Preparemos el paro internacional del 8M. Mujeres, nos sobran los motivos

Ya empiezan las reuniones preparatorias. En Buenos Aires es el viernes 8F, convocada por el colectivo Ni Una Menos. Desde Juntas y a la Izquierda, Libre Diversidad y el MST te invitamos a impulsar en común las acciones previas para construir un poderoso paro activo el 8 de Marzo. Vivas, libres y desendeudadas nos queremos. Vamos por todos nuestros derechos, aquí y en todo el mundo, contra este sistema capitalista y patriarcal.

1. Aborto legal e ILE efectiva

Mientras las mujeres seguimos la pelea por la ley de aborto, aún enfrentamos grandes provocaciones a nuestra lucha. En Jujuy, la cesárea a una niña de 12 años violada y embarazada, en vez del aborto no punible, es una atroz vulneración de derechos. Al gobierno provincial y las autoridades de salud no les importó que el caso reúna las tres causales que permiten la Interrupción Ilegal del Embarazo (ILE), como pidieron la niña y su madre: violación, minoridad y riesgo de vida. Incumplieron los protocolos vigentes y dilataron el embarazo. Funcionales a los anti-derechos, nos imponen a las mujeres el rol de incubadora forzada, sin importarles la vida de la niña, ni sus secuelas psico-físicas ni forzar la sobrevida de un feto no deseado, que el gobernador Morales hasta proponía dar en adopción digitada y terminó muriendo. ¡La hipocresía del lema salvemos las dos vidas no tiene límites!
Si la ILE se incumple es por las “grietas” legales que los anti-derechos aprovechan para amenazar a las autoridades hospitalarias, en general poco dispuestas a enfrentar presiones. Por eso necesitamos la ley de aborto cuanto antes, única herramienta para garantizar el derecho a decidir. No podemos esperar a 2020: el 8M es una gran oportunidad para exigir una consulta popular vinculante sobre la ley de aborto. En Irlanda, ese mecanismo democrático del plebiscito permitió conquistar el aborto legal. Por eso proponemos que en agosto, con las PASO, se consulte al pueblo por sí o no a la ley que aprobó Diputados.
Asimismo, el protocolo nacional de ILE debe aplicarse sin ningún condicionamiento ni dilación.

2. Ni Una Menos: presupuesto y ESI ya

Desde que comenzó el año, casi día por medio nos enteramos de un nuevo femicidio. Detrás de cada noticia hay una historia de abuso y violencia desoída por el Estado. También se repitieron las violaciones en patota, con cierta sistematización de la violencia sexual.
En estos años se registraron formas de violencia contra las mujeres y demás identidades de género no hegemónicas, con el blanco puesto en la juventud, protagonista de la revolución feminista y disidente: el 49% de los femicidios oscila en la franja etaria de 16 a 35 años. Es que la violencia machista, en todas sus expresiones, es un problema político: hay un ascenso feminista sin precedentes, al que el poder patriarcal quiere derrotar.
Esta transformación cultural debería traducirla el Estado en políticas públicas y presupuesto acorde, no los míseros $ 11 por mujer por año que hoy destina a combatir la violencia machista. El paradigma del Estado es la judicialización (deficiente), que aborda los casos de forma individual y desarticulada entre las diferentes instituciones. Ese paradigma punitivista incluye las instancias burocráticas que las mujeres debemos recorrer en busca de protección y/o justicia, se limita a repartir botones antipánico como si fueran soluciones mágicas y se asienta en el mismo poder judicial y policial patriarcal y corrupto, tantas veces cómplice de los femicidas, como lo confirma el caso de Carla Soggiu.
No queremos promesas efectistas, sino cambios concretos. Un presupuesto de emergencia para la Ley 26.485 anti-violencia, con control de las organizaciones de mujeres. Campañas de visibilización, cambiar la recepción de las denuncias, ofrecer casas-refugio transitorias y asistencia psicológica y jurídica gratuita (Ley 27.210). Que los programas sociales incluyan subsidios para mujeres víctimas de violencia en situación de dependencia económica. Que los hospitales públicos desarrollen prevención y asistencia para víctimas y potenciales victimarios. Y para terminar con esta justicia patriarcal, elegir los jueces y fiscales por voto popular, paridad de género y juicios por jurados populares.
A su vez, exigimos que se aplique la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral (ESI) para trabajar desde un nuevo paradigma: el combate a la desigualdad de género, matriz de la violencia.

3. Iglesia y Estado, asuntos separados

Como reacción a la lucha feminista, los anti-derechos se siguen organizando. Impulsan campañas oscurantistas como la de con mis hijos no te metas, donde confluyen sectores católicos y evangelistas. Cuando alcanzan el gobierno, como el caso de Jair Bolsonaro en Brasil, prometen combatir la “ideología de género”, sacan a las personas LGBT de los programas de ayuda social y proponen vestir de celeste a los niños y de rosa a las niñas, ¡como Dios manda! En nuestro país encabezaron las marchas anti-aborto y promueven cada vulneración de derechos, incluido el reciente caso de la nena jujeña.
Pero no son “grupos autoconvocados”: detrás está el poder clerical. El propio Papa Francisco se pronunció varias veces contra la “ideología de género”, el derecho al aborto, las familias diversas y la homosexualidad. Muchas entidades confesionales son sede de estos grupos y sus cúpulas, como la Conferencia Episcopal, son las principales fuentes de presión sobre el gobierno y el Estado. La separación de la Iglesia Católica del Estado debe ser otra de las banderas centrales este 8M, anulando a la vez los subsidios públicos a toda la educación religiosa (más de $ 50.000 millones) y privada. Como parte de la lucha contra el sistema capitalista y patriarcal, exigimos un Estado laico.

4. Trabajadoras: basta de ajuste, despidos y FMI

Como sabemos, la economía capitalista nos discrimina: según las últimas estadísticas del Instituto Nacional de las Mujeres, en promedio ganamos un 27% menos que los varones, a la vez que somos la mayoría de la población pobre y “ni-ni”. También las disidencias sexo-genéricas son un blanco preferido de este ataque, que aumenta su marginación laboral y social, sin aplicar políticas de cupo laboral. Esta situación se agrava con las medidas de ajuste, entrega y represión que imponen Macri y los gobernadores al servicio de pagar la deuda externa. Quieren hacer pasar la reforma laboral para precarizar nuestras vidas, al ritmo de la inflación, la baja salarial, los despidos y la recarga de tareas domésticas gratuitas.
El 8M las mujeres vamos a parar en nuestros lugares de trabajo, en nuestras casas y a salir a las calles porque al gobierno hay que enfrentarlo con medidas contundentes, no dilatorias. Por eso exigimos que la CGT y las CTA sigan nuestro camino de lucha y llamen a paro general el 8M. En las reuniones preparatorias vamos a proponer reuniones con las centrales sindicales y, si se niegan a parar, les haremos pañuelazos. El paro y las movilizaciones de este 8 de Marzo deben ser superior a los anteriores, porque nuestra fuerza acumulada ¡va por más!

Caro Dome