Un mes de cuarentena: ¿Hacia dónde vamos?

Un mes de cuarentena: ¿Hacia dónde vamos?

Cumplido un mes de cuarentena, sigue avanzando la pandemia y fluyen por los medios de comunicación diversos análisis, explicaciones, opiniones y propuestas sobre como seguir. La crisis económica se agrava y ahora la novedad es la caída del precio del petróleo. En medio de esto el gobierno ensaya nuevas medidas, algunas equivocadas y otras totalmente insuficientes. Mientras tanto, las patronales presionan por hacer ganancias en tiempos de pandemia, Dejamos nuestra visión crítica y propuestas alternativas, desde una perspectiva socialista.

Sergio García

“Tengo miedo a la rebeldía del proletariado cuando no tenga para comer. No sé qué es lo que pueda llegar a pasar”. Así se refirió en una entrevista, días atrás, Emanuel Ginóbili. Desde el lujo y comodidad que su vida de estrella le permite, reconoce sus miedos. No es para menos. En forma recurrente a lo largo de la historia, los sectores acomodados de la sociedad temen al levantamiento popular y a la clase obrera en particular.

Aunque Ginóbili hable desde EEUU, a miles de kilómetros de aquí, sus temores de allí no son ajenos a nuestro país. Podríamos decir que son miedos similares a los que sienten grandes sectores patronales por estos días y en este lado del mundo. Por instinto de clase saben perfectamente que la situación social deja emerger en la superficie un temor lógico al contagio y cierta paciencia frente a la pandemia. Pero también son conscientes que en las profundidades se va incubando un malestar social creciente, a falta de soluciones salariales y sanitarias para las mayorías. Y este fenómeno ya empieza a tener expresiones diversas. A eso le temen, por eso existen entre otras cosas los ciberpatrullajes y el salto en la presencia policial y de gendarmería en las calles. No te cuidan. Están preparándose para lo que puede venir.

Sucede que a un mes de la cuarentena, no han cesado de crecer los contagios y la muerte, a la vez que, paralelamente, tampoco dejan de crecer los despidos, suspensiones y rebajas salariales de importantes sectores obreros. Como tampoco dejan de crecer los aumentos de precios en productos de consumo popular. Y como tantas veces, las castas políticas capitalistas que nos gobiernan, también hacen crecer sus negociados y corrupción en compras de alimentos (gobierno nacional Frente de Todos) y en barbijos (gobierno de CABA, PRO). Negociados en las dos cosas más sensibles y masivas que necesita la sociedad; comida y protección frente al Covid-19. Sencillamente indignante.

De esclavistas y traidores

Las crisis que en distintos momentos y regiones atravesó el capitalismo, siempre ha tenido a sectores dominantes de la economía y las finanzas pretendiendo descargar las consecuencias sobre las mayorías populares. Que la crisis económica actual y creciente, se combine en este caso con una pandemia, no aleja las intenciones patronales, sino que las refuerza. A los ojos de todos piden acelerar la apertura económica y la vuelta al trabajo para hacer mayores ganancias por encima de la salud. Y a la vez desde hace semanas algunas despiden, otras suspenden y otros rebajan parte del salario. Cumplen así una vez más, en medio de la crisis sanitaria, la misma lógica capitalista de siempre; cuando tienen ganancias extraordinarias solo son para ellos. Cuando las crisis le generan algo de pérdida (o de menos ganancias) ahí sí socializan la crisis, para que la paguen sus empleados.

Frente a esto el gobierno y muchos medios de comunicación, de manera condescendiente, hablan de que hay que entender a las empresas porque han perdido o porque no pueden pagar más salarios. No es así. La gran mayoría de esas empresas han tenido fuertes ganancias y tienen respaldo para pagar salarios. ¿Alguien puede creer que las petroleras no tienen recursos con lo que han ganado durante años y años? O las grandes empresas automotrices, o las empresas de alimentos, o las exportadoras, o los bancos que no quieren dar créditos baratos. Todos ellos tienen enormes fortunas y recursos millonarios, no quieren usarlos porque defienden sus intereses de clase. ¡Que abran sus libros contables y cuentas bancarias! Ahí sí se sabría la realidad.

En esta situación la clase obrera cuenta, lamentablemente, con una burocracia sindical perversa, que se pasa para el otro bando y actúa en los hechos como delegado de las patronales. Por eso viene impulsando y firmando acuerdos de reducción salarial o suspensiones, bajo el verso de cuidar el empleo y que no haya despidos. Se apoyan en el temor que en franjas obreras genera esta crisis, para obligarlos a aceptar condiciones salariales de esclavitud. Repudiamos esta política de una burocracia pro-patronal. Y reivindicamos, entre otros sectores, a la juventud trabajadora de las cadenas de comida rápida, que vienen moviéndose y denunciando en todas las redes sociales a las patronales que recortan salarios. Y a los trabajadores de la salud que desde la primera línea enfrentan a diario la desidia del Estado y los negocios de las prepagas. Como ellos hacen, hay que denunciar, luchar y no aceptar condiciones indignas de trabajo y salario. Somos miles y tenemos fuerza para defender nuestros derechos.

