Pandemia y hacinamiento: Reclamo por condiciones en las cárceles

Pandemia y hacinamiento: Reclamo por condiciones en las cárceles que se multiplica

La tensión en las cárceles bonaerenses en medio de la pandemia de coronavirus no disminuye y se suman presos en huelga de hambre para exigir excarcelaciones, arrestos domiciliarios, conmutaciones de penas y mejores condiciones detenciones.

Unos 100 internos de la Unidad N° 10 de Melchor Romero (Neuropsiquiátrico) realizaron hace dos días una huelga de hambre y protestaron sobre los techos de la cárcel para que se les otorguen prisiones domiciliarias, una morigeración que evitaría el contagio de coronavirus. La protesta estuvo liderada por presos que se encuentran a punto de terminar el cumplimiento de sus condenas, teniendo de este modo más posibilidades de adquirir una morigeración por parte de la Justicia.

En las últimas horas, 332 internos de la Unidad 41 de Campana se sumaron a las protestas y así son 1184 los detenidos que apoyan los reclamos.

Además de la cárcel de Campana hay reclamos en la Unidad 48, de San Martín; la U12, de Gorina; la U27, de Sierra Chica; la U33, de Los Hornos; la U39, de Ituzaingó, y la Alcaidía Roberto Pettinato, de Lisandro Olmos, en La Plata y la U31, de Florencio Varela donde esta semana murió Federico Rey Ramírez un joven detenido, luego de la represión del SPB.

Las presentaciones en la Justicia por parte de los presos continúan. En las últimas horas llegó al Tribunal de Casación Penal bonaerense un hábeas corpus colectivo donde, entre otros puntos, los detenidos aseguran que en algunas unidades carcelarias no hay jabón para higienizarse.

La capacidad de alojamiento es de 24.300 personas y a principio de mes, según datos oficiales del Servicio Penitenciario Bonaerense, había 44.200

Los presos exigen que se cumplimente el fallo del Tribunal de Casación Penal bonaerense que ordenó que se le otorgue prisiones domiciliarias a quienes se encuentren dentro de la población de riesgo, es decir personas mayores de 65 años o con enfermedades preexistentes que favorezcan el contagio y la complicación de un cuadro de coronavirus.

Flexibilización para delitos simples que no tienen condena firme, no para los genocidas ni corruptos.

Las cárceles son, junto con los geriátricos, el lugar con el mayor peligro para la expansión de la pandemia, uno por la edad y otro por el hacinamiento. Por eso, para aquellos presos por delitos simples, la flexibilidad de salidas transitorias, prisión domiciliaria, lo contrario, se transforma por la superpoblación existente en un foco de posibles contagios del covid 19. De ninguna manera, esto puede ser utilizado para otorgarle este beneficio a los genocidas, quienes deben cumplir condena en cárcel común y efectiva ni tampoco a los corruptos y mafiosos de este sistema.

La desastrosa situación carcelaria no es nueva. Las violaciones a los más mínimos DDHH se vienen denunciando desde hace años por diversos organismos y sectores, pero es claro que en el medio de la pandemia se convierten en cuestión de vida o muerte. Y como pasa en todos los estamentos de este sistema desigual, los que menos tienen son los que más sufren. El Estado debe garantizar las condiciones de salubridad de los detenidos, en todo momento, con la urgencia que la situación sanitaria actual reclama. Y debe ser en el marco de brindar a la salud todos los recursos necesarios, con el presupuesto que falta, con la producción de insumos de cuidado y atención, y para eso es primordial dejar de pagar la deuda externa y a los bonistas usureros, hay que estatizar todo el sistema de salud, terminando con el curro de los privados y poniendo en pie un sistema único de salud dirigido por los trabajadores y profesionales de la misma. Reconvirtiendo asimismo la producción fabril e  industrial para cubrir los insumos necesarios.

Patricia Ríos y Juan Bonatto