Debates en el movimiento feminista. Unidad en la diversidad, sin ningún burocratismo

La semana pasada, en dos representativas asambleas feministas, con cientos de activistas de distintas agrupaciones e independientes, se expresaron algunas de las principales contradicciones que hoy atraviesa el movimiento. En ambas asambleas se lograron avances significativos, pero en los debates y resoluciones reaparecen problemas metodológicos, vinculados a diferencias políticas. Algunas conclusiones necesarias para mejorar y avanzar.

Una de esas asambleas fue la segunda reunión preparatoria del 8M en la Ciudad de Buenos Aires, de mujeres, lesbianas, trans, travestis y no binaries, realizada el viernes 15F en la Mutual Sentimiento. La concurrencia superó las 500 compañeras y compañeres, representando a decenas de organizaciones, colectivos y activismo independiente.

En un año electoral, las agrupaciones del espacio K-PJ como La Cámpora, Nuevo Encuentro, el Frente Patria Grande, Vamos y algunas integrantes del Colectivo Ni Una Menos intentan centrar el debate en cómo “derrotar a Macri” a través de su proyecto electoral, en agosto. Pero ese proyecto, que no es compartido por la asamblea, no llama a enfrentar a Macri ahora y además de excluir nuestro derecho al aborto concilia nada menos que con los pañuelos celestes, la Iglesia y otros sectores anti-derechos. De feminista y de lucha, cero.

Sin embargo, fruto del sentir mayoritario y de la moción que planteamos en unidad desde la izquierda1, coherentes con lo que nosotres ya habíamos propuesto en la primera reunión, esta segunda asamblea resolvió un paso cualitativo: exigirles a la CGT y las CTA que llamen al paro general el 8 de Marzo (ver contratapa). Este criterio correcto de impulsar el paro no como “sólo de mujeres” sino como clase trabajadora, por nuestros derechos de género y también contra el ajuste de Macri y el FMI, fue avalado por un consenso contundente.

Por desgracia, ya hacia el final, cuando les tocaba hablar a representantes de Rad.Ar y FRIA, una compañera trans independiente las increpó y les quitó el micrófono. La coordinación que dirigía la asamblea intervino para frenar el incidente y resolver cómo seguir. Y allí reaparecieron profundas divergencias de método. Mientras los sectores K, PJ y Ammar no quisieron darles la palabra a las feministas radicales (a las que sobreestiman y absurdamente tildan de fascistas o de yuta), nosotres, aunque discrepamos de plano con su retrógrado biologicismo anti-disidencias y anti-varones, propusimos que pudieran hablar. Salvo IS, el PO y el PTS equivocadamente se callaron la boca…

Tode compañere que respete los espacios colectivos que tanto cuesta sostener tiene el derecho democrático a expresarse, por supuesto sin provocaciones, aunque disintamos en todo. Para nosotres no caben censuras ni proscripciones burocráticas: para luchar en común, el único método que construye es el de la unidad en la diversidad. Si en la próxima asamblea las radfem vuelven a pedir la palabra, volveremos a sostener su derecho elemental a hablar. En todo caso, habrá que responderles a la altura de lo que planteen.

En La Plata, basta de burocrateadas

La otra asamblea destacada fue la plenaria de la Comisión Organizadora del 34º Encuentro Nacional de Mujeres. Fue el sábado 16F en el Rectorado de la UNLP, con más de 500 compañeras y compañeres de diversas agrupaciones e independientes. Se debatió si cambiar o no el nombre del Encuentro, los lugares de apertura y cierre, si se pronuncia por el aborto legal, si participan o no la Iglesia y demás anti-derechos, si se usan o no las escuelas religiosas para alojamiento.

Sobre el cambio de nombre, hay debate desde el Encuentro anterior en Trelew. La mayoría de la plenaria, también nosotres, propone Encuentro plurinacional de mujeres, trans, travestis, lesbianas, bisexuales y no binaries para incluir la pluralidad existente. El PCR, que antes hegemonizaba la Comisión Organizadora, rechaza todo cambio. Si siempre capitula a la Iglesia y al gobierno de turno, más ahora que es aliado electoral del PJ-FPV. Dicen que “no se puede cambiar”, pero es falso: años atrás el ENM no incluía a las trans y luego sí. El PJ dilató a resolver el nombre en la apertura del Encuentro, en octubre. El Evita no se definió. Patria Grande dice acordar con el cambio, pero pide “no forzar”. CTA-ATE dicen coincidir en cambiar, pero que deben repensar y que se decida en la apertura. O sea, un frente endeble.

Sobre la apertura, proponemos que sea en la Plaza Moreno, que es amplia y ahí está la catedral. El resto de la izquierda acuerda con nuestra propuesta. Pero el PCR, el PJ y los espacios K hablan de “no ir al choque con el gobierno”, que “no nos van a dar la plaza”, que “por seguridad es mejor el estadio único” y hasta barajan el Hipódromo o Circunvalación para alejar el acto del centro político y no confrontar con la Iglesia y el gobierno.

Sobre el tema aborto, la mayoría de la Comisión rechaza conciliar con la Iglesia y demás sectores anti-derechos, mientras que según el PCR, el PJ y otros grupos “no se puede impedir participar a compañeras con pañuelos celestes” y “el pañuelo celeste lo llevan muchas mujeres pobres”. Línea CFK, a contramano de la ola verde.

Sobre las escuelas religiosas, tenemos una divergencia puntual con el PO: elles rechazan utilizarlas, en cambio nosotres decimos que sí por dos motivos: permite alojar a más compañeras en un Encuentro que será multitudinario y además proponemos usar todo ámbito que subsidie el Estado (el PO tampoco propone anular esos subsidios, mientras que nosotres sí).

A estos debates políticos y organizativos se les suma otro, no menor, sobre el método para resolver y tomar decisiones. Si hay consenso, es fácil: el problema es cuando después de debatir persisten diferencias. En cualquier asamblea, lo democrático es tomar en cuenta la postura mayoritaria. En los Encuentros, el espacio de mayor participación son los talleres, en una relación de diez a uno respecto del acto de cierre y ese nefasto “aplausómetro” del PCR. No va más: tenemos que decidir entre todes.

En concreto, quedando varios de estos temas aún por resolver, ante la evidente mayoría de la plenaria en favor de cambiar el nombre del Encuentro, el PCR no lo acepta y se retiró de la misma. Una burocrateada, mientras toda la plenaria cantaba “qué momento, qué momento, después de 30 años el Encuentro es diverso”.

Unidad y métodos democráticos, al servicio de la lucha

Como podemos ver, tanto la censura en la asamblea de CABA como la obstinación en la plenaria de La Plata provienen de sectores políticos posibilistas y reformistas que, con uno u otro método antidemocrático, buscan condicionar y frenar la ola feminista y disidente.
Desde nuestra perspectiva antipatriarcal, anticlerical, anticapitalista, socialista e internacionalista, el rumbo que proponemos nosotres es el opuesto. Si desde el Ni Una Menos del 2015 las mujeres y las disidencias venimos creciendo en conciencia y fuerza en las calles es justamente por la voluntad mayoritaria del activismo de actuar con unidad en la diversidad, buscando los puntos en común para movilizar y debatiendo las diferencias, sin bajar banderas ni ceder a presiones conciliadoras con la Iglesia y el Estado y todas sus instituciones.

Desde Juntas y a la Izquierda, Libre Diversidad y el MST vamos a seguir sosteniendo estos criterios en toda instancia de coordinación del movimiento feminista y disidente porque, como muy bien lo señalaron los documentos unitarios leídos en las marchas conjuntas del 25N y del 1ºF, “el patriarcado y el capitalismo no se van a caer solos: los tenemos que tirar”.

Jeanette Cisneros (Juntas-CABA) y Yamila Almeida (Juntas-La Plata)

1. Elaborada por el MST, el FIT y el Nuevo MAS.