Unir y renovar a la izquierda
A menos de un mes de la fecha de presentación de alianzas para las elecciones nacionales, el debate en el seno de las fuerzas de izquierda se mantiene, aunque lamentablemente los pasos reales de unidad no aparecen. El MST viene insistiendo en una propuesta seria, mientras el FIT retrasa y divide. ¿Qué hacer ahora?
Han pasado ya cinco meses de este año y en medio de eso hubo diversas luchas de importancia y ocho elecciones provinciales. Esta situación viene teniendo dos marcos muy claros. Por un lado, en relación a las luchas, el marco lo dio la combinación de un creciente descontento social con el rol traidor y cómplice del macrismo de toda la burocracia sindical, tanto de la que no hace nada como de los sectores que impulsan medidas aisladas de nula efectividad contra el ajuste.
Y el marco político lo dio la debacle del macrismo, que recibió una paliza en cada una de las elecciones provinciales que se dieron hasta hoy. Fueron ocho derrotas consecutivas enmarcadas a la vez en un clima de polarización y voto antimacrista que viene capitalizando el PJ, pese a su todavía fragmentación nacional y una creciente postulación de CFK que viene recuperando terreno político.
Causas y consecuencias del retroceso del FIT
Frente a esta situación, desde la izquierda y por responsabilidad principal del FIT, venimos arrastrando un serio problema político: se ha desperdiciado todo el año sin avanzar en la unidad política que hace falta. Con distintas justificaciones los partidos del FIT han dejado pasar mes a mes, lucha tras lucha y elección tras elección, sin abrir ningún debate ni paso serio para avanzar en la unidad.
El resultado de esto es por partida doble; por un lado, se les facilitó a las fuerzas opositoras del propio régimen aparecer como única opción frente a Macri y, por otro lado, ese error político hizo que la izquierda de conjunto no aparezcamos como alternativa. Esta situación golpeó fuerte al propio FIT, que retrocedió en varias elecciones, sobre todo en las dos provincias más importantes del interior del país; Córdoba perdiendo dos diputados y Santa Fe no superando las PASO. A esta altura del año electoral, surge evidente que el Frente de Izquierda no emerge como alternativa sólida ni es ya visto como algo novedoso ni en ascenso por amplias franjas, no atrae a otros sectores y pierde parte del voto propio. Solo trata de mantener, con resultados por verse hacia adelante, parte del caudal previo de votos a izquierda que existe en el país.
En este contexto no son casuales los debates internos y a la vez ya muy públicos de PO, que por estos días refieren en particular al balance del FIT. A tal punto es evidente el retroceso del FIT, que el fundador de PO no necesita esforzarse mucho para hacerlo notar. Pero más allá de todos los temas en debate dentro de la fuerte crisis de PO, lo que surge muy claro es que al no transformarse el FIT realmente en alternativa y encontrarse con un incierto futuro, esto actúa en sus partidos; potencia los desgarradores debates internos dentro de PO y también entre los dos principales partidos del FIT, que no se terminan de poner de acuerdo en las candidaturas, entre otras cosas porque la perspectiva electoral propia, es poco clara. Si el FIT no fuera un mero acuerdo electoral dividido en la lucha de clases, y fuera la herramienta que hace falta, no habría crisis en sus componentes. Es la realidad del frente de conjunto, la que condiciona la vida interna de sus componentes.
¿Y la unidad de la izquierda?
Partiendo de esta realidad, sí hay una manera de modificar este complejo momento de manera positiva. Y la única forma posible sería avanzar a una verdadera y nueva unidad de la izquierda obrera y socialista de nuestro país. A un acuerdo nacional, claro, motivante, integrador, que cambie la tendencia de retroceso y estancamiento y se disponga a salir a pelear de verdad y con mucha más fuerza.
La unidad que hace falta no es ni a último momento ni una simulación de integración. Solo sería positiva si hay una propuesta que visibilice a todos los componentes, para que se pueda aportar a fondo con ideas, referencias políticas y fuerza militante. O la otra manera es mediante internas, para que miles de trabajadoras y trabajadores se expresen y decidan.
El problema, es que a tan solo veinticinco días del cierre de alianzas, el FIT no convoca a ninguna reunión ni hace propuesta alguna para unir a la izquierda. Preocupado tan solo por lograr un diputado por CABA, solo se dedica, por ahora, a seguir siendo rechazado por Zamora y así, a la vez,aleja más las posibilidades de ese diputado de la Capital. Porque no es con arranques electoralistas como se solucionan los problemas políticos, sino mediante una estrategia nacional y sólida que visibilice mejor a la izquierda de conjunto. Y a eso, es a lo que el FIT hasta ahora se viene negando. Por eso no hay unidad de la izquierda, justo cuando es más necesario. Esperamos reflexionen al respecto.
Renovar para avanzar
Desde el MST, como lo venimos proponiendo, estamos abiertos a seguir dialogando sobre una posible y real unidad, mientras haya tiempo. Y esto no impide en lo más mínimo que estemos desplegando en todo el país la difusión de nuestras propuestas y precandidaturas. Así lo venimos haciendo y así seguiremos. Acabamos de lograr un importante salto político; conquistando con Luciana Echevarría una diputada del MST en Córdoba. Superamos también las PASO en Entre Ríos, Chubut y San Juan, hicimos una buena elección en Santa Fe bastante pareja con el FIT y siendo primera fuerza de izquierda en la mayoría de los departamentos de esa provincia. Disputamos este domingo que viene en La Pampa con una lista de jóvenes compañeras y compañeros, arrancamos ya las campañas de Mendoza, Tucumán y Jujuy. Y pelearemos hasta el final, en las generales de Entre Ríos del 9 de junio, por lograr otra diputada de izquierda.
Sobre esta base, nuestra joven precandidata a presidenta Cele Fierro, se encuentra recorriendo el país con nuestras propuestas. Porque cada vez es más evidente que hace falta renovar a la izquierda, y cada vez se va demostrando también, que es una tarea posible. Porque son miles las trabajadoras, trabajadores, mujeres y jóvenes que quieren una izquierda ajena a la autoproclamación, al sectarismo, a las peleas intestinas, a la división en las luchas, a la falta de autocrítica y de una perspectiva de proyecto común, real y a largo plazo.
Con Cele como precandidata a presidenta, con Alejandro y Vilma como precandidatos a diputados nacionales en CABA y provincia de Buenos Aires, con Luciana y Nadia en Córdoba y Entre Ríos, con Jimena en Santa Fe y con tantas y tantos compañeros de todo el país, peleamos contra este sistema capitalista y por renovar a la izquierda para dar vuelta todo. Para abrir paso a un proyecto político anticapitalista y socialista, obrero, feminista e internacionalista. En esa tarea estamos y lejos de detenernos, vamos por mucho más en este 2019.
Sergio García