Sesión del 8M: debates por la ley de aborto

El 19 de febrero, desde la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito realizamos una acción en Congreso, un “pañuelazo” que tuvo eco en todo el país, anunciando la nueva presentación del proyecto de ley e impulsando el paro del 8M. El 6M será la séptima (!) presentación del proyecto. Luego de esa movilización masiva, Mauricio Macri declaró que el gobierno iba a permitir que se abra el debate parlamentario sobre el aborto.

El debate lo impusimos las mujeres, no Macri

Desde ese momento para acá no hubo programa televisivo ni mesa familiar, lugar de trabajo o estudio en donde no se haya debatido el tema aborto. Todo el mundo tuvo que empezar a salir a posicionarse.

Este avance no es un logro de Macri y su supuesta postura democrática, que más bien trata de desviar la atención de la bronca popular por el ajuste y los cantitos en las canchas de fútbol. El debate centralmente lo impuso la lucha de las mujeres por visibilizar que en el país hay más de medio millón de abortos clandestinos, una mujer muerta día por medio y seis proyectos de ley cajoneados por el Congreso. El debate ya estaba abierto hace rato.

Con la gran marea feminista que estamos protagonizando a nivel global logramos romper ese dique de contención que pretendía convencernos de que la sociedad no estaba “preparada”, mientras hipócritamente ganaba dinero con los abortos clandestinos en clínicas o consultorios privados.

El gobierno y el Congreso, entonces, sólo van atrás de una realidad ya inocultable: en la sociedad argentina se aborta aunque esté prohibido, y cada vez somos más quienes queremos que dejen de disciplinar nuestros cuerpos y que el aborto sea legal, seguro y gratuito.

La lucha es de la calle al Congreso, no al revés

Según los grandes medios, “las promotoras del aborto legal” acordamos que el 8M no haya una sesión especial del Congreso para tratar la ley.

No es así. Desde ya, nadie suponía que el mismo 8M se iba a aprobar la ley con dos tercios de los presentes, como es necesario en una sesión especial. Es más: ya se sabía que los bloques de Cambiemos y el PJ ni siquiera iban a dar quórum. Pero esa limitación para nada impide sesionar en minoría. Al revés: hubiera sido todo un símbolo que ese día tan especial para las mujeres, y por primera vez en democracia, el tema aborto se hubiera debatido en el propio recinto de sesiones.

Según Victoria Donda, una de las diputadas firmantes del proyecto, la sesión especial se levantó a cambio de un compromiso de Cambiemos de no frenar el proyecto de ley en las comisiones, como ha venido pasando estos años. También adujo la necesidad de “no mostrar debilidad”, porque a la sesión asistirían unas pocas diputadas y diputados. El macrismo aprobó que la misma se levante argumentando que hubiera “partidizado” el tema…

Primero, es errado porque ningún “compromiso” del macrismo resulta creíble: es todo incierto, según su conveniencia de ocasión. Segundo, que a la sesión asistan pocos diputados no es mostrar debilidad: es la realidad de los 50 firmantes. Junto con la movilización en las calles, que siempre es la clave, la victoria de la nulidad del Punto Final y Obediencia Debida incluyó varias sesiones especiales en minoría que sirvieron para visibilizar el tema, para presionar y a las que cada vez asistieron más diputados. Tercero, con o sin sesión especial, el del aborto es un tema “político” y “partidario” si los hay. No caben más excusas.

Por otro lado, los tiempos no los puede imponer el Congreso por sí solo. Macri y el gobierno, con el aval del PJ, van a apelar a todo tipo de maniobras dilatorias a fin de seguir usando el tema aborto para tapar otros problemas. Las únicas que podemos acortar los plazos del debate somos nosotras, que con el empuje del paro internacional del 8M vamos a reafirmar nuestra voluntad de ir hasta el final en esta pelea y lograr la ley que la democracia nos debe.

Derrotar la trampa de la “libertad de acción”

Además de las y los firmantes del proyecto, en estos días el pañuelo verde fue tomado por distintas personalidades, famosos y diputados. A estos últimos les decimos, no alcanza con su voto personal: queremos que todos sus bloques levanten la mano a favor de la legalización.

Es que cuando se trata de un derecho básico, la “libertad de acción” legislativa se transforma en un engaño. ¡La verdadera “libertad de acción” la deben tener las mujeres o personas que necesitan abortar, no el Congreso, con diputadas y senadoras que ganan 100 ó 120 mil pesos por mes y pueden abortar en clínicas privadas! Lo mismo los diputados y senadores, que no tienen ningún problema económico ni “moral” en que aborten sus esposas, hijas y/o amantes si hace falta.

Por eso lo que deben hacer todos los bloques parlamentarios es reconocer ese derecho, y luego cada mujer, libremente y sin presiones, resolverá si lo ejerce o no. Votar en contra es negar el derecho democrático a decidir. ¿O acaso a alguien se le ocurre que el derecho al voto podría depender de alguna circunstancial “libertad de acción” de un diputado? ¿O el derecho a la educación y la salud? ¿O la libertad de expresión? ¿O el derecho de huelga? Si va en contra de nuestros cuerpos, nuestras vidas y nuestras decisiones, no es “libertad de acción”.

Además del bloque de Cambiemos, que no tiene mayoría propia, otros sectores tienen una especial responsabilidad política. Son los de origen peronista: PJ, massismo y FPV, que en general dicen ser defensores de la justicia social y de los derechos de las mujeres. ¡Todos ellos deben votar a favor del aborto legal! ¡Y lo mismo Cristina! No nos olvidamos que en los 12 años de gobierno K le capitularon a la cúpula de la Iglesia Católica y cajonearon seis proyectos de ley de aborto aun teniendo mayoría propia en ambas cámaras.

Que el pañuelo verde no sea sólo para la foto. Que todos voten en bloque a favor de nuestros derechos y en contra de la muerte de mujeres por ser pobres.

Hagamos un 8M que aborte los planes del patriarcado y el capitalismo

Somos nosotras quienes tenemos la urgencia de derrotar las maniobras y lograr la ley de aborto. Y es posible conquistarla, a través de un único camino: la movilización en todas sus formas, la organización y la unidad en la diversidad. La confianza sólo en nuestras fuerzas.

Así como logró la comunidad LGBT las leyes de matrimonio igualitario e identidad de género, es cuestión de presionar y no de esperar. De apoyarnos en la calle y ganar la opinión pública para que no le quepa duda a ningún diputado o senador que las mujeres vamos por el aborto legal. Y que si no vota a favor, tendrá un castigo social y lo vamos a escrachar como lo que es: un defensor de la primera causa de muerte materna y del negocio hipócrita del aborto clandestino.

El 8M hagamos temblar la tierra y que la marea feminista llegue al Congreso rompiendo tabúes y negociados.

Tania Fernández y Pablo Vasco