La mano dura de Patricia Bullrich. No es seguridad: es represión
Según la ministra, sus medidas al estilo Bolsonaro van a bajar el actual nivel de delito. En parte es demagogia electoralera, porque en lo económico Macri no tiene nada para ofrecer; pero en parte son un riesgo represivo, porque para imponer más ajuste necesita más palos. Por eso reprime las luchas, persigue al activismo y mantiene presos políticos. Aquí desmentimos los argumentos oficiales y explicamos nuestras propuestas frente al problema de la inseguridad.
En nuestro país hay seis asesinatos por día. Lo que Bullrich nunca dice es que uno de esos asesinatos diarios es un femicidio, ante un gobierno que a combatir la violencia de género destina la nada misma: menos de un peso por mujer por mes. Otro de esos asesinatos diarios es a causa del gatillo fácil policial o muerte en comisaría, no en enfrentamientos. Ahí nomás ya tenemos una tercera parte de la peor inseguridad: la que cuesta vidas. Estos datos no pretenden minimizar la cuestión de la falta de seguridad, que es real. Pero sí analizar las verdaderas causas de los hechos.
El paquete de Macri y Bullrich, hasta ahora, incluye cinco medidas: 1. Permitir a las FF.AA. asumir tareas de seguridad interior en frontera o “puntos estratégicos”; 2.Autorizar a las fuerzas de seguridad a disparar por la espalda en caso de “amenaza”; 3. Equipar a la policía con pistolas eléctricas Taser; 4. Endurecer toda la normativa hacia los inmigrantes; 5. Bajar la edad de imputabilidad penal de los menores a 15 años.
Un párrafo aparte se merece Sergio Berni, el Bullrich de Cristina, que coincide con todas estas medidas represivas y encima corre al gobierno por derecha. Vergonzoso, pero real.
Ni milicos a la calle ni doctrina Chocobar
Con respecto al punto 1, como Macri no tiene margen social para sacar militares a reprimir las luchas populares, los manda a las fronteras para así “liberar” gendarmes con esa finalidad. Acerca del punto 2, es directamente poner al policía armado como juez, parte y verdugo al mismo tiempo. Para las y los lectores interesados, en varias notas anteriores hemos desarrollado más ambos temas1.
Pero agregamos datos contundentes. Es falso que habilitar el gatillo fácil cuide la vida de los agentes, como miente Bullrich: de los 39 policías muertos durante 2017 en Capital y Provincia de Buenos Aires, 25 fueron fuera del horario de servicio2. Es decir, si no portaran armas en ese horario y ante un delito su obligación sólo fuera dar aviso por whatsapp, no hubieran muerto dos de cada tres. Y a la vez morirían menos civiles por mano policial: 69 de los 107 muertos en 2017, también dos de cada tres, lo fueron por policías fuera de servicio3. Bajar dos tercios de todas esas muertes es reducir la inseguridad.
No a la picana portátil
La Taseres ni más ni menos que una picana eléctrica, o sea un instrumento de tortura portátil, para usar al antojo del agente policial. Con cinismo, corriendo el arco, Bullrich pregunta: “¿Prefieren que la policía use armas de fuego?”
La Taser provoca dolor intenso, parálisis, extenuación y a veces la muerte. Por eso, aunque la Corte Suprema adicta las permita, no sólo se oponen a su uso los organismos de derechos humanos y la izquierda, sino también el Comité de la ONU contra la tortura. Según Amnistía Internacional, en los EE.UU., de 2001 a 2011, hubo más de 500 muertes por esas picanas4.Larreta ya debutó comprando 300 para usar en el subte, una irresponsabilidad que puede generar un caos incontrolable. Para no ser menos, Vidal también compró.
