Editorial: Macri chau, chau, chau

«Si la historia sirve de guía, la economía argentina -y su conducción política- pueden explotar en cualquier momento.» El tweet, acompañado de una foto del recién renunciado Luis Caputo, es de la revista empresarial Forbes. La contundencia del paro de hoy y la masividad de las movilizaciones de ayer demostraron que una mayoría social rechaza al gobierno de Macri; la renuncia de Caputo confirma el fracaso de su plan económico. Forbes toma nota, y advierte a sus colegas de la burguesía imperialista.

Se tiene que ir. Lo que queda cada vez más claro para millones de argentinxs -que Macri se tiene que ir- es negado concientemente por los jefes políticos de la supuesta oposición. El PJ se prepara para votar el Presupuesto 2019, con recortes de cerca de 500 mil millones. Se trata del ajuste que tantas veces denuncian en sus discursos, del plan de gobierno de Cambiemos para cumplir con los lineamientos del FMI. Otros sectores, más fervientes en su oposicionismo oral, debaten si se abstendrán de la votación. Los dirigentes sindicales de la CGT, por su parte, convocan medidas sin movilización, como el paro del 25S, para descomprimir la presión popular contra el gobierno, más que para enfrentarlo. Todos obran en pos de la tan mentada «gobernabilidad», que no es ni más ni menos que sostener a Macri en el gobierno y permitir que siga adelante con sus políticas hasta que termine su mandato. Hay que decirlo con todas las palabras: la gobernabilidad de ellos es el hambre y la miseria de millones de argentinxs.

¿Hay 2018?. Los que sostienen la gobernabilidad dicen que la manera de sacar a Macri es «votar bien» el año que viene, y argumentan que pretender que se vaya antes no es democrático, porque fue votado y tiene que terminar su mandato. Lo que no es democrático es que Macri haga todo lo contrario a lo que prometió en la campaña, que tome medidas que perjudican a la mayoría de lxs trabajadorxs, que entregue la soberanía e hipoteque el país al FMI que nadie votó, y que siga en su cargo. Lo democrático sería que sean revocables todos los funcionarios que no cumplan; lo democrático es que el pueblo decida si Macri sigue o no. Lo democrático es que se adelanten las elecciones para elegir diputados constituyentes, no presidente.

Que el pueblo decida. Con volver a elegir presidente no alcanza, si se mantiene el mismo modelo económico y las mismas instituciones antidemocráticas. El pueblo tiene que poder decidir sobre todo, en una asamblea constituyente libre y soberana. Este mecanismo está contemplado en la actual Constitución, y es la salida más democrática para salir de la crisis. Una asamblea constituyente podría decidir romper con el FMI, dejar de pagar la deuda externa y usar esos recursos para salud y educación; podría definir estatizar las privatizadas bajo control social, y hacer lo mismo con la banca y el comercio exterior; podría garantizar el trabajo, prohibiendo los despidos y estatizando a las empresas que no cumplan; podría separar a la Iglesia del Estado de una buena vez y legalizar el aborto; podría reemplazar todas las instituciones por otras más democráticas, disolver el Senado que no es representativo y fundar un Congreso unicameral, con el país como distrito único y proporcional a la población; podría establecer que todas las funciones públicas sean electas por el voto popular, incluyendo jueces, fiscales y comisarios, y que todas sean revocables si no cumplen. Son cambios de fondo, que nos quieren hacer creer que no se pueden hacer. Pero una asamblea constituyente tendría la potestad de refundar el país sobre nuevas bases, y no hay salida positiva para el pueblo sin hacerlo.

Que gobernemos lxs trabajadorxs. La única salida a la crisis es que el pueblo decida. A su vez, en la medida en que sigan gobernando los políticos de los capitalistas, y que la economía siga atada al sistema capitalista que subordina todo a la necesidad insaciable de acumular riquezas, a lxs trabajadorxs y al pueblo nos seguirán estafando y hambreando. Por eso, la única salida de fondo es que gobernemos los únicos que nunca hemos gobernado, los que vivimos de nuestro trabajo, y que construyamos una Argentina socialista, laica y feminista.