Rosario: ¡Justicia por Carlos Orellano, basta de impunidad!

Otra muerte que se cobra este sistema. Prepotencia patovica y complicidad policial, con el mismo modo de operar que casos como Franco Casco o Pichón Escobar. Bronca, indignación y lucha para lograr justicia y verdad.

Carlos Orellano era un pibe de 23 años, del barrio Empalme de Rosario, laburante en Liliana e hincha de Central. El domingo a la noche fue a bailar a la disco Ming River, ubicada en el complejo La Fluvial y no volvió. Familiares y testigos denuncian que aquella noche los patovicas lo echaron por querer ir al sector VIP, lo sacaron a golpes de la disco y lo arrinconaron contra la baranda que da el río, tras lo cual Carlos cayó al agua. Después de 48 horas de una intensiva búsqueda hecha por los mismos familiares y amigos, su cadáver aparece flotando en el Paraná.

En la Rosario de “Pichón” Gerardo Escobar, asesinado por patovicas del boliche La Tienda y arrojado al río en complicidad con las fuerzas policiales, el caso de Carlos se convierte en un siniestro déjà vu. Una vez más un pibe, laburante, sale a divertirse y no vuelve. No es un caso aislado: es la lógica de la violencia social de este sistema que termina con la vida de lxs pibxs.

El sistema capitalista y patriarcal,  padre de todas las violencias

La sociedad en la que vivimos está atravesada por fuertes desigualdades y divisiones sociales que en este caso no son ajenas.  De un lado están ellos, los empresarios de la noche que lucran con la “industria de la diversión”: clasista, selectiva, expulsiva, machista y  estigmatizante. Se cuidan con sus patovicas, que muchas veces son los mismos policías de civiles, y las propias fuerzas de seguridad que garantizan sus negocios. El poder político mira para otro lado, más preocupado por cerrar centros culturales que por establecer controles efectivos sobre esta actividad. Por acción u omisión, también es responsable.

Del otro lado estamos nosotres, miles de pibxs de los sectores populares, la clase trabajadora y precarizada que sale a divertirse para escapar un rato de la realidad cotidiana, como puede, a donde puede. Y padecemos permanentemente el ninguneo, la expulsión, la estigmatización.

Esta realidad penosa es lo único que tiene para ofrecerle el sistema capitalista decadente en el que vivimos a la juventud trabajadora, a las mujeres y las disidencias. Y nuestra ciudad y provincia lideran estadísticas de homicidios, femicidios y desocupación juvenil.

Organizar la indignación: propuestas para otra salida

Lo primero es acompañar el reclamo de justicia de los familiares y amigos de Carlos, mantenernos movilizades denunciando la impunidad y exigir juicio y castigo a los culpables. Pero sin duda la respuesta debe ir bastante más allá, buscando que hechos así no se repitan y también apuntar a resolver los problemas de fondo:

-En las actividades nocturnas como los boliches, prohibición a todo patovica violento, prevención a cargo de personal civil y una reforma policial total, con democratización radical y depuración para que no quede ni un jefe ni un agente vinculado a asesinatos, gatillo fácil ni hechos de corrupción.

-En vez de negocio de la noche y corrupción, control público real y rotativo a los boliches durante el horario de funcionamiento. Terminar con las habilitaciones truchas y las coimas empresariales a funcionarios del Estado.

-Contra la prepotencia de clase y la falta de perspectivas para la juventud, ir por un plan urgente de inclusión juvenil en el camino de un cambio de sistema. Como dijimos, la violencia de un patovica que mata con complicidad policial no nace de un repollo: es otro “efecto colateral” de este sistema capitalista y patriarcal. Si no luchamos por cambiarlo, no habrá paliativos que valgan. Por eso convocamos a les jóvenes a ser parte de la lucha anticapitalista por construir una nueva sociedad, sin explotación ni opresión: socialista.

Juventud Socialista del MST Rosario.