Parana: exigimos a Bahl la reincorporación de lxs travas y trans

La reincorporación laboral a la administración pública municipal de Paraná de las seis personas travestis y trans es una decisión política que Adán Bahl no quiere tomar. El colectivo damnificado acudió a la Justicia entrerriana en busca de una respuesta. En primera instancia hubo un fallo a favor, luego el Superior Tribunal de Justicia Provincial falló por la negativa de la reincorporación laboral. Les travas y trans volvieron a presentar un recurso extraordinario federal y esta vez la respuesta no fue diferente. El poder Judicial no hizo lugar a la solicitud de elevación para que el caso llegara a la Corte Suprema de Justicia.

No es menor destacar que esto se da en el marco de un terrible ajuste que el mandatario del peronismo viene llavando a cabo. Implementa medidas que calan hondo sobre quienes venimos ocupando el último eslabón en la agenda de demandas. En lo que va de la gestión son innumerables las acciones que marcan la línea política en materia de retrocesos de derechos adquiridos. No tuvo la voluntad política de reincorporar a los más de 1600 trabajadores fueron despedides durante la gestión de Sergio Varisco, les quitó el pase a planta permanente 300 trabajadores y a muches más no les renovó sus contratos.

Contexto

La situación en la provincia de Entre Ríos y en cada municipio no escapa a la realidad nacional. El abandono y la desidia en la que viven les travas y trans es histórica y en el marco de esta pandemia mundial por el coronavirus (COVID-19), la problemática en todo el país se agravó. La actual situación que atraviesa el colectivo ha afectado considerablemente sus condiciones de vida y la crisis socio-económica, como siempre, se ha expresado de modos disímiles en las diversas poblaciones y espacios del territorio nacional. En este sentido, la población Travesti y Trans ha sido uno de los sectores más golpeados.

Nuestro colectivo tiene una expectativa de vida de 35 años de edad, resultado de la violación sistemática a los derechos humanos y a la falta de políticas públicas que nos confinaron a lugares de extrema vulnerabilidad y pobreza estructural. Mientras que las sobrevivientes, compañeras adultas mayores se encuentran desprotegidas, tras haber sobrevivido a las múltiples violencias de la represión estatal durante la última dictadura cívico militar y eclesiástica, como en la democracia posterior hasta la actualidad.

Las migajas no son la cuerda para salir del pozo

La salida para el gobierno era la asistencia de una bolsa de mercadería mensual, que nada nutricional tenían ni dignificaban la mesa, sin analizar desde una mirada integral si la población contaba, como por ejemplo, con el servicio de gas para cocinar esos alimentos. Otra fue el programa Potenciar Trabajo, una medida que se dio a través de un convenio firmado por el “acartonado” Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad y el de Desarrollo Social de la Nación que consiste en una asignación mensual equivalente a la mitad del salario mínimo vital y móvil, un monto que oscila los 8.500 pesos “con el fin de satisfacer las necesidades básicas y de fortalecer las iniciativas productivas implementadas por las personas beneficiarias”. Y establece planes de formación e inserción laboral.

En un contexto en el que el gobierno destina montos siderales para salvar empresas que han ganado millones a cuesta del esfuerzo de les trabajadores y a pagar la deuda usurera y fraudelenta no contraída por la población, mientras la mayoría ve recortado sus salarios, otres han sido despedides o deben recurrir al Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) de 10.000 pesos, se presenta este ingreso para las travas y trans como “iniciativa”; pero no alcanza para subsistir 8 días en el mes. Quisiera ver cómo se la arreglarían elles teniendo que pagar cifras altísimas en alquileres de casas precarias y vivir en condiciones paupérrimas, teniendo que pagar los servicios y la alimentación cotidiana.
No me da lo mismo que mis compañeras travas y trans ocupen espacios en el funcionariado. Pero la estrategia del gobierno fue leer el alza del movimiento transfeminista, sumar a sus filas a compañeras en las áreas, bajarle línea, no permitiéndoles tomar decisiones ni brindándoles herramientas para poder generar los cambios que se necesitan. No hay manera de generar profundos cambios, si no hay recursos y eso solo es posible cambiando el orden de prioridades, tocando los intereses de un puñado de privilegiados que han acrecentado sus billeteras a costilla del hambre, la miseria y la muerte, y volcarlos a quienes crecimos en los márgenes y los sectores populares.

En Paraná sabemos que nuestras acciones están acotadas por la pandemia. Pero nos organizaremos, saldremos y vestiremos de multicolor las calles tomando las medidas sanitarias que sean necesarias para preservarnos. Que recuerde Bahl que estamos organizadas para defender nuestros derechos y no habrá Justicia cisheterosexual, machista y patriarcal que le camufle el odio que tiene Bahl hacia la disidencia. Tendrá que abandonar la demagogia y gobernar para quienes crecimos en los márgenes porque el hartazgo es mayúsculo y no nos vamos a bancar ser eternamente variable de ajuste.
El Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación está al tanto de la problemática, porque les compañeres viajaron a Buenos Aires para plantear su situación ante Cecilia Merchán, secretaria de Igualdad y Diversidad, y Alba Rueda, la subsecretaria de Diversidad y sus respuestas fueron nulas.

El problema no está en las medidas que toman les compañeres travas y trans damnificades en un contexto de emergencia y en la urgencia, porque también fuimos educades en el relato de la igualdad bajo este sistema que oprime y denigra. Debemos criticar constantemente a las instituciones, debemos preguntarnos al servicio de quiénes están y qué quieren preservar y ahí nos daremos cuentas que las debemos derrumbar. Tenemos que organizarnos para proponer, construir y realizar acciones que revolucionen todo el orden establecido y tome la política por asalto. No habrá barbijo ni tapaboca que silencien nuestros gritos y demandas.

Keili González