Reportaje a Wladimir Susanj, dirigente de La Commune Francia

El dirigente de la sección francesa de la LIS nos da su visión sobre la crisis en su país, en Europa y las perspectivas para los revolucionarios.

¿Cuál es la situación de la crisis sanitaria?
La situación sanitaria es terrible. En la quinta economía del mundo enfrentamos una situación dramática. Hoy hay más de 30 mil muertos: 14 mil en hospitales, 9 mil en geriátricos y más de 10 mil en los domicilios. La estadística oficial indica un aumento en la mortalidad de más del 25% en relación a 2019.

Y nos golpea la gestión de la crisis por el gobierno. Desde diciembre estaba advertido del desarrollo de la epidemia y no hizo nada para asegurar que la gente no sea tan afectada como lo es hoy. Los hospitales están saturados, los servicios de reanimación desbordados, el personal hospitalario enfrenta con mucho coraje una situación para la que no estaba preparado. La gente está furiosa contra el gobierno.

¿Cómo está la clase trabajadora?
La crisis sanitaria profundizó la crisis económica, social y política. La cifra oficial de desempleo en marzo da una suba del 7%. Nunca visto. Son más de 300.000 nuevos desocupados sólo en una quincena, sin ninguna actividad: trabajadores precarios, temporarios y otros que tenían contratos limitados, que hoy no tienen más trabajo.

La población activa en Francia es de 26 millones de trabajadores, incluidos 5 millones de estatales. Aunque son más, oficialmente hay 6 millones de desempleados. En el sector privado trabajan 15 millones, hoy el 70% es puesto en desempleo parcial (suspensiones). La indemnización y las ayudas estatales cobran hoy sólo el 86% de los salarios que cobraban antes de la crisis. Así, de los 15 millones en empleo privado, hay 10.5 millones en desempleo parcial. Más de 5.5 millones de personas hoy reciben ayuda alimentaria. El subsidio mínimo o RSA para una sola persona, de 564 euros, se aumentó en 150 euros y en 100 euros más por hijo a cargo. Tenemos cerca de 10 millones de personas bajo el umbral de pobreza y ese número crecerá. La crisis económica en Francia es increíble. El gobierno prevé una baja del 8% del PBI en 2020. Es una gran crisis económica que acentuará aún más la desigualdad social y la miseria.

¿Hay resistencia social?
El personal de los hospitales, enfermeras, asistentes o médicos, se enfrentan a una crisis sin precedentes y no están equipados con ninguna herramienta. Como en todo el mundo, no hay camas, no hay máscaras, no hay equipos de protección personal. Los recortes presupuestarios y de empleos, el cierre y privatización de hospitales y la salud pública nos llevan a esta dramática situación. Por eso los médicos, enfermeras, auxiliares, camilleros, están furiosos contra este gobierno. Muchos han iniciado querellas judiciales contra los ministros.

Hoy en Francia, como en todo el mundo, aunque el gobierno prohíbe reunirse o manifestarse, la lucha de clases golpea y grita. Porque la política del gobierno es todo para los ricos, pero nada para los trabajadores. La explosión de la necesidad de ayuda alimentaria significa que en ciudades populares, como en el norte de París, con colas de miles de personas para obtener una bolsa de comida.

También hay represión y es terrible, en especial en barrios populares. La brutal detención policial de un joven, al que le hicieron perder una pierna, fue el comienzo de un incendio. En los suburbios de París hubo enfrentamientos durante cinco noches seguidas entre jóvenes y la policía. Pero no se limita a la región parisina: todos los suburbios de las grandes ciudades de Francia están involucrados en estos movimientos de rechazo espontáneo de los jóvenes a ser sometidos a una represión ciega por el Estado y su policía.

