Anuncios del gobierno; la solución está lejos

Finalmente el gobierno de Fernández anunció la cuarentena obligatoria por 12 días y en todo el país. La escalada constante de la pandemia que ya pasó claramente la barrera de los cien afectados, las imágenes de gente en las rutas previo a este feriado y el abarrotamiento en las cabeceras de trenes y colectivos, terminaron por decidir al gobierno a esta medida, con la cual argumenta que intenta evitar un cuadro similar al que hoy sufren Italia, España y otros países.

Las medidas tomadas alcanzan a todo el país desde las 00.00hs del 20 y hasta el 31 de marzo, solo están exceptuadas los trabajadores de la salud y otros “servicios esenciales”, las ramas de producción alimentarias y farmacéuticas, combustible, el periodismo, las fuerzas de seguridad y los funcionarios de gobierno. El resto de la población no puede circular, salvo salir cerca de sus casas a comprar las cosas elementales para la vida en negocios cercanos.

Sin embargo, queremos decir con claridad que en sí misma una cuarentena no garantiza que la pandemia no siga avanzando. Lógicamente menos circulación de gente puede evitar un número mayor de contagiados, pero sin atacar realmente los problemas de fondo sobre la salud pública, no vamos a vencer este flagelo de alcance mundial. Podemos estar 12 días con muy poca circulación, pero al día 13 los problemas volverán con más fuerza si no hay soluciones y medidas verdaderas. Justamente es el presidente el que dijo que se toma esta medida para evitar que, cuando crezca la curva de casos, no se sature el sistema de salud. Pero hay una gran contradicción que torna a esta medida más que insuficiente: más que algunas medidas elementales, no se ha tomado ninguna medida de fondo para fortalecer el sistema de salud.

Ya que se habla de Italia, no se expandió el virus porque hubo “errores” o porque no se militarizó antes el país. Se expandió, entre otras causas, porque se desmanteló en gran parte el sistema de salud como parte de los planes de austeridad y ajuste estructural. Por eso, el aislamiento no alcanza si no se invierte drásticamente, se refuerza el recurso humano y se dota de insumos e infraestructura a hospitales y centros de salud, disponiendo también de la capacidad instalada del sector privado al servicio del estado. Y eso no se está haciendo.

A esta altura del problema, es más que evidente que el abandono de la salud pública que provocaron gobierno tras gobierno con falta de inversión, investigación, sin planes de prevención ni presupuesto acorde, y sin el personal necesario y con buenos salarios, hoy actúa negativamente a la hora de enfrentar la pandemia como corresponde. No estamos preparados para hacerlo precisamente por estas condiciones de abandono y desidia sobre la salud pública.

El ejemplo del Malbrán, como único lugar para procesar los casos posibles de coronavirus es la muestra más decadente un sistema de salud abandonado a su suerte, donde son las y los trabajadores los que hacen un esfuerzo enorme en cada hospital público, mientras los funcionarios que ajustaron y ajustan, ahora en forma desesperada quieren soluciones mágicas sin insumos, presupuesto, ni personal acorde a la necesidad que tenemos.

Por estas razones, más allá de la cuarentena temporal y obligatoria, las medidas necesarias no aparecen y son imprescindibles en esta batalla en defensa de nuestras vidas.

En primer lugar, hay que dotar de manera urgente al sistema de salud de todo el presupuesto necesario para atacar integralmente el problema. No se puede dar más vueltas; en el marco de una crisis mundial de magnitud hay que declarar el no pago unilateral de la deuda externa y ponerle fuertes impuestos a las grandes riquezas y corporaciones, para volcar todos esos millonarios recursos sin demora a la salud pública, conformando un fondo nacional común a manejar por un comité de emergencia con participación de lxs trabajadorxs. Todas las partidas deben ser puestas bajo control social, para garantizar que ni un peso vaya a otro lado o a otras manos.

Con ese presupuesto en primer lugar hay que garantizar avanzar a un plan de test masivos para identificar a personas enfermas y multiplicar la capacidad de analizar muestras. Es una medida que no ha tomado el gobierno y que permitiría ir al aislamiento selectivo y no generalizado como nos quieren imponer. Multiplicar en todo el país, en todas las localidades los centros de referencia que hacen el test diagnóstico, multiplicando la tarea que, inexplicablemente, se limita al Malbrán. Corea del Sur y Alemania, tomaron esta medida con buenos resultados.

Avanzar en el nombramiento de nuevo personal en todo el sistema de salud con salarios acordes actualizados ahora a las necesidades y terminar con la precarización laboral, hacen falta condiciones dignas para todes para garantizar un trabajo eficiente y constante en todos lados.

Declarar de utilidad pública todos los medicamentos e insumos necesarios para prevenir y tratar las patologías emergentes, con derecho a expropiación de los mismos a los laboratorios y empresas que lucran con la salud de la gente aumentando sideralmente sus precios. Distribución masiva y gratuita a través del sistema público de salud. Aplicación de la Ley de Abastecimiento si se comprueba acaparamiento. Implementar la producción pública de alcohol gel, medicamentos y demás insumos.

Declarar de utilidad pública la infraestructura y capacidad instalada, incluyendo todas las camas de los establecimientos privados de salud que sean necesarias, con su integración al sistema público mientras dure la emergencia. Y comités de emergencia central y locales. Para que, en lugar de conducir burocráticamente la campaña, se haga con participación de los trabajadores.

Junto con todo esto rechazamos las medidas de disciplinamiento compulsivo y represivas que intentan evitar que la población pueda opinar y decidir sobre qué hacer ante este flagelo. Las y los trabajadores y los sectores populares tenemos derecho a opinar, a decidir y a expresar libremente nuestros reclamos. Nadie tiene que quedarse de brazos cruzados. Como lo muestra el pueblo de España que se expresó de a miles contra el rey exigiendo que entregue sus millones y los pase a la salud pública, o también los millones de brasileros que repudiaron a Bolsonaro con un cacerolazo. También fue conmovedor ver a los trabajadores de los shopping aplaudiendo y exigiendo el cierre de los mismos, o trabajadores estatales o de fábricas exigiendo sus licencias y que les paguen su salario completo. Hay muchas formas de expresarse dentro del cuadro de pandemia. Y hay que hacerlo en defensa de nuestros derechos y de nuestra vida, sin aceptar que cuatro o cinco personas decidan por la vida de millones.

Vamos a semanas complejas donde lamentablemente, de una u otra forma, esta pandemia continuará avanzando por la ineficiencia de todo un sistema. Por eso las medidas que hay que adoptar son urgentes y la participación de trabajadores en la solución al problema es imprescindible.

Guillermo Pacagnini y Sergio García