Córdoba: ante el avance de la pandemia. Cambiar de rumbo, para salvar vidas

Esta semana se hicieron públicos por una nota periodística el número de profesionales por cama crítica (contando de terapia intensiva e intermedia) con los que cuenta la provincia. Son preocupantes, sobre todo de cara al pico de la pandemia por llegar. Pero no podemos decir que sea una novedad, lo venimos denunciando hace mucho. Lo que necesitamos es un shock de inversión en salud pública y poner bajo la órbita estatal con control de los trabajadores y trabajadoras todo el sistema privado.

En una nota del diario La Voz del domingo 5/4 se publicó un informe basado en los datos oficiales del Ministerio de Salud de la provincia donde consta que contamos 1535 camas críticas, contando hospitales provinciales, nacionales y municipales y terapias intermedias.Y para atender a esos pacientes hay 593 profesionales (entre anestesiólogos, intensivistas y emergentólogos de adultos y pediátricos) eso da alrededor de 8 pacientes por profesional, suponiendo que trabajen turnos de 8 horas sin francos; es decir a una súper exigencia total. A la vez, el gobierno de Schiaretti anunció que aumentará a 2098 camas críticas incorporando 563. Por lo general, según la estimación de la SATI (Sociedad Argentina de Terapia Intensiva) esas camas están ocupadas al 70%, pero en el contexto de la actual pandemia lo más probable es que esa ocupación llegue al total en el momento de máxima tensión. Ahí la proporción pasa a ser de casi 11 pacientes por profesional, otra vez sin considerar que los trabajadores y trabajadoras puedan enfermarse o necesiten descansar. Cabe destacar que el 40% de esas camas críticas están en las clínicas privadas. Desde el gobierno también dicen estar sumando respiradores para llegar a 853, pero esos equipos también precisan para operarlo y mantenerlo personal altamente capacitado que hoy no es suficiente. De seguir así, nos encaminamos a una situación grave.
Situación que no difiere tanto del resto del país donde tampoco hay suficientes camas de internación (4,5 por cada mil habitantes contra las 10 por cada mil habitantes que sugiere la OMS) ni profesionales.

Un gran remedio para un gran mal
Hacen falta medidas urgentes y también de fondo. Entre las primeras se encuentran:capacitación intensiva para que más profesionales del equipo de salud puedan aliviar la atención de sectores críticos y también mejorar el triaje para definir con más precisión quiénes pueden ser potenciales pacientes con COVID-19. Deben proveer los elementos de protección personal y capacitar en el uso de ellos frente a esta situación para reducir la cantidad de compañeros y compañeras enfermas que no puedan seguir prestando servicio.
Para todo esto hace falta un shock presupuestario para aumentar rápidamente los planteles (parte puede ser incorporando a la totalidad de residentes que egresan en el mes de mayo, independientemente de sus profesiones o especialidades) y los salarios, lo cual incentivaría el ingreso de nuevos trabajadores. En el mismo sentido hemos presentado con nuestra compañera legisladora Luciana Echevarría el proyecto para declarar recurso humano crítico al personal de salud y otorgar un adicional de 150% incorporado al básico. Hay que declarar al sistema privado de utilidad pública y ponerlo todo al servicio de enfrentar la emergencia bajo control de los comités de emergencia donde deben tener representación los trabajadores y trabajadoras no sólo los funcionarios del gobierno y expertos elegidos por ellos.
Y de fondo planteamos triplicar el presupuesto, mejorar los sueldos y condiciones de contratación para jerarquiza a los trabajadores, minimizar la exposición al riesgo y evitar el pluriempleo, para permitir la formación continua en el horario de trabajo.
Al mismo tiempo, revolucionar las residencias para que sean verdaderamente formativas y no una forma de trabajo precarizado, con plenos derechos laborales y que incentiven la especialización en los sectores en que el sistema más necesite nuevos profesionales.
Los sistemas mixtos donde las empresas que lucran con la salud se benefician a costa del sistema público fracasaron como lo muestra la situación actual en todo el mundo. Proponemos un sistema único estatal que funcione enteramente financiado desde rentas generales con base en fuertes impuestos a los ricos y al no pago de la deuda externa fraudulenta. Ese sistema debe ser controlado por trabajadores y trabajadoras que somos quienes verdaderamente conocemos las necesidades de los hospitales y con participación de los usuarios.

Gastón Vacchiani
Secretario General de UTS