Por qué soy candidata a presidenta
Hace más de 15 años decidí sumarme a fortalecer una herramienta política para cambiar la realidad, y hoy me toca ser la vocera de las convicciones que tenemos miles y miles de compañeres del MST como candidata presidencial.
Nací, crecí y comencé mi militancia en Córdoba. Soy de Villa Allende, una ciudad de las Sierras Chicas. Empecé a militar en el MST en 2003 cuando entré a la UNC, pero ya desde muy chica acompañaba a mi mamá en sus actividades sociales y sindicales: docente y luego jubilada, ella fue mi primera inspiración. Luego del gran conflicto de 2005 en defensa de la universidad pública, fui presidenta del centro de estudiantes de la Escuela de Trabajo Social.
En 2006, junto a mi compañero Martín, nos mudamos a Comodoro Rivadavia. Seguí estudiando Trabajo Social y fui presidenta del centro de estudiantes de Humanidades y Ciencias Sociales por dos mandatos, y durante mi último año fui consejera superior de la Universidad Nacional de la Patagonia (SJB).
Luego nos instalamos en Cipolletti, donde seguí trabajando como docente de secundaria pública y fui candidata a concejal y después a diputada nacional. Allí decidimos tener a nuestra hija. En 2016 nació Emilia, que ya desde la panza nos acompaña: dos días antes de nacer «participó» de la marcha del 3J por Ni Una Menos. También estuvo en muchas acciones de nuestra agrupación feminista Juntas y a la Izquierda, de la que soy su coordinadora nacional. Emilia es quizás la más poderosa de las razones que nos llenan de fuerza para cambiar nuestra realidad, para que ella y todes les niñes tengan un futuro digno.
Estoy cansada de escuchar que «las cosas no se pueden cambiar», mientras millones no tienen trabajo digno, son pobres y un puñado de políticos, empresarios y burócratas sindicales siguen llenando sus bolsillos. No va más esa casta privilegiada que vive de la política y gobierna para los intereses del capital. Por más que prometan soluciones, si no superamos los límites de este sistema capitalista y patriarcal nunca las habrá.
Por decisión de mis compañeras y compañeros en el último congreso nacional del MST, hoy me toca ser la precandidata a presidenta, desafío que asumo con mucho entusiasmo y el respaldo de referentes de trayectoria como lo son Alejandro Bodart y Vilma Ripoll. Nuestras propuestas, las que construimos de manera colectiva, son las de quienes nunca gobernamos, las que plantean dar vuelta todo y quiero que las conozcas:
Renovar y unir a la izquierda. Ante un escenario de crisis y polarización, donde una o dos variantes del peronismo intentarán mostrarse como la opción al macrismo, ya no podemos seguir así. Con posiciones de clase y en defensa del 99% de la población, hoy más que nunca hace falta una renovación en la izquierda, de figuras y de metodologías, que permita pensar y hacer la política de manera muy distinta, sin sectarismo, sin autobombo, con espíritu crítico y aceptando trabajar con diferencias. La unidad de toda la izquierda anticapitalista y socialista permitiría transformarnos en una alternativa real, que empiece a disputar poder.
Con esta convicción le propusimos al FIT un acuerdo con listas donde todos tengamos visibilidad y representación, o internas para que decidan las bases. Pero el FIT demora, no convoca y hasta ahora elige dividir, aunque eso le cuesta su retroceso en provincias clave como Córdoba y Santa Fe. Pero no nos vamos a detener: tenemos la decisión de presentar nuestro proyecto en todo el país y seguir instalando nuestras ideas.
Basta de FMI y deuda externa. Macri no lo dijo ni una vez durante su campaña, pero su principal acción fue hipotecar nuestro país por el próximo siglo. Todo ese dinero «recibido» está al servicio de la especulación financiera: endeudarnos, pedir para poder pagar y cada año deber más. Ni un peso se invirtió en las necesidades populares. Además, el FMI digita los destinos del país, impulsa la reforma laboral, jubilatoria y demás recetas en favor de sus ganancias. Ante eso, la única salida real es declarar un default soberano. No podemos ni debemos pagar una estafa a costa de precarizar cada vez más la vida de millones. Toda la plata que nos ahorremos debe ir a la construcción de viviendas populares, hospitales, escuelas, a generar empleo y una mejor calidad de vida para la gente.
La economía, para nosotres. Lejos de las y los candidatos que hablan y hablan pero a la hora de gobernar lo hacen a favor de los empresarios, mi precandidatura está al servicio de construir un plan económico opuesto, para las mayorías. Por eso sostengo que es clave imponer una ley que prohíba los despidos y suspensiones; eliminar el IVA de la canasta familiar para bajar los precios; reducir la jornada laboral para asegurar empleo para todes; nacionalizar la banca y el comercio exterior para evitar la fuga de capitales, entre otras medidas a corto y mediano plazo.
Chau privilegios políticos. Mi candidatura reafirma qué sectores nos proponemos representar y también quiénes son nuestros enemigos. La juventud, les trabajadores, las mujeres que pelean por sus derechos, los que día a día hacemos que el país funcione nada tenemos que ver con los ricos y poderosos que ocupan los cargos de representación. Es preciso cortar todos los privilegios de esa casta política, haciendo que ganen como una maestra, se atiendan en el hospital público y eduquen a sus hijos en la escuela pública. Todo mandato debe ser revocable y toda decisión estratégica debe tomarse a través de consultas democráticas al pueblo.
Derecho al aborto. Junto a miles y miles de mujeres estuve frente al Congreso aquel 8A, cuando algunos dinosaurios y dinosaurias del Senado, por presión de la Iglesia y los evangelistas, resolvieron que sobre nuestros cuerpos decide el Estado. Ese día quedó bien claro que los celestes anti-derechos jamás pueden hacer avanzar la historia. Por eso el derecho a decidir no puede estar ausente como punto central en ningún proyecto político que se considere progresista. También defiendo la ESI, la ILE, separar la Iglesia del Estado y anular todos los subsidios a los colegios e instituciones religiosas.
Socialismo, en defensa propia. Todas estas propuestas son pasos hacia otro modelo de sociedad. El capitalismo nos lleva a la barbarie, destruye el planeta y agudiza al extremo las peores miserias y violencias. Es cierto que, en nombre del socialismo, en otros países se montaron proyectos burocráticos y regresivos que no nos representan. Nuestra propuesta es otra: una sociedad socialista al servicio de las mayorías, democrática, donde gobernemos les trabajadores, hagamos una utilización racional de los recursos, terminemos con la explotación del capital y aseguremos igualdad para las mujeres y las disidencias, plena libertad y desarrollo humano.
Para lograr estos y otros sueños, la tarea de renovar y unir a la izquierda es una necesidad urgente. En ese sentido, mi precandidatura a presidenta ya está en marcha, impulsada por nuestra militancia en todo el país. Es un desafío que me enorgullece y una gran responsabilidad.
Cele Fierro