Pandemia y Educación: ¿Dónde están los sindicatos…?
Más de 7.500 docentes bonaerenses no cobraron. Algunos porque no pudieron completar su cargo y otros porque el gobierno no liquidó sus salarios. Las escuelas siguen sin resolver sus problemas estructurales y se garantizan de modo desigual los recursos mínimos para la tarea de repartir bolsones de comida. ¿Qué rol debe cumplir nuestro sindicato?
La realidad es que el sistema educativo viene de mal en peor. Antes de la pandemia, en el marco del nuevo gobierno, los 12 puntos sobre infraestructura, las mejoras en SAE y descuentos por paros, no se resolvieron. Además se liquidó desdoblado el recupero de la cláusula gatillo del 2019. Ni hablar del aumento salarial “a la baja” que solo fue aceptado por la conducción Celeste de SUTEBA.
En ese contexto y ante un sistema educativo que no garantizó lo mínimo, como lavandina o papel, jabón y guantes, se dio la suspensión de clases presenciales. Pero como ocurre con casi todo, el gobierno no invirtió para preparar las clases virtuales. Por eso no se garantiza la conectividad a cientos de miles, el acceso a WiFi gratis en el país con capacidad conveniente, la electricidad a quienes no tienen ni la distribución de dispositivos.
Así obligan a usar plataformas o aplicaciones que están saturadas, realizaron una selección y recorte de contenidos desde un escritorio y entregan insuficiente cantidad de cuadernillos para pibis que no pueden acceder a la virtualidad. Una “continuidad pedagógica” decidida en un escritorio, sin consulta a quienes saben y están con les estudiantes. Todo muestra a un sistema educativo que no responde en función de las mayorías.
Agravado con que el presupuesto sigue atado al ajuste resuelto por Macri y Vidal, manteniéndolo congelado hoy en 4,8% del PBI. Mientras insisten con la decisión política del gobierno nacional y provincial, de pagar a los bonistas, en lugar de destinar todos los recursos a salud y educación.
La realidad se complica más, en una economía inflacionaria tremenda. En el último cobro se agudizó la situación para la docencia, con sueldos sin cobrar en un sector importante, con cargos sin cubrir por la suspensión de los actos públicos y su consecuencia en desocupación, con programas sin actividad como el FINES y la desesperación de no tener ese ingreso.
A su vez, docentes que realizan tareas esenciales en escuelas con riesgo permanente, muchos sin elementos básicos de seguridad sanitaria. Este sistema así no va más, la tan mentada calidad educativa no se podrá lograr en este contexto.
¿Qué debería hacer el sindicato ante este panorama?
Hay mucho malestar en la docencia por esta situación. Pero, el sindicato, ¿qué debería hacer? En primer lugar, garantizar que la totalidad de docentes cobremos en tiempo y forma. Pero esto no está sucediendo. En segundo lugar, garantizar salario y obra social a quienes no tienen completo su cargo o no tienen cargo por responsabilidad del gobierno, al suspender los actos públicos.
El sindicato debería garantizar que les docentes podamos debatir y decidir sobre la continuidad pedagógica en tan complejo marco, evaluar la conectividad, la virtualidad y el seguimiento correspondiente. En realidad deberíamos ser parte de la planificación y definición de la política educativa, antes, durante y luego de la cuarentena. El sindicato debería organizar y realizar consultas, abrir canales democráticos para decidir qué acciones se pueden hacer en esta situación.
Sería fundamental también que, en aquellas escuelas donde se está haciendo la tarea de repartir comida, se garanticen los elementos de salubridad e higiene. Pero lejos de todo esto, recibimos de la dirigencia Celeste de SUTEBA, fotos de “tareas solidarias” en barrios o determinadas escuelas. Mientras tanto les docentes lidiamos solos con la falta de cobro, las limitaciones y problemas de la virtualidad y carencias en las escuelas donde se reparten bolsones, sin agua siquiera.
Cuando esta tarea “solidaria” debería ser pura responsabilidad del Estado y el gobierno de Alberto Fernández y Kicillof, llevando ese “Estado” a los barrios, al territorio donde viven los más vulnerables, buena parte de la docencia lo debe hacer a diario, en nuestro barrio, con nuestres pibis.
El problema fundamental es: ¿Dónde se discutió que esa sea la tarea del sindicato? Mientras la Celeste descuida conscientemente una tarea esencial que es la defensa incondicional de las demandas urgentes de sus afiliades y docentes. Y centran en orientar a la docencia hacia tareas de asistencialismo que son responsabilidad ineludible del Estado, independientemente de la voluntad y disposición a colaborar con las familias, porque ahora son parte del gobierno, con cargos en la DGCyE, conducen un Ministerio, además de tener bancas legislativas.
Desde Alternativa Docente creemos necesario y urgente el organizarnos para defender a miles y miles de docentes que no cobran o están sin trabajo o cobertura social. Apelar y demandar la circulación democrática de la palabra, tan necesaria en crisis como éstas, cosa que debiera ser un hábito. ¿Quiénes más que nosotres para saber lo correcto y necesario para la continuidad pedagógica, en SAE, infraestructura y otras carencias?
Exigencias, organización y debate
Hoy más que nunca, desde Alternativa Docente proponemos, organización, debate y denuncia ante el ajuste e imposiciones del gobierno de Kicillof y Fernández, en plena pandemia. Rechazar el acompañamiento cómplice de la burocracia de SUTEBA que, siendo parte del gobierno, apela a un sentimiento genuino como la solidaridad, con el objetivo de ahorrarle al gobierno dinero y responsabilidades.
La apelación que hace la Celeste desde el sindicato, al “contrato de amor” y al #NosCuidamosEntreTodos, pretende esconder que quien nos debe cuidar es el Estado y el gobierno que integran. Las cuentas, los servicios o el alquiler no se pagan con “amor”. La realidad en los barrios se complica también. Por eso es necesario que la plata vaya a alimentos, salud y educación, no a los bonistas extranjeros ni a subsidiar a la Iglesia Católica y la educación privada.
Que se resuelvan los problemas del cobro de salarios, la cobertura de la obra social, los problemas de infraestructura de las escuelas. Y se habiliten mecanismos de debate para que docentes y estudiantes podamos definamos la continuidad pedagógica, el cómo y cuándo sobre esta ficción de virtualidad. Es posible, por ejemplo, realizar reuniones de delegades y también de docentes y afiliades como hacen otros gremios democráticos, con plataformas que admiten a cien y hasta mil participantes. Mientras exigimos al sindicato que lo garantice, organicémonos, para seguir reclamando, pero también para pensar juntes el modelo educativo que necesitamos.
Minoría Multicolor de SUTEBA La Plata
Alternativa Docente. ANCLA, Agrupación Nacional Clasista Antiburocrática
MST en el Frente de Izquierda-Unidad