¿Y qué pasa con la Unión Europea?
Está políticamente en muerte cerebral. No hay una política europea: en realidad, hay 27 políticas diferentes. No existe un acuerdo político en el marco de la UE sobre cómo responder a la crisis sanitaria y la crisis económica. Los países más exigentes desde un punto de vista presupuestario como Alemania u Holanda, rechazan cualquier plan de recuperación económica amplio porque dicen que no tienen que ayudar a los países más pequeños, que serían “malos alumnos”. La única política, en realidad, es de ataque a los derechos sociales de los pueblos europeos. Todo para el capitalismo, nada para los pueblos. Y eso crea una crisis sin precedentes en Europa desde un punto de vista político. Todos hacen la pregunta: ¿para qué sirve la Unión Europea? Para nada. Sirve a los capitalistas, a las multinacionales, pero no a la gente. Así que hoy esa es la gran crisis política: no pueden llegar a un acuerdo entre capitalistas.

Hoy se debate a dónde va el mundo. Más allá del falso dilema neoliberalismo/capitalismo “bueno”, creemos que va a crecer la lucha de clases, que va a haber avances en la conciencia e incluso giro a la izquierda.

¿Cómo ves la perspectiva desde un país central como Francia?
Suscribimos totalmente ese análisis. La crisis no es sólo del neoliberalismo sino del capitalismo. Y va a abrir una situación nueva. Todas las respuestas del gobierno francés, de los gobiernos en Europa a la crisis sanitaria y económica son para tratar de sanar el capitalismo “enfermo”… Nada más: los pueblos, la gente, no les importa. No tienen nada que ver con eso y esa sensación crece de manera vertiginosa en la población. Y esta gestión hoy golpea y desafía a una ultra mayoría de la población.

Todo para los ricos, los capitalistas, los negocios, y nada para los trabajadores y sus familias. Esto solo puede reforzar aún más este sentimiento de bronca y lucha de clases. Inevitable. Sobre todo porque burgueses, reformistas, socialdemócratas, estalinistas, los principales partidos políticos en Francia ahora están desprestigiados ante la población que considera que, si estamos en esta situación hoy, es por ellos y su política… Hay una fuerte bronca, inmensa, que nos hace decirnos que tenemos un espacio muy importante, para y en la lucha de clases, para hacer que las cosas cambien radicalmente en este país.

Los partidos de hoy, les guste o no, están obligados a la “unión nacional” que es convocada por Macron. ¿Detrás de quién? De Macron. ¿Para qué, para acentuar aún más nuestro sufrimiento? No es posible. Una cosa indicativa de esta situación es el anuncio del fin del aislamiento el 11 de mayo. Nada está listo: no hay test, no hay máscaras, no hay guantes, no hay alcohol en gel. Y sin embargo, el gobierno quiere que el 11 de mayo los trabajadores regresen a fábricas, sitios de construcción, empresas y servicios públicos. Desde la derecha republicana hasta la extrema izquierda, NPA, Lutte Ouvrière, POI, ninguno de estos partidos de oposición llama a los trabajadores a la huelga general a partir del 11 de mayo.

La crisis de salud no se resolverá. Como en Buenos Aires, Santiago, Beirut, en todo el mundo, los subtes, trenes, autobuses, tranvías, están llenos de trabajadores de la mañana a la noche. No hay distanciamiento social. La vuelta de los niños a la escuela el 11 de mayo es una tragedia. Son mentirosos, asesinos y todos lo saben y lo ven. Esto significa que tenemos un espacio inmenso.

¿Querés agregar algo más?
Sí, el fortalecimiento de la Liga Internacional Socialista es hoy primordial, en todo el mundo, estructurarnos, hacernos cada vez más fuertes porque la crisis tiene sólo una cara: la del capitalismo. La LIS es una respuesta ineludible para poder hacer que la situación cambie a favor de los trabajadores, de sus familias, de los pobres. Por eso es esencial, en Francia y donde sea que estemos presentes, donde la Liga existe y milita, es importante seguir amplificando este movimiento que esperamos sea de fondo, una herramienta que permita finalmente desarrollar una política realmente independiente, de clase, anticapitalista, a favor de los trabajadores y del mundo. Llamamos, en todas partes, a fortalecer la LIS.