Deuda externa: sobre la postergación de algunos pagos al 2021
Con el número346/2020 Alberto Fenández dispuso postergar los pagos de una parte de la deuda hasta el 31 de diciembre. Esto que llevó a distintas interpretaciones ¿Puede significar un cambio en la política del Gobierno con respecto a la deuda? ¿O sólo refleja la imposibilidad de pago, potenciada ahora por la crisis originada por la pandemia?
Desde estas páginas venimos insistiendo desde hace años, con la imposibilidad del pago de la fraudulenta deuda. Polemizando con la política de AF que pretendía “crecer para pagar” aunque en campaña hubiera reconocido que la misma era un fraude ilegítimo. También dijimos que la acumulación de pagos en los próximos meses, firmados por Macri hacían todavía más imposible el pago aunque se pusieran todos los recursos del país para pagar. El salto enorme en la crisis provocado por la pandemia sepultó todo intento de acordar con los bonistas para ir cumpliendo aunque sea parcialmente con los vencimientos. Esa es la realidad cruda y cruel que llevó a AF a firmar el decreto 346 que prorroga hasta el 2021 los pagos de los vencimientos de bonos bajo legislación local, que suman alrededor de U$S 10.000 millones y que es lo que todos denominan como default técnico. Y no un cambio en la política del gobierno que sigue insistiendo en que cumplirá con lo que dice, son sus obligaciones.
Default técnico: ¿de qué se trata?
Si bien muchos opinan que es simplemente un default (término utilizado para la decisión unilateral de no pagar los vencimientos de deuda externa), la mayoría prefiere hablar de “default técnico” ya que el Gobierno ha decidido prorrogar los pagos de los bonos en dólares que rigen bajo legislación argentina, es decir sobre los cuales tiene la potestad de hacerlo y que sumarían entre U$S 8.400 y 10.000 millones de dólares. Mientras seguiría pagando los bonos en dólares bajo legislación extranjera que suman algo así como U$S 3.400 millones, como gesto amigable hacia los acreedores externos, como el que pagó hace unos días por U$S 250 millones, en plena cuarentena y que significa muchísimo más que la partida extraordinaria asignada a Salud para enfrentar el coronavirus. Es decir patea para adelante los pagos de deuda locales, en la esperanza de una recuperación económica luego del invierno y sigue pagando los que le pueden ejecutar en el extranjero, pero siempre en la línea de pagar.
Esta sería la quinta vez que la argentina deja de pagar por un tiempo, lo hizo en 1827, 1888, 1982 y el famoso no pago de Rodriguez Saá en2002. El cuarto fue apenas el año pasado con el reperfilamiento de Macri. Lo cierto es que cada vez que volvimos a la senda de los pagos, los mercados se encargaron de hacernos pagar con creces los retrasos. Eso es lo que hace que los analistas burgueses, con su lógica, auguren todo tipo de males para el país si no pagamos o decretamos el del default.
¿Por qué Alberto tuvo que recurrir al default?
Como dijimos la deuda externa adquirió un volumen impresionante en los últimos 4 años, en primer lugar porque Macri la incrementó en más de U$S 100.000 millones, superando los U$S 322.000 millones. Por otra parte el hecho que Argentina no creciera en los últimos 10 años y claramente retrocediera desde hace 2 años, hizo que la relación entre el volumen total de deuda frente al PBI se agrandara. Si a eso le sumamos que el gobierno anterior firmó aceptó un cronograma de plazos de pago suicida, que significaba pagar gran parte de esos vencimientos entre 2020 y 2021, hacía patente el hecho que era imposible pagar. Por eso Macri en 2019 entró en un default llamado reperfilamiento y AF estaba empeñado en conseguir un acuerdo con los acreedores externos para seguir extendiendo los plazos, quizás conseguir una quita de un 30% aprovechando la caída del valor de los bonos argentinos por la desconfianza en la capacidad de pago precisamente.
Pero la pandemia del coronavirus multiplicó la crisis, a nivel internacional la economía se paralizó, cayó el precio de las materias primas que exportamos como los cereales. A nivel regional pasó lo mismo y Brasil nuestro principal socio y competidor devaluó la moneda y se hizo más competitivo para el mismo tipo de exportaciones argentinas. Y a nivel país la economía se derrumbó, las principales consultoras capitalistas hablan de una caída histórica del PBI superior al 15% (en el 2001 habría llegado al 11%) y calculan las pérdidas diarias en términos de PBI entre U$S 5.000 y 10.000 millones. La caída de la recaudación fiscal es la lógica consecuencia del parate de la actividad económica que complica aún más la posibilidad de pagos.
Fue este panorama y no un cambio en su política con respecto a la deuda lo que llevó a AF a firmar el decreto que suspende los pagos de la deuda, expresada en distintos bonos, bajo legislación argentina, hasta el año que viene. El gobierno aún guarda cierta expectativa en que una recuperación económica post pandemia le permita seguir pagando. Mientras tanto, seguirá o intentará seguir pagando los bonos bajo legislación estadounidense, como gesto de buena voluntad pagadora por un lado y por el otro para evitar que nos ejecuten y terminemos pagando más como ya le pasó al gobierno de Cristina con los fondos buitres. Pero siempre su lógica es pagar, crecer para pagar, postergar para poder pagar, etc. Aunque en campaña electoral haya declarado una y mil veces que la deuda contraída por Macri era fraudulenta y había que auditarla, porque no fue para ningún beneficio del pueblo sino para el bolsillo de los amigos del PRO y la bicicleta financiera. Lo mismo podríamos decir nosotros y más, del total de la ilegítima deuda.
Lo que se viene
Las consecuencias que prevén para esta política son todas graves. Si se considera que el país entró en default, bajarán los bonos dejándolos a merced de su compra por fondos buitres que ya sabemos cómo termina. No habrá acceso a más créditos internacionales dicen. Subirá aún más el riesgo país. Y a falta de financiamiento externo el país ante la profundización de la crisis y para hacer frente a los compromisos externos tendrá que emitir pesos, como hizo este mes por más de $ 600.000 millones, lo que conlleva una presión inflacionaria y devaluatoria gigantesca. En fin un panorama negrísimo.
Hay que suspender todos los pagos y ajustar a los de arriba
Nosotros sostenemos que hay que hacer lo contrario a la política de Alberto. Decimos que no se puede mandar ni un dólar más del país a pagar compromisos de una deuda ilegítima y fraudulenta, ni con legislación nacional ni extranjera, en una situación de crisis económica y sanitaria como la presente. Además hay que nacionalizar la banca y el comercio exterior para impedir todo tipo de fuga de capitales y maniobras de facturación. Hay que cobrar grandes impuestos a las grandes fortunas y ganancias que atesoran dentro y fuera del país casi el doble del total de la deuda en dólares. Así tendremos recursos para enfrentar la pandemia, aumentar los salarios y dar subsidios dignos a todos los que están sin trabajo por la pandemia.
Gerardo Uceda