Jueves 9: pandemia, lucha y represión

En medio de la rutina forzosa de la cuarentena obligatoria, el jueves que concluye se destacó por dos novedades y no precisamente buenas. Hoy fue el día con mayor cantidad de muertes en nuestro país por coronavirus. También el día en que se produjo la primera protesta obrera, frigorífico Penta, con corte de ruta, la cual fue brutalmente reprimida por la bonaerense y motivó que la Federación de la Carne lance un paro nacional.

La salida de la cuarentena en debate

Con el salto del día de hoy van 1894 casos y 79 fallecidos. La cifra de hoy encendió la luz roja en los despachos de la Rosada, cuando se venía orientando el timón hacia una flexibilización de la cuarentena.

El presidente estaría reviendo la decisión de abrir más el aislamiento general y lo prolongaría hasta mayo. Después de varios días donde los los científicos insistían en mantener la cuarentena, donde incluso aparecieron voces críticas reclamando mayor testeo para superar el subregistro, el presidente mudaba el centro de decisiones a una mesa chica de pacto social con los empresarios y la CGT. La economía sobre la salud. Indisimulables presiones del establishment para abrir más aún la cuarentena, porque no se bancan perder  algunos puntos de su tasa de ganancia. Y la complicidad de la CGT y demás sectores de la burocracia que vienen avalando que la crisis la paguemos los de abajo, el pueblo trabajador y los sectores populares.

Nosotros somos claros, hay que mantener la cuarentena, pero implementando las medidas de emergencia que venimos reclamando. La inversión presupuestaria que no se realizó para fortalecer el sistema de salud y las medidas sociales que no se tomaron a favor de lxs trabajadorxs y el pueblo.

Cada vez son más los sectores profesionales que reclaman el testeo masivo. Sin embargo, si bien se empezó a descentralizar la prueba diagnóstica en varios puntos del país y de la Provincia de Bs. As., estamos muy lejos de las necesidades. No fueron testeados los jubilados y demás personas obligadas a romper de hecho la cuarentena, hacinándose a las puertas de los bancos el viernes pasado.  Siguen sin ser testeados los trabajadores de la salud. La restricción de las pruebas a los llamados “casos sospechosos” atenta contra la correcta cuanti y cualificación del nivel de la pandemia.

Y, mientras se hace evidente la falta de infraestructura sanitaria, no se volvió a escuchar una sola palabra sobre el sector privado, después del retroceso a velocidad de Ginés por presión de los empresarios de la salud.

Insistimos en la necesidad de declarar de utilidad pública y nacionalizar el sector privado para implementar un sistema único estatal de salud. El alerta rojo de hoy y el escenario que se avecina lo torna urgente.

El debate sigue. Habrá anuncios. La cuestión es que el cóctel explosivo de la pandemia, la recesión y la carestía creciente, es una olla a presión que también estimula el otro reclamo, el que más intranquiliza al gobierno… y también a los empresarios. El de lxs trabajadorxs y el que se incuba en los barrios.

Penta: lucha, represión y después…

El otro dato duro del jueves que concluye fue la heroica lucha de los trabajadores del Frigorífico Penta en Quilmes. La respuesta a los 250 despidos, que certifican que el decreto de prohibición de Fernández es un saludo a la bandera, fue la lucha y el corte de ruta. Y la respuesta natural del gobierno de Kiciloff y Berni, fue la represión brutal, a lxs trabajadorxs,  a los delegadxs y a dirigentes del sindicato de la Carne.  Enviaron a la policía bonaerense a balear y golpear trabajadores, al servicio de defender la posición de la patronal negrera.

El clima de repudio, en medio de una mala semana para el gobierno por los líos con varios funcionarios,  obligó al mismísimo Berni a desdecirse y a anunciar la eventual sanción de los policías. Se trata de un hecho gravísimo que debe ser investigado por una comisión independiente y deben ser castigados no solo los ejecutores de la represión, sino los responsables políticos.

No es un hecho aislado. Es la otra cara de la pandemia, La de la crisis social derivada de que las patronales quieren descargarla sobre el pueblo trabajador. En plena cuarentena hay rebaja de salarios, suspensiones “pactadas” con la burocracia, y precios que se disparan por las nubes. Las medidas cosméticas de Fernández no sirven.

Urgen medidas obreras, populares y socialistas. Además de expropiar ya mismo el frigorífico ponerlo a funcionar bajo control de sus trabajadores para garantizar tanto la fuente de trabajo como carne a bajo costo para las barriadas bonaerenses, hay que poner en marcha un programa de emergencia. Reincorporando a los cesanteados, y prohibiendo despidos y suspensiones de manera retroactiva y que dure mientras haya crisis, penalizando a la empresa que no cumpla con la expropiación bajo control obrero. Garantizando el cobro completo del salario y los beneficios sociales de todxs lxs trabajadorxs en la cuarentena. Y asegurando el control real de precios interviniendo las empresas formadoras, y la distribución de alimentos por las organizaciones populares, entre otras medidas.

Guillermo Pacagnini