Bahía Blanca: ¡libertad a Rosalía!

Rosalía Reyes fue condenada a 8 años de prisión por “mala madre”. En 2005 tuvo un parto en su casa, se desvaneció en el baño y fue acusada de no brindar a su bebé recién nacida la asistencia necesaria para salvar su vida. Otro fallo ajeno al contexto social y a la perspectiva de género. Como parte de la Comisión Libertad para Rosalía, le acercamos nuestra solidaridad y entrevistamos a su abogada Fabiana Vannini.

Contanos los hechos que motivaron este proceso y qué te llevó a intervenir en él.

Bien, yo soy defensora oficial y fui designada como defensora de Rosalía a fines de junio de 2019. Los hechos ocurrieron en 2005. Rosalía, a las 23.30 de la noche, estando sola con sus cuatro hijos menores, comienza un trabajo de parto “en avalancha”: dos contracciones y la bebé nace. Por el dolor, se desmaya unos instantes. Cuando despierta, le pide ayuda a su hija mayor, que tenía 12 años. Cortan el cordón, y cuando puede asistir a la recién nacida ésta ya estaba fría y sin vida, según declaró. Luego se acuesta. A las 4 de la mañana despide la placenta, la pone con la recién nacida en una bolsa y la deja en el baño.

La hija mayor se asusta y llama a su psicóloga, ya que Rosalía le dijo que le pida ayuda. Y su psicóloga avisó a la policía. Esa tarde allanan la casa, encuentran la bolsa y detienen a Rosalía. Ella trabajaba todos los días en una jornada laboral extenuante de manera precarizada desde las 6 hasta las 21, en un frigorífico de pollos que pertenecía a la Universidad, como monotributista. Sus cuatro hijos, en ese entonces menores, son alojados en distintos lugares y empiezan a sufrir trastornos por la falta de su mamá. Rosalía estuvo siete meses detenida.

En virtud del informe psicológico, y de lo que les estaba pasando a los nenes, a los siete meses consigue una excarcelación extraordinaria, que le otorga la Cámara de Apelaciones. Y en 2007 se inicia el juicio oral y público. Rosalía concurre, el juicio se suspende un par de días para hacer una pericia psiquiátrica y psicológica que había ordenado el fiscal para determinar si era imputable o no al momento del hecho. Cuando reanuda el juicio, Rosalía no se presenta, y desaparece por 11 años. Ella no se presenta y esto lo explico muy bien ante los jueces en la audiencia de prisión domiciliaria. Ella llorando les cuenta a los jueces que temía que le dieran prisión perpetua.

Imagínense que en 2020, y con toda la lucha feminista, le dieron ocho años, en 2007 el riesgo de perpetua era muy alto. Entonces ella se asusta y se va con sus cuatro hijos.

Se radica en Zárate y hace una vida normal allí, no es que cambia de nombre o vive en la clandestinidad: trabaja, es inscripta en ANSES, tiene otra hija, forma otra pareja, vota, etc. Todas esas cuestiones que nosotros expusimos y que ella explicó, fueron tenidas muy en cuenta por el tribunal para otorgarle la prisión domiciliaria.

¿Qué cuestiones ves en la justicia y la sociedad que llevan a la condena de Rosalía?

Hay una mirada muy sesgada en relación a la perspectiva de género. Yo observo que los jueces y fiscales han avanzado mucho en lo que implica los castigos contra los delitos más violentos contra las mujeres, como femicidios o lesiones. En eso hubo un gran avance, como en los casos de abuso sexual. Hoy ya es muy raro que los jueces duden de la palabra de una víctima como ocurría hace cinco o siete años atrás en un caso de abuso, o que duden en castigar con la pena máxima a un femicida.

Ahora, es en estos casos como el de Rosalía donde hay que aplicar una perspectiva de género. Y en otros, donde las mujeres se ven compelidas a delinquir por su situación de vulnerabilidad social, económica y laboral. Hablo por ejemplo en los casos de venta de estupefacientes, donde hay una gran cantidad de mujeres que están detenidas, privadas de la libertad y condenadas por este delito. La justicia elige criminalizarlas.

¿Qué expectativas tiene Rosalía?

Está muy angustiada. Pensemos que ella tiene una hija de 9 años, a la que desde junio de 2019 ve una vez por semana y en una cárcel. Pero a su vez tiene esperanzas y muchas expectativas. Está muy emocionada con todo el movimiento que se ha generado en torno a ella y todo el apoyo que siente desde el movimiento feminista y de las mujeres.

¿Cómo se podrían modificar estas cuestiones desde tu visión de abogada para que no se vuelvan a producir estos hechos?

Hay que diseñar, en serio, una política judicial con una mirada de género. Debe hacerse desde lo institucional, porque de hecho hemos tenido capacitaciones en cuestiones de género que han sido obligatorias, que la verdad no han servido para nada. Creo que tiene que producirse un cambio abrupto en la sociedad; creo que esta generación de estos jueces y fiscales está muy cerrada a este cambio. Pero tenemos absoluta esperanza en la generación de ustedes, que vienen con otra cabeza. Los cambios, las revoluciones culturales, no se producen de un día para el otro. Creo que vamos por buen camino. No sé si estos jueces o fiscales van a llegar a jubilarse con el cambio producido, pero las nuevas generaciones ya vienen con otra impronta.

Desde Juntas y a la Izquierda nos hemos comprometido a seguir acompañando  a Rosalía, y su defensa; pero también creemos que es necesario seguir organizades para una reforma integral de la justicia que de verdad permita lograr cambios.

No habrá una justicia realmente independiente si se sigue nombrando a los jueces desde el Consejo de la Magistratura, lo que convierte a la justicia en dependiente y adicta al gobierno de turno. Es necesario que además de implementar los juicios por jurados populares,  los jueces, fiscales y defensores, desde la Corte hasta el último juzgado, se elijan en forma directa por voto popular, por periodos limitados y no vitalicios, sin privilegios y revocables en caso de mal desempeño, en elecciones que se realicen en fecha separada de la elección política. A la vez es necesaria una justicia con mirada y perspectiva de género, pero además una justicia que no castigue sin razón a quienes enfrentan y reclaman contra estos procedimientos, y menos contra el activismo político, social o feminista. Por eso seguimos organizando  la libertad de Rosalía, pero no dejamos de luchar por lograr estos cambios más de fondo  que permitirán una justicia “justa”.

Cristina Zaris, referente de Juntas y a la Izquierda Bahía Blanca