Mirando para otro lado

Es lo mínimo que podemos decir del gobierno nacional. Ya que todo esto que se vive en empresas de diversos rubros, a lo que hay que agregar las malas condiciones sanitarias, sucede al alcance de la vista del gobierno, que teniendo todos los medios para evitarlo, no lo hace. Ya en su momento fuimos críticos de las limitaciones del decreto de prohibición de despidos, y la realidad lo confirmó.

El gobierno nacional tiene diversos mecanismos para cambiar ya mismo esta situación, como también el Congreso si funcionara y votara leyes de emergencia, por ejemplo una real prohibición de despidos y suspensiones, prohibición de rebaja salarial. Fuertes sanciones a las empresas que no cumplan, expropiación, estatización y puesta a funcionar bajo control de sus trabajadores. Todo esto podría hacerse y evitar la voracidad patronal. Pero el gobierno no lo hace, porque en el fondo es cómplice de este accionar empresario, por eso encima anuncia que va a subvencionar a las empresas. Y no es casual que en el ámbito del Estado, sea el administrador de precarización y salarios de miseria.

Hacia una cuarentena más abierta y ¿focalizada?

Las semanas van pasando y los nombres también. Ya pasamos de cuarentena total a cuarentena administrada. Y el 26 de abril vendría una nueva modalidad, que algunos llaman focalizada. Ya que así como desde este lunes se abrieron once sectores nuevos de la economía, se habla de un nuevo salto en la apertura, pero por zonas, por región, por rubro, en ese sentido será focalizada.

Pasado el 26 de abril, aunque el concepto de cuarentena continúe y de hecho la misma siga existiendo parcialmente, es evidente que cada vez son más millones quienes salen a las calles por una u otra razón. Esto en sí no traerá ninguna solución, ni sanitaria ni económica.

Por un lado, porque el solo hecho de abrir más sectores económicos no mejora la vida de las mayorías populares si se hace con ajuste, como sucede ahora. Como decíamos más arriba, si te despiden, o rebajan el salario y a la vez te aumentan los precios de consumo popular, la economía de las familias trabajadoras igual seguirá muy mal. Y a la vez, si millones volvemos a circular, justo cuando vamos hacia más bajas temperaturas, será también una realidad que motorizara un salto en el nivel de contagios. Algo que todavía no se ve en toda su magnitud, entre otras razones porque no existen testeos masivos.

Propuestas socialistas

Como venimos insistiendo desde hace semanas, frente a la crisis económica en curso y al avance de la pandemia, hace falta un programa integral que parte de privilegiar la vida, la salud y la economía de las familias trabajadoras, y no los grandes negocios capitalistas. Se toma una prioridad u otra, no hay espacio para las dos. Para eso hay que declarar esencial a toda rama de producción de insumos esenciales para la crisis sanitaria y para alimentos y productos de consumo popular. Y obligar a las empresas a reconvertirse para producir lo que el Estado necesite.

En ese sentido somos categóricos; proponemos mantener la cuarentena en defensa de la vida de millones, pero garantizando a la vez salarios dignos para todos y la prohibición absoluta de despidos y suspensiones. Más subsidios reales y dignos para todas y todos aquellos que no pueden ir a trabajar y la entrega inmediata de comida a todos los comedores populares que aún no reciben. Tanto el Estado como las grandes empresas y bancos tienen recursos para afrontar esta situación. Si a esto le sumamos una declaración soberana de no pago de la deuda externa y un fuerte impuesto a todas las grandes fortunas, riquezas y a los dueños de la tierra y los bancos, obtendríamos una enorme masa de dinero para afrontar esta crisis social, económica y sanitaria.

Junto con esto, desde el punto de vista sanitario insistimos en la exigencia de avanzar en testeos masivos. llegó ahora una nueva partida que bien puede usarse priorizando a las y los trabajadores de la salud. Y a partir de allí a la población. Falta mucho, hay que invertir más aún en este rubro. Lo mismo en los presupuestos para la totalidad de los insumos sanitarios para todo el personal, también en más respiradores y camas. Todo esto debe ser una prioridad presupuestaria en lo inmediato y sin vueltas. Avanzando sin dudar en unificar todo el sistema de salud bajo el Estado y controlado y gestionado por sus trabajdorxs y profesionales.

Con estas y otras propuestas encaramos la etapa que viene. Dándole apoyo a todos los sectores de trabajdorxs que están reclamando soluciones urgentes y a todas las familias trabajadoras y a la juventud que así no puede vivir. Desde el MST en el FIT Unidad presentamos estas propuestas y te animamos a que te organices, a que denuncies toda injusticia y atropello. A que seas protagonista de este momento. A que cuidemos nuestra salud y nuestra vida y no las ganancias capitalistas.