonial o incuso a los que convocaron el 29 pero no llamaron al paro ni le dieron continuidad. Sectarismo y oportunismo, dos caras de la misma moneda.

Por un plenario urgente del sindicalismo combativo

El gobierno convocó a extraordinarias y en la agenda figura la reforma laboral, que estaba postergada y el resto del paquete. Detrás de la cortina represiva y antidemocrática de las detenciones y con el fin del año en ciernes, pretende aprobar el paquetazo en la escribanía parlamentaria donde el PJ y demás “opositores” le obren de felpudo.

Por ello urge poner en pie la mayor movilización. Desde la Agrupación Nacional Clasista Antiburocrática (corriente sindical del MST), volvemos a llamar a la mayor unidad en la acción de todos los espacios, sindicatos y centrales que se oponen y a avanzar hacia un plenario nacional. A los que marcharon el 29 y se llamaron a silencio, a los del 6 y a todo el sindicalismo combativo.

Pero en lo inmediato, la izquierda y los sectores sindicales combativos tenemos una necesidad y una responsabilidad que es confluir en un plenario para discutir cómo encarar esta ofensiva, cómo actuar unidos en los lugares de trabajo impulsando asambleas, reuniones y plenarios y a la vez de reclamarle el paro nacional y el plan de lucha a toda la burocracia que dice oponerse. Pongamos en el centro excluyente y prioritario, sin dejar de procesar los debates, esta unidad para enfrentar las reformas de Macri y los empresarios, con la complicidad de la CGT, el PJ y los gobernadores.

Guillermo Pacagnini

Participamos de las acciones en el interior del país. Aquí algunas de las postales.