La lucha de Kimberly a través de la Comisión de Mujeres

Kimberly Clark es una papelera multinacional que en enero de 2018, según datos de industria All global Unión, definió una reestructuración de sus plantas cerrando 10 de las 91 que posee en el mundo, haciendo perder casi 5500 puestos de trabajo. Contradictoriamente, las ganancias de las operaciones de Kimberly-Clark en 2017 fueron de unos US$ 3.300 millones.

Una de las plantas a cerrar está en Bernal, con 200 trabajadores y al conocer la noticia, su comisión interna, ganada a la dirigencia siempre vendida hace 12 años,  organizó rápidamente la ocupación y el inicio del plan de lucha que están llevando a cabo. Casi sin solución de continuidad han realizado acciones a diario, asambleas abiertas, corte de la autopista, festivales, movilizaciones al ministerio de trabajo, exigencia de un paro nacional a la Federación de papeleros. Al tiempo que los papeleros ocupaban la planta, sus compañeras definían no abandonarlos y organizar la comisión de mujeres de Kimberly en lucha.

Acompañarlas en sus decisiones, empuje, fuerza, sensibilidad es uno de los aprendizajes más intensos. Hablamos este domingo con algunas de ellas para que nos cuenten cómo asumieron este cimbronazo.

Sentadas en una ronda afuera de la fábrica, mate por medio, Verónica, Susana, María, Carolina, Mónica, Catalina, Soledad, Laura, Érica, Jenifer, Julia, Julieta, Zaira, Magalí, Pamela, intercambiaban reflexiones. Nos centramos en cómo habían transitado la noticia del cierre, y qué cosas se habían animado a hacer que antes no, y cómo también modificaron sus ideas sobre los que luchan, sus fortalezas como grupo.

Verónica:  Siempre apoyé la mayoría de los paros de los docentes, no iba a manifestaciones, ni acampes. Viví eso a través de Walter (su compañero, delegado y uno de los portavoces del conflicto), nunca estuve en desacuerdo con esas decisiones, sólo me preocupaba que le pase algo, como en las jornadas de diciembre de 2017, contra las aprobación de las leyes de reforma jubilatoria y laboral, que la pasó mal y me preocupé. Me enojé con la represión, y veo que los gobiernos son los responsables, éste y los otros. El cambio que tengo hoy por hoy es difícil, hay altibajos, intento cambiar la cara para no pasarles la preocupación, siento una caricia al alma con la gente que se solidariza, demostrarles a los chicos y a mis compañeras que a pesar de la adversidad uno puede seguir sonriendo, sentirse acompañadas por un beso, un abrazo, hacer de eso algo poderoso que nos dé fuerzas.

Susana:  Soy la esposa de Juan José, ayer cuando fuimos al acto (del FIT Unidad en el Obelisco) en Capital, en un momento que estaba con la caja (del fondo de lucha) quedé en shock, no podía creer donde yo estaba, qué estaba haciendo, nunca pensé estar en ese lugar, nunca me puse en el lugar de las otras personas, conocí gente buena, gente linda. Hoy lo estoy viviendo en carne propia, es triste, desolador a veces, pero yo pongo toda la esperanza, aparte estamos acompañadas por las otras esposas, mujeres de los trabajadores, mucha gente que se solidariza, hoy me pongo en el lugar de los que pasan lo mismo, que antes no les daba bola

María:  Yo estoy en una etapa que parece que me cachetearan de todos lados, todo lo que mal juzgaba, criticaba en la tele, hoy lo estoy viviendo en carne propia, no podía creer el viernes cuando estábamos cortando la autopista, ver a los chicos todos juntos, ver a mi marido llorando junto a sus compañeros, conozco a muchos, casi todos de reuniones, cumpleaños, salidas. Ellos mismos son amigos y eso fortalece. Del minuto uno encontré apoyo en las chicas, a algunas no las conocía, y el mismo jueves, cuando nos hicieron una foto decidimos armar la comisión, somos como una familia. Jamás me imaginé cortar una calle, que íbamos a hacer un festival, lo que trabajamos en el bufet, porque estamos mal pero trabajamos como nunca, ir al ministerio, lo vivía como una película, ir ahí viendo a la policía pensando “qué les pasa, son trabajadores” o ir a discutir con los que le cantan la marcha peronista (los de la Federación) tapando el canto del papelero, cuando no era un acto político. Distinto fue la siguiente vez que ya la Federación no estaba, si bien estaba el Polo obrero, los de Ansabo, los docentes, pero apoyando, nunca tapando el reclamo nuestro. Jamás imaginé que íbamos a ver una cámara y salir como locas detrás de un piloto (a los que esperaban los medios ese día por su conflicto) levantando nuestros carteles para que nos hagan una nota, pidiendo, rogando que nos hagan la nota, y lo conseguimos ,ese día salimos en casi todos los medios. Que nos apoyen y nos den fuerza. Mi vida se modificó de una manera rotunda, voy de Claypole a Bernal , de Bernal a Capital. Atiendo en una panadería y los fines de semana en una feria. La comisión de mujeres salió rápido y actúa. Nos acompañamos, cuando cae una, las demás apoyamos. Ver ayer (en el acto al pasar la caja del fondo de lucha) cómo gente que tiene menos que una ponía aunque sea de a 5 pesos o lo que podía. Nos da mucha fuerza.

Carolina: Mi marido trabaja hace 20 años. Una criticaba, antes cuando cortaban una ruta, el pedir dinero. Hoy hace 10 días que estamos en esta lucha, a pesar de lo triste, es lindo ser parte de algo, está bueno poder compartir, nos damos fuerza. Es difícil, porque todo lo que tenés que afrontar, lo que tenés que pagar, ahora no sabés cómo, no está el sueldo. Tratamos de ser fuertes, pero a pesar de todo hay que levantarse. Ayer, con las cajitas del fondo de lucha, vimos lo que pudimos hacer.

Mónica: Estamos acá para acompañarlos a ellos y sostenernos entre nosotras.

Catalina: en general siempre apoyé este tipo de cosas, pero no te prepara para nada semejante golpe, estoy estudiando y changueo. No reemplaza para nada el sueldo de Ezequiel. Es muy duro, siempre fue él el fuerte, pero yo sé que la está pasando mal. Soy tímida, y nunca me imaginé pasar por los cursos (de la Universidad de Quilmes) a pedir para el fondo de lucha, a los autos. Mis viejos no entienden que deje mis cosas como cursar para acompañar esto, pero no puedo hacer otra cosa. Siempre banqué la lucha, vi que sólo así se puede ganar.

Soledad: soy docente, no me sorprendió. Se veía venir, porque toda la clase trabajadora está siendo avasallada. Ellos (los papeleros) tienen un aprendizaje, una experiencia. Igual es durísimo, siempre apoyé o me solidaricé con las luchas, hoy le toca a mi familia. Lo vivo en carne propia. Acompañando hasta el final. Al ser docente se ve reflejado en el aula todo lo social, lo político, en casa se habla mucho de política. A las chicas las veo muy comprometidas, con muchas iniciativas. Se armó una agrupación increíble, las veo súper fuertes, junto a sus compañeros. Me generan mucha admiración.

Sigue siendo conmovedor e inspirador compartir estas acciones, así lo venimos haciendo con los cumpas del movimiento territorial Teresa Vive, los docentes y los jóvenes desde nuestra organización el MST, poniéndonos a disposición de lo que consideren necesario, sabiendo que si ganan ellos, ganamos todos.

Diana Thom – Secretaria de Promoción Social, Suteba Quilmes.