Caso escandaloso en Chubut. No es desahogo, es violación

“Desahogo sexual” llamó el fiscal de Puerto Madryn, Fernando Rivarola, a la violación de una niña de 16 años, que en estado de inconsciencia fue abusada por Robertino Viglione, Joaquín Pérez, Leandro Del Villar, Luciano Mallemaci, Ezequiel Quintana y Tomás Soriano. La noticia generó un repudio nacional y evidenció la impunidad de esos hijos del poder, que integran algunas de las familias más encumbradas de nuestra provincia.

Escribe: Emilse Saavedra, MST Chubut

Con su frase, que infiere que los victimarios en realidad son víctimas de un padecimiento que los “ahoga”, Rivarola exculpa de sus actos a los violadores. El fiscal, que es quien debe acusar, justifica. Como si fuera poco, ese mismo 3 de junio el Ministerio Público Fiscal provincial salió a defender esos dichos y alegar que fueron sacados de contexto y se “cambió el sentido de los términos”.

Al otro día, Rivarola emitió un comunicado autojustificatorio, hablando de estereotipos machistas (!). Según dice, se limitó a “describir los delitos imputados como acciones de cosificación de la víctima y de degradación de su dignidad”. Es al revés: sus palabras también implican degradar a las víctimas de violación. Y nadie tergiversó nada. No existe legislación alguna que ampare sus expresiones ni tampoco desahogo sexual es una figura jurídica. Es más simple: son un reflejo del machismo tan arraigado en el sistema judicial.

Si bien la víctima tiene derecho a aceptar un juicio abreviado (que inculpa a otros violadores pero rebaja la acusación y la hace excarcelable) en busca de “sanar” y “cerrar el caso”, la trascendencia excede claramente el ámbito individual y por eso repudiamos las barbaridades dichas por Rivarola y el MPF.
El juez Nieto di Biase rechazó el acuerdo confidencial de reparación monetaria, que de hecho era canjear plata por impunidad.

No es un fiscal, es la justicia patriarcal

Rivarola es conocido en Chubut por haber investigado a compañeres mapuches que realizaban una recuperación territorial en 2015 y por haber sido partícipe del espionaje ilegal a activistas anti-megaminería en la cordillera. Luego fue premiado por la justicia patriarcal y clasista con un sobreseimiento en esa causa y más tarde ascendido a jefe de fiscales, demostrando reiteradas veces la impunidad de la que goza.

En ese marco, no nos olvidamos de la defensora Leyba, que ante un caso de violación dijo que a una persona obesa no se la podía violar. Tampoco del juez Donnet y sus expresiones misóginas y racistas, como que la mujer se debe dedicar a los hijos y a la familia como mandato de vida. Es decir, no se trata de un fiscal o un juez sino de toda una justicia patriarcal, que, amparada en sus privilegios, tiene impunidad para dictar fallos vergonzosos y predicar prejuicios machistas medievales.

Arcioni y Alcorta, oportunismo recargado

A la vez, repudiamos el cinismo con el que el hambreador Arcioni sale ahora a decir que está “analizando los planteos correspondientes para no dejar esta causa impune”. Es un intento ultra oportunista de lavarse la cara. En otro comunicado plantea un “pedido de jury por mal desempeño de sus funciones”. Pero la (in)justicia de Chubut está diseñada a imagen y semejanza de quien la gobierna. El mal desempeño de las funciones lo encabeza el gobernador, que adeuda dos meses de salario a los trabajadores estatales y que mientras fue vicegobernador vetó la emergencia en violencia de género en la provincia.

En la misma sintonía oportunista, la ministra de las Mujeres, Género y Diversidad de la Nación, Elizabeth Gómez Alcorta, viajó hasta aquí para montarse sobre nuestra lucha. Llamó “deuda histórica” al hecho de que el Poder Judicial no tiene perspectiva de género, cuando es su propio ministerio el que no garantiza que la Ley Micaela se cumpla en las provincias. Y habló de la violencia de género, cuando es también su ministerio el que no exige el presupuesto necesario y urgente para combatirla, abrir más casas-refugio y bajar la tasa de femicidios.

En síntesis, en los hechos no hay contradicción entre fiscales, defensores, jueces patriarcales y un Poder Ejecutivo que no garantiza la aplicación efectiva de la ILE, ni la Ley Micaela ni la Ley 26.485 anti-violencia, entre otras falencias.

La salida es por izquierda

Desde Juntas y a la Izquierda y el MST repudiamos rotundamente la expresión del fiscal Rivarola. Una violación en grupo no es desahogo: es un crimen y aberrante por contar con cómplices y encubridores. A la vez, denunciamos que la calificación de desahogo sexual a una violación podría sentar un precedente para otros casos, atenuando su gravedad. Por eso exigimos la destitución del fiscal, por estos dichos y por todo su prontuario de espionaje.

Este repudio lo llevamos a las calles. En Buenos Aires, ante la Casa del Chubut, nuestra dirigente Cele Fierro encabezó un escrache. También nos movilizamos en las ciudades de toda la provincia: en Esquel se convocó a una concentración en la puerta de Tribunales, en Puerto Madryn se concentró en el monumento a la Mujer Galesa, en Trelew por la cuarentena más restringida se hizo una iniciativa virtual y en Comodoro Rivadavia marchamos hasta las oficinas del MPF junto a otras fuerzas del FIT Unidad.

También acompañamos la petición virtual que se encuentra en change.org1 dirigida al