Ante el ajuste salarial y la complicidad de la burocracia. Reclamar aumento general y cláusula gatillo
Ya no lo pueden disimular. Como dos caras de la misma moneda, Fernández y los gobernadores, a la par que pagan y prometen pagarle más a los usureros de la deuda, le meten un tijeretazo a los salarios vía la inflación, las sumas fijas a la baja y negando la cláusula gatillo. Ante la escandalosa complicidad de los dirigentes de las centrales, el sindicalismo combativo debe ponerse a la cabeza de impulsar los reclamos.
Tres malas noticias han llegado al mundo laboral y harto justifican la decepción en algunos y el creciente mal humor en muchos otros. Los datos de inflación que se ven en los medios y se sienten en el supermercado, la política salarial de Fernández que ya no puede disimular el ajuste y la escandalosa connivencia con la misma de Daer, Moyano y Yasky.
La única verdad: recorte salarial
Los números son contundentes. Fernández y Kicillof criticaron al gobierno anterior, pero ahora convalidan el robo al salario. Porque niegan todo mecanismo para recuperar lo perdido. Y estamos hablando de una tremenda depreciación salarial. El salario real acumuló una pérdida de 19,5% desde 2015, según datos oficiales. Según el índice Ripte es del 20%, pero cálculos sindicales indican que en los estatales es mayor al 35%. Pero si medimos el salario mínimo en dólares reflejando la devaluación, cayó casi 55% en los cuatro años de la gestión de Macri. La Argentina ya salió del “top 10” regional. Mientras los trabajadores del INDEC determinan la canasta de consumo en casi 62.000 pesos, los datos oficiales marcan que la mitad de lxs trabajadorxs de CABA cobran menos de $27.000. Los números son claros: se necesita un aumento que reintegre este robo y este gobierno no solamente lo niega. Su política es clara: postergar las paritarias y meter sumas fijas para descomprimir y, de paso, achatar las pirámides salariales. Y si se ven forzados a realizar algunas paritarias… que los aumentos sean con “mesura y responsabilidad”, es decir, a la baja. Recorte salarial estilo F. De eso se trata.
Tampoco la cláusula gatillo
El presidente, Kicillof y sus ministros iniciaron una verdadera campaña confusionista para instalar un viejo verso de origen patronal: los salarios son inflacionarios. Por eso salen a negar nuevas cláusulas de actualización automática y a retirar las que estaban institucionalizadas, alegando que son “un modo implícito de indexación”. No extrañó que la CGT en boca de Daer avale este dogma capitalista. Este paradigmático entregador de conquistas, dijo que la pauta será pedir “revisión” (nada que obligue a actualizar) y no cláusulas gatillo, que “solo” la tienen 11 convenios… y que se traslada a los precios…Pero fue Yasky (CTA-T) quien batió todos los récords, en medio de la paritaria docente, y se dio vuelta como un panqueque. Haciendo gala de un servilismo sin parangones con el oficialismo, vocifera que “la cláusula gatillo genera dinámica inflacionaria…” y remata que “es atendible y sensato” el acuerdo que propone el Gobierno de definir uno o dos tramos con sumas fijas… Nosotros somos claros, como lo planteó CICOP en la paritaria que no fue. Se necesita recomposición para recuperar lo perdido, con aumento genuino. Y también una cláusula de actualización automática porque en época de alta presión inflacionaria es el único mecanismo para no seguir perdiendo. Máxime que este gobierno no ha presentado ningún plan altiinflacionario.
Preparar la lucha sin demoras
Hay que romper la tregua salarial “hasta mayo” que pide Fernández, conceden las centrales y está destinada a que los salarios sean variable de ajuste para recaudar y pagarle al Fondo y los bonistas. Ya no pueden ocultar que quieren estirar esta tregua hasta lograr el acuerdo de pago de deuda, que va a venir con recetas de más ajuste y reformas estructurales sobre los convenios y las jubilaciones. Algo que ya empezó y pretenden estabilizar con el famoso pacto social cuya conformación se les está dificultando. La presión crece, la bronca se nota, pero hace falta transformarlas en lucha. Hay que reclamar un plan de lucha nacional, sin confiar en los dirigentes felpudos. A la par que lo exigimos, hay que organizarlo desde abajo. Asambleas, reuniones de activistas, plenarios, para rechazar el ajuste y reclamar aumento general de salarios, jubilaciones y planes sociales, con cláusula gatillo. Para rechazar al FMI y el pago de la deuda. Para que esa plata vaya a la deuda social. El sindicalismo combativo tiene la responsabilidad de ser la rueda impulsora de la salida a las calles, de los paros y movilizaciones. Nuestro compromiso desde ANCLA es llevar adelante estas tareas.
Guillermo Pacagnini