No a la xenofobia
Otra de las medidas bolsonaristas de Bullrich es endurecer todas las normas contra los inmigrantes, desde las leyes penales hasta el menor trámite. Pero los extranjeros son el 5% de los habitantes del país y el 6% de los detenidos. Sabiendo que tienen menos recursos de defensa y por lo tanto es más fácil detenerlos, la diferencia es insignificante. Además, el gobierno es hipócrita: se enoja con los extranjeros, pero quiso meter pilotos de afuera para carnerear las luchas de los pilotos locales.
Alto peligro es este discurso xenófobo del macrismo. Es otra secuela de este mundo capitalista decadente, que deja libre tránsito a las mercancías, las divisas, las armas y las drogas, pero obstaculiza a los seres humanos. Y quienes acusan a los inmigrantes de “sacarnos el trabajo a los argentinos” y quieren echarlos, deberían pensar si entonces al millón de argentinos que vive en el exterior también hay que obligarlo a volver.
Acá las orejas de burro se las merece el senador Pichetto, del PJ, tan o más bolsonarista que Bullrich. Nos permitamos que nos hagan retroceder más de un siglo atrás, a la nefasta ley de residencia del genocida Roca.
Basta de criminalizar a los pibes y pibas
Como bien señaló días atrás un periodista, “los delitos no bajan porque se condene a los adolescentes desde más jóvenes ni porque se aumenten las penas a los delitos más graves… hay menos delitos cuanto más se resuelve la deuda social (hoy la mitad de los chicos argentinos son pobres y, de los adolescentes presos, la mitad no iba a la escuela cuando cayó detenido)”5.
¿Qué “medidas socio-educativas” va a incluir en su régimen penal juvenil este gobierno, que cierra escuelas, ajusta la salud y deja a media niñez bajo la línea de pobreza? Si los pibes siguen creciendo en familias sin laburo, empujados a la marginalidad y la exclusión, viendo ricos que se llenan de guita sin trabajar o a un senador como Menem condenado por tráfico de armas pero libre, la escala de valores que reciben de esta sociedad es simple: vale todo.
¿Cómo resolver la inseguridad?
A 15 años de aprobadas, las leyes Blumberg, que endurecieron las penas, son un fracaso. La solución es otra. Primero, si el ajuste genera más desigualdad y por ende más delito, hace falta otro plan económico, en favor del pueblo trabajador. Y una medida clave debe ser un plan de shock de inclusión educativa y laboral juvenil. Si no, las redes del delito van a seguir reclutando mano de obra barata en el más de millón de pibes “ni-ni”.
Pero esas redes del delito organizado actúan al amparo de un triángulo estatal de impunidad: comisarios, jueces, punteros políticos. Detrás de cada pibe que delinque hay un comisario que “libera la zona”, sea desarmadero, cocina de paco o prostíbulo. Por eso no sirve saturar de policía. Hay que elegir los comisarios, jueces y fiscales por voto popular, revocables en caso de mal desempeño.
También se debe prohibir por ley la represión a las luchas sociales. Depurar la policía y las fuerzas de seguridad de todo jefe o agente ligado a hechos de represión o corrupción. Permitir que los agentes de policía puedan formar sindicatos, para cortar la cadena verticalista de mando. Control de los organismos de derechos humanos sobre todo el accionar policial. Y autoorganización de los vecinos para cuidar la seguridad de sus barrios. Ahí empezaría a haber más seguridad, que nada tiene que ver con la represión que alientan Macri-Bullrich, Berni-Pichetto y todos los gobernadores.
Pablo Vasco, CADHU-MST
Con Macri, ¿militares a la calle? (Alternativa Socialista, 29/5/18),Militares a la calle, no (AS, 6/6/18), Chocobar, el gatillo fácil y la inseguridad (AS, 7/2/18) y No a la doctrina Bullrich (AS, 20/12/18).
Centro de Estudios Legales y Sociales (Página 12, 6/8/18).
En la web chequeado.com, 2/2/18.
En la web es.amnesty.org, 15/2/12.
Héctor Gambini, Los ladrones no vienen de Marte (Clarín, 9/1/19).