Cumbre de la OMC: libre comercio, entrega y represión

Hoy finaliza en Buenos Aires la XI Cumbre de la Organización Mundial del Comercio. Macri hizo de anfitrión y de ejemplo de buen alumno para el organismo neoliberal.

Mientras los principales representantes de los gobiernos y las transnacionales negocian las reglas de juego del comercio capitalista, en la Facultad de Sociales de la UBA funciona la Cumbre de los Pueblos, que reúne a organizaciones sociales, políticas y ONGs de todo el mundo para discutir y organizar la resistencia a la agenda imperialista. La misma organizó la marcha que ayer marchó hasta el obelisco para repudiar a la OMC y su agenda de ajuste. Finalizada la marcha, el gobierno hizo uso del masivo despliegue militar con el que había ocupado el microcentro, reprimió a un grupo de manifestantes, llevando detenidos a algunos.

La OMC se fundó en 1995 como punta de lanza de la orientación neoliberal que el imperialismo impulsó con fuerza tras la caída de la ex URSS. Su misión construir reglas de juego mundiales que favorezcan el libre comercio de las grandes corporaciones. Sus armas más potentes son los acuerdos de libre comercio (ALC), que se ubican por encima de las leyes y gobiernos de los países que los firman, liberando el acceso a sus mercados, desregulando sus leyes laborales y ambientales, en síntesis, transformándolos en terreno más rentable para las empresas a cuesta de los salarios y calidad de vida de sus trabajadores.

Porqué Macri

La OMC se reúne por primera vez en Sudamérica días después de que Macri fuera nombrado presidente del G20. El plan de ajuste que viene aplicando el gobierno, a pesar de los contratiempos que le ha impuesto la resistencia popular, le ha ganado a Macri el premio de “empleado del mes” en la “corte” del imperialismo.

El avance del neoliberalismo en nuestro continente chocó con la lucha de clases la década pasada. El Argentinazo, las revoluciones del agua y del gas en Bolivia, la Revolución Bolivariana en Venezuela generaron un ascenso popular regional que hizo retroceder al imperialismo. Tal vez el hito más ilustrativo fue el fracaso del ALCA en 2005. Este ALC estaba modelado en el NAFTA que firmaron EE.UU. con Canadá y México en los 1990, y buscaba englobar a toda América en la misma esfera de libre comercio.

Hoy, tras el declive de los gobierno “progresistas” que surgieron del ascenso de la década pasada -fruto de la desilusión que generaron al no provocar cambios estructurales y duraderos- el imperialismo vuelve a la carga. Macri se ofrece con entusiasmo como cabecera de playa para esta ofensiva, y los amos del capitalismo le han aceptado la oferta:

“Nuestro país transita una nueva etapa y volvió a ocupar un lugar relevante en la escena internacional”, dijo en su discurso de apertura de la cumbre.

Ese lugar relevante se le otorgan por estar bien encaminado en hacer su tarea de presidente semicolonial. Las reformas laboral, previsional y fiscal que busca aprobar en estos días van en el sentido de reducir el costo de la mano de obra argentina, para que a las corporaciones les convenga producir acá. Y la orientación de llevar a Argentina a los ALC sometería aún más al país a las necesidades del imperialismo. No obstante, el acuerdo Mercosur-Unión Europea que Macri y Temer buscaban sellar durante la cumbre, no se logró. La burguesía europea lo premia a su nuevo mejor alumno, pero le dice que lo puede hacer mejor.

La situación de la OMC

La agenda imperialista no está, sin embargo, libre de problemas. La crisis mundial que estalló en 2008, con oscilaciones, se ha mantenido y profundizado. La única vía que tienen para recuperar taza de ganancia es reducir significativamente a escala global los costos de producción capitalistas, es decir, perpetrar un ajuste bestial sobre los trabajadores del mundo. Pero esa orientación se viene encontrando con una necia resistencia de los pueblos en todo el mundo. Los regímenes políticos han crujido bajo la presión de la lucha de clases y las resultantes crisis políticas han acabado con la orientación unitaria del imperialismo.

Estados Unidos, primera fuerza imperialista y único superpoder militar, creador y líder de primera hora de la hoja de ruta neoliberal, ha pegado un viraje desde la asunción de Trump. Enterró el proyecto del TPP que venía tejiendo Obama con diversos países del Pacífico, y destinado a ser el mayor ALC de la historia; y también el ALC que se venía negociando con la Unión Europea. El gobierno de Trump incluso dio a entender que esta puede que sea la última reunión de la OMC de la que participe el país del norte.

La Unión Europea, en parte un ALC entre sus países miembros, lejos de aparecer como bastión alternativo del neoliberalismo, navega su propia crisis, con Reino Unido saliendo de la unión, sus principales miembros, Alemania y Francia, atravezando crisis políticas propias, y conmovida entera por el proceso independentista catalán. China, irónicamente, queda como principal propulsora del libre comercio, pero sin la espalda militar para jugar un rol de liderazgo a escala mundial.

La cumbre de los pueblos

En paralelo a la cumbre de la OMC, se realiza en la Facultad de Sociales la Cumbre de los Pueblos, en la que participan diversas organizaciones sociales, políticas y sindicales de varios países del mundo, así como figuras como el Premio Nobel Adorfo Perez Esquivel y la madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas. Durante tres días se sucedieron los foros, asambleas, charlas y reuniones con ejes en las resistencias de trabajadores, movimientos ambientales, de género, pueblos originarios, en defensa de la educación y la salud. Cierra esta tarde con una asamblea y acto.

Ayer la Cumbre de los Pueblos realizó su marcha en repudio a la presencia y política de la OMC. La nutrida movilización marchó de Congreso al obelisco. Participó un amplio arco de organizaciones sociales, políticas y sindicales, así como las delegaciones internacionales que participan de la Cumbre de los Pueblos y nuestro MST aportó la mayor columna de la marcha.

Como parte de sus esfuerzos por hacer buena letra con sus socios mayores, el gobierno de Macri adoptó una posición especialmente represiva ante la cumbre de la OMC. Transformó una buena parte del microcentro en una zona militarizada. Negó la participación de las ONG en la cumbre, lo que le valió una protesta de las mismas en el lobby del Hilton donde se realiza. Incluso negó la entrada al país de algunos activistas europeos, aunque tuvo que retroceder ante las protestas de sus países. Sin embargo, la mayor  muestra de fuerza autoritaria se dio durante la marcha de ayer.

El despliegue militar de la policía y Gendarmería en las inmediaciones del obelisco, donde terminó la marcha, fue grotesco. Incluso Gendarmería realizó todo un acting de desfile militar ante las cámaras, en una burda muestra de fuerza. Un grupo de manifestantes que se quedó protestando después de finalizada la marcha termino reprimida por las fuerzas de seguridad, y tres compañeros permanecen presos. Repudiamos esta represión y exigimos la inmediata libertad de los compañeros.

Fuera OMC y G20

La lucha contra el plan de ajuste, entrega y represión de Macri sigue en estos días, en los que pretende meter de manera express las reformas que pueda antes de fin de año. Y el año que viene tendremos una nueva cumbre imperialista para enfrentar, el G20 que se reunirá en Buenos Aires en noviembre.

Tenemos el desafío de luchar por una orientación contraria a la de la OMC y el G20. Una que busque poner la gigantezca capacidad productiva de la humanidad al servicio de las necesidades de la mayoría trabajadora, y no de la acumulación perpetua de riquezas en cada vez menos manos. Para eso necesitamos construir y fortalecer nuestras propias organizaciones de colaboración internacional, y una fuerte corriente mundial anticapitalista.

Federico Moreno