Macri anunció su “modernización” de las FFAA: represión interna y ajuste
En un acto en Campo de Mayo, espacio que funcionó como uno de los centros clandestinos de detención más grandes del país, el jefe de Estado lanzó una serie de anuncios sobre cambios que se producirían en las Fuerzas Armadas. Si bien aún no conocemos el texto del decreto anunciado, los dichos de Macri apuntan a modificar el rol de las FFAA apuntando a permitir la intervención en “seguridad” interna, seguridad informática y reconfigurar la estructura ante las “nuevas amenazas” a la seguridad. Las modificaciones incluirían también, fiel a su estilo ajustador, un recorte en el financiamiento y la cantidad de miembros de las fuerzas y la venta de varias propiedades.
Modernizar la forma para garantizar viejos objetivos
Los anuncios de Mauricio Macri en relación a las Fuerzas Armadas lejos están de generar sorpresa. Este gobierno, como otros luego del desmoronamiento de la última dictadura militar, ha intentado darse una política para recuperar la actuación de las Fuerzas Armadas que salieron fuertemente desprestigiadas, con mucha razón, de aquel sangriento proceso.
Es evidente también, que estas intenciones se suman a la necesidad de avanzar fuertemente en el ajuste pactado hace pocos días con el FMI y reafirmado con la propia jefa del organismo en la última reunión del G20 reunida en nuestro país.
Entendemos entonces que esos anuncios tienen un doble objetivo: por un lado la rehabilitación del ejército para intervenir en distintos escenarios de conflictos internos, fundamentalmente el conflicto social que se cocina en la olla del ajuste y por el otro en transformar la estructura de las Fuerzas Armadas ajustando presupuesto, bienes, etc. para colaborar con el objetivo de aportar de manera “directa” al ajuste.
Si bien será muy importante analizar los instrumentos concretos que den curso a estos anuncios, es evidente que el plan del gobierno está en marcha y los objetivos son claros.
El conjunto del accionar de los medios represivos están en función de garantizar los derechos de las clases privilegiadas, quienes bajo el paraguas de la “neutralidad” del Estado, nos hacen financiar a nuestros propios represores. Las divisiones de jurisdicción, alcances y accionar de cada una de las fuerzas, no ocultan ese objetivo fundamental, ser guardianes del orden establecido.
En momentos críticos, como el que atravesamos de crisis económica, ajuste y saqueo, ese orden cruje y es necesario más que nunca que los cuerpos armados actúen para preservarlo, reprimiendo directamente, como se pudo ver en diciembre en plaza congreso o en los operativos donde desapareció Santiago Maldonado o mataron a Rafael Nahuel, pero también para modernizar los medios de espionaje interno, ciber inteligencia, etc.
Las Fuerzas Armadas que quiere Macri
En uno de los pasajes de su discurso, el presidente señaló que «es importante» que las Fuerzas Armadas «puedan colaborar con la seguridad interior, principalmente brindando apoyo logístico en la zona de frontera así como también interviniendo en eventos de carácter estratégico»[1]
Con el argumento de que es “antigua” la estructura y el despliegue de las actuales FFAA, la intención es poder volcar una parte importante de esas fuerzas, compuestas aproximadamente por 19.000 miembros, a intervenir en el conflicto social. No está claro que puedan hacerlo directamente, es una prueba de alto riesgo poner en las calles argentinas un dispositivo militar, por eso la intención es remplazar gendarmes en la frontera, desplegando fuerzas militares hacia esos puntos y volcando a gendarmes a las tareas de represión interna.
Otro objetivo que está planteado en la reforma es la posibilidad de que las FFAA intervengan en “eventos estratégicos” o “ubicaciones estratégicas”, lo cual hace pensar esencialmente en las locaciones del saqueo, como los territorios del fracking en Neuquén y Río Negro, de la megaminería en distintos puntos del país y en las plantas nucleares o hidroeléctricas.
El primer paso de este camino sería la militarización de la frontera norte, concretamente en la provincia de Misiones proponiéndose trasladar cerca de 3.000 soldados a El Dorado.
Otro aspecto señalado por Macri y luego refrendado por Aguad (ministro de defensa) sostiene que «Necesitamos que nuestras Fuerzas sean capaces de enfrentar los desafíos del siglo XXI, pero tenemos un sistema de defensa desactualizado, producto de años de desinversión y de la ausencia de política de largo plazo» [2] Sosteniendo que el rol de las FFAA no estaría ya ligado a la defensa contra los posibles ataques por parte de otro Estado, sino al enfrentamiento a los “nuevos desafíos del siglo XXI” como el narcotráfico y el terrorismo.
No se trata de un cambio menor, porque da vía libre a la intervención en cualquier actividad que sea definida como terrorismo por parte del gobierno (no nos olvidemos de la ley “antiterrorista” votada por impulso del gobierno kirchnerista que define como tales a cualquier actividad de reclamo al gobierno).
Muchos otros temas fueron abordados, como la creación de una fuerza de despliegue rápido de 10.000 integrantes, la necesidad de actualizar los aspectos de seguridad cibernética, la colaboración con tareas de la ONU y la colaboración con la política exterior del gobierno.
¿Y la plata para la modernización? Sale del ajuste
El ministro Aguad dio algunas declaraciones posteriormente a los anuncios del presidente, en las mismas expresó claramente que “el país no contaba con los recursos para la modernización planteada”[3] , explicando que todo lo que tiene que ver con materia de defensa es muy caro.
Es evidente que el otro objetivo del gobierno, el objetivo que acordó con el FMI, el objetivo que es el fundamental de su programa tiene que ver con el ajuste, por eso la “modernización” va acompañada de una reducción del patrimonio del ejército, el cierre de cuarteles y otras medidas de ajuste. La promesa del macrismo consiste en utilizar una parte de ese remate para financiar la modernización de equipos y mejorar las condiciones “laborales” de un sector de las fuerzas, es decir, provocar un proceso de elitización de las mismas, apostando a un cuerpo más pequeño, con algunas prebendas y un mejoramiento en la infraestructura para garantizarse un control más estricto y minimizar la posibilidad de “fisuras” en sus mandatos.
Esto aún debe ser puesto a la luz de los acontecimientos, empezando por la capacidad del gobierno para garantizar ajustar y al mismo tiempo garantizar las prebendas para la oficialidad. Probablemente el intento sea avanzar con el aspecto represivo, el despliegue de fuerzas para remplazar tareas de Gendarmería y dar la disputa social por la utilización interna del ejército. Las reservas democráticas de nuestro pueblo son enormes y ya hay un sin fin de pronunciamientos en contra de estos anuncios del macrismo, como siempre el camino deberá ser el de la movilización unitaria, para ponerle un freno a los intentos represivos, como lo hicimos contra el 2 x 1 o las prisiones domiciliarias a los genocidas.
En ese sentido lo expresó nuestro compañero Alejandro Bodart, entrevistado en C5N, denunciando el intento represivo del gobierno, señalando las experiencias represivas de diciembre del 2017 y señalando la necesidad de construir una importante unidad y movilización para frenar esta política.
Martín Carcione
[1] https://www.clarin.com/politica/mauricio-macri-anuncia-plan-reforma-fuerzas-armadas_0_rkz_JEQEX.html#cxrecs_s
[2] http://laestrella.com.pa/internacional/america/macri-anuncia-proceso-modernizacion-fuerzas-armadas-argentinas/24074424
[3] C5N, declaraciones de Aguad 23/07/2018