Debates feministas hacia el Encuentro en La Plata / Mala Junta: cambiar… ¿para no cambiar?

Debates feministas hacia el Encuentro en La Plata

Mala Junta: cambiar… ¿para no cambiar?

Con fecha 1º de abril, las compañeras de Mala Junta-La Plata postearon en las redes sociales su posición sobre el cambio o no de nombre del Encuentro que se hará en esa ciudad en octubre. Mientras el PCR maniobra para resistir todo cambio, Mala Junta -que integra el Movimiento Popular Patria Grande- propone cambiar algo para no cambiar lo esencial. Aquí, la polémica.

Al avanzar, la ola feminista y disidente choca con toda estructura o aparato conservador. Quienes buscan frenar la lucha y rebajar su programa para ceder a las instituciones, imponen métodos burocráticos. En cambio, quienes promovemos la lucha consecuente y anti-sistema queremos democracia para decidir. Esa relación entre metodología y estrategia clarifica la intencionalidad política de cada sector.

La ola feminista y disidente quiere un Encuentro plurinacional de mujeres, lesbianas, trans, travestis, bisexuales y no binaries, sin anti-derechos. Esa postura venimos defendiendo nosotres y otras agrupaciones de izquierda, de mujeres originarias y de las disidencias sexuales y de género. Pero ante esos reclamos de renovación surge la resistencia del PCR, corriente que hasta ahora ha hegemonizado las comisiones organizadoras de los Encuentros y pretende que todo siga como hace 34 años. Si bien se ve obligado a reconocer que cambiar el nombre “es necesario”, dice que sería recién en octubre en el Encuentro y sin aclarar cómo ni en qué instancia del mismo.

El documento de apertura del Encuentro 2018 realizado en Trelew decía: “El debate de la plurinacionalidad debe darse al interior del movimiento. Los talleres serán el espacio para que el debate sobre la plurinacionalidad, que ya se viene dando, se traduzca en distintas voces, argumentos y razones.” A su vez, ese debate ya se había iniciado en el Encuentro 2017, en Chaco. Pero en ambos casos el PCR desechó el planteo. Dicho partido tiene doble discurso: dice que los talleres son “el corazón” del Encuentro, pero luego autoritariamente les niega el derecho democrático a decidir sobre el cambio de nombre, la próxima sede o lo que sea.

Pues bien, el movimiento feminista y disidente ya debatió de sobra el tema nombre: en Trelew, en las asambleas previas al 8M y en todas las asambleas preparatorias en La Plata, que además, al calor de la ola verde, son las más masivas en estos 34 años de Encuentros. En todos lados la amplia mayoría queremos que sea plurinacional y con las disidencias. No reconocerlo así es caer en un conservadurismo anacrónico y tan inútil como querer tapar el sol con las manos. El equivocado posteo de Mala Junta-Patria Grande, cuya postura es similar a la del Movimiento Evita y otros grupos, resulta funcional a ese conservadurismo reacio a los cambios.

5 cuestiones en debate Qué dice Mala Junta Qué decimos nosotres
1. Sobre el cambio de nombre Tiene que cambiar. El nombre no cambió, porque no sucedió un hecho político masivo en el marco del Encuentro que lo proclame. La vida ya impuso el cambio. A esta altura del avance feminista, el nombre “Encuentro Nacional de Mujeres” es expulsivo para las disidencias y la plurinacionalidad.
2. Sobre cómo cambiarlo Esta no puede ser una decisión tomada solamente por la comisión organizadora, porque implicaría sentar un antecedente peligroso, con atribuciones antidemocráticas. El nombre debemos cambiarlo entre todxs lxs que asistiremos en octubre al Encuentro. Queremos construir un proceso lo más abierto y plural posible de cambio de nombre. La comisión organizadora de La Plata es la más masiva de toda la historia del Encuentro. Además, allí también se expresa el reclamo de cambio de nombre que ya se debatió en los Encuentros de Rosario, Trelew y en las reuniones unitarias preparatorias del 8M, que fue “paro de mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans y no binaries”. Un proceso más abierto y plural, imposible.
3. Sobre los métodos de debate Las plenarias se han convertido en instancias poco respetuosas de las intervenciones de otrxs compañerxs y atravesadas por una lógica divisionista. Hay una cuestión política que nos atraviesa que tiene que ver con las intenciones de la izquierda trotskista con respecto a las organizaciones del campo popular”. En realidad, quien falta el respeto, se lleva los libros de actas, quita el micrófono a la fuerza, arma cordones patoteriles, rodea a compañeras independientes para acallarlas o se retira cuando pierde debates es el PCR, no la izquierda trotskista. Además de excluirnos del “campo popular”, la “intención” de Mala Junta es lavarle la cara a ese aparateo burocrático.
4. Sobre los consensos y las votaciones Los consensos no significan que todxs, por unanimidad estemos de acuerdo con algo, sino que se expresa una voluntad clara de avanzar en un sentido o en otro.

Nunca, en ningún Encuentro de los realizados en estos 34 años, se votó. Han sido estos mismos grupos (se refieren a la izquierda trotskista) quienes han pretendido disputar y cambiar su carácter, imponiendo el método de la democracia burguesa: votar.

No estamos de acuerdo con el voto porque comprendemos que los espacios construidos desde el feminismo y en la masividad del movimiento, pueden ayudarnos a prefigurar otro tipo de prácticas, incluso aquellas mediante las cuales tomamos decisiones colectivas.

En toda instancia de coordinación entre distintas organizaciones y activistas surgen diferencias. A veces es posible lograr consensos o integrar los matices de una manera superadora que contenga a todes. Pero si las diferencias persisten, ¿cómo “expresar una voluntad clara de avanzar en un sentido u otro” sino mediante una votación democrática por mayoría y minoría? ¿O conocen algún “otro tipo de prácticas” para “tomar decisiones colectivas”?

Que en 34 años de Encuentros nunca se haya votado nada no es ningún mérito, sino un gran déficit antidemocrático. A su vez, el voto también es un método de la clase obrera, al cual no casualmente se opone la burocracia sindical. Y si tanto cuestionan “la democracia burguesa”, ¿por qué nos critican cuando votamos en blanco?

5. Sobre el o los enemigos Nuestro movimiento hoy es profundamente feminista, disidente y transversal, pero también debe ser antirracista, anticolonial, popular y anticapitalista.

Nos toca organizar el Encuentro en un territorio gobernado por el neoliberalismo, en la ciudad de Julio Garro (el intendente macrista) y en la provincia gobernada por María E. Vidal.

Estamos muy de acuerdo: la lucha feminista debe ser anticapitalista. Pero para eso debe enfrentar a toda variante capitalista, incluidos el PJ y Unidad Ciudadana. Vidal no tiene mayoría legislativa propia: si pudo aprobar el Presupuesto bonaerense 2019 de ajuste fue gracias a los 21 votos que le dio el peronismo “opositor”. El feminismo también debe ser anticlerical, punto clave que Mala Junta omite.

Un párrafo aparte merece su mentira burda contra la izquierda trotskista de que no hemos “ni siquiera reconocido a Milagro Sala como presa política”. Es falso por completo: en innumerables actos, marchas, petitorios y pronunciamientos públicos siempre exigimos su libertad, así como la de todas las presas y presos políticos.

En definitiva, respecto del Encuentro en La Plata, Mala Junta propone “cambiar” algo para terminar no cambiando nada de lo esencial y cediendo a la línea frenadora del PCR, que ahora se agudiza por su alianza electoral con el PJ. Si alguna joven feminista cree que Mala Junta-Patria Grande es una agrupación feminista combativa y transformadora, creemos que se equivoca.

Estamos frente a una gran oportunidad: transformar el Encuentro y sus métodos para expresar los nuevos vientos de cambio del movimiento feminista y disidente. El Encuentro debe ser plurinacional y con las disidencias. Contra Macri y todos sus cómplices anti-derechos, incluidos la Iglesia Católica y los evangelistas, tenemos que democratizarlo y transformarlo en una herramienta de lucha por nuestros derechos y contra todo este sistema capitalista y patriarcal. Desde Juntas y a la Izquierda, Libre Diversidad y el MST, te invitamos a que te sumes a esta tarea apasionante.

Andrea Lanzette y Pablo Vasco