Crisis del proyecto CTA. Nuevo modelo sindical y dirección clasista para luchar
El fraude en la CTA Yasky fue el último capítulo electoral de los tres sectores en que se dividió el proyecto CTA. Urge un nuevo modelo sindical y una dirección clasista en el movimiento obrero.
El fraude perpetrado por la conducción de Yasky en la elección del jueves 6 en la CTA de los Trabajadores, es el último y crítico escalón de una serie de comicios y congresos convocados por los tres espacios en que se fracturó el viejo proyecto CTA.
Pese a todas las denuncias de la opositora Lista 6 Multicolor, el propio Yasky anunció que el comicio terminaba «con absoluta normalidad» y habló de una «elección histórica». Pero lo único histórico fue el fraude. Ya que no hay registro de tantas irregularidades para fraguar un resultado que intente legitimar una «representación» que esta conducción no tiene.
Eso se vio en la escasísima participación, con urnas que estuvieron vacías. Y al comprobar que, donde fiscalizó la Multicolor, la asistencia real no superó el 15% al 20% del padrón. Fue una elección ajena a lxs trabajadorxs; como lo está la CTA de sus luchas. A las que solo convocan si no tienen otra y al servicio de poder enchalecar o entregar la energía de lucha de la docencia, estatales, judiciales, Subte o Aeronáuticos agrupados en esta porción en que se fracturó la Central.
Es que aquel ensayo de «nueva Central», que supo agrupar a gremios con mayor peso en el Estado, atraviesa hoy una crisis irreversible, expresada en la seguidilla de tres elecciones que mostró la situación terminal del nucleamiento que inició en diciembre de 1991, con el «grito de Burzaco».
Aquel proyecto de «Central de masas» terminó en el fracaso actual y la disputa de camarillas por aparatos alejados de activistas, trabajadorxs y sus luchas. Lo opuesto a esa Declaración de Burzaco que decía ir «por un nuevo modelo sindical» en base a cuatro puntos: 1. Autonomía sindical respecto del Estado, los patrones y partidos. 2. Democracia sindical, rechazando las estériles divisiones y el sectarismo. 3. Apertura a otras organizaciones sociales. 4. Revalorizar la ética gremial. Puntos que no pasaron más allá del enunciado.
Hoy, con tres elecciones y sendos congresos, intentan disputar la legalidad ante el ministerio de Trabajo macrista de lo que fue la CTA. Micheli llamó a votar el 28 de julio, en una «Central» muy vaciada de contenido. El 8A, pese a la movilización por el aborto legal y el reclamo de postergación de la Lista 6 Multicolor, se votó en la CTA Perón. Y el jueves 6 se votó en la CTA Yasky, con un fraude que iguala las prácticas de la burocracia de la CGT que decían rechazar.
¿Qué Central y sindicatos necesitamos?
Desde ANCLA y el MST tenemos un programa y propuestas para revolucionar los sindicatos y dar la pelea estratégica por una nueva dirección clasista para el movimiento obrero, un nuevo modelo sindical democrático y una central sindical que se ponga a la cabeza de la lucha porque se vayan Macri y el FMI, y derrotar el ajuste que aplican con los gobernadores del PJ y las patronales.
Para ello es necesario abrir el debate en los gremios de las CTA, donde participen los sectores que se referencian en sus distintas vertientes y las agrupaciones antiburocráticas, clasistas y de izquierda. En ese sentido, la presentación de las listas 6 Multicolor, que encabezamos nacionalmente la CSC-PO y nuestra ANCLA-MST junto a la mayoría del sindicalismo combativo en la CTA Autónoma y la de Yasky, fueron pasos adelante para ir a un cambio de rumbo y levantar un programa de lucha, hacia la central democrática, clasista y con perspectiva de género que se necesita, reformando sus antidemocráticos estatutos.
Pudimos explicar que la dirigencia de los tres sectores tienen responsabilidad en vaciar y paralizar la Central, bancar el viejo modelo sindical, resignar autonomía y hoy al no enfrentar consecuentemente a Macri, Vidal, los gobernadores del PJ y el FMI, al negarse a convocar a un plan de lucha nacional, con medidas progresivas y decidido por las bases, no las cúpulas.
Si Macri y el FMI insisten con su ajuste no es por falta de disposición a luchar de activistas y trabajadores. Hay muchos conflictos y cuando se abre un canal unitario, la lucha colma las calles. En diciembre se pudo hacer retroceder a Macri y el PJ con la reforma laboral, mostrando que se puede ganar.
Para avanzar a una nueva Central y dirección clasista peleamos por un modelo sindical democrático, de lucha, anticapitalista, independiente de los gobiernos y el Estado, feminista y disidente. Que plantee anular la ley 23.551 de Asociaciones Sindicales para la plena autonomía y libertad sindical, donde lxs trabajadorxs se organicen como mejor decidan.
Reformar los estatutos para garantizar la democracia obrera y revolucionar los sindicatos y la Central. Donde todo lo decida la base en asambleas y plenarios. Para lograr la real representación de las bases, reclamamos la integración proporcional por sistema D’Hondt y sin piso, de todas las listas a la conducción, a los congresos, plenarios, comités de huelga y órganos de control, según los votos obtenidos.
Los dirigentes deben mantener su salario de base y, al cabo de dos mandatos, volver a trabajar para que generar una participación democrática, favorecer la rotación y que surjan nuevas referencias. Todos los cargos deben poder ser revocables y la cuota sindical, recolectarla en los trabajos, con rendición de cuentas permanente a la base.
Con perspectiva feminista, impulsamos la proporcionalidad de género en las directivas gremiales, con igual proporción que en la base afiliada de mujeres. Lo mismo respecto a las expresiones de la disidencia sexual. Además, en sindicatos como docentes o salud, asegurar que los cargos principales los ocupen y encabecen compañeras.
Para esa radical transformación, los pasos positivos dados con el Plenario del Sindicalismo Combativo deben estar al servicio de construir un polo alternativo a la burocracia y el PJ y luchar porque se vayan Macri y el FMI.
Francisco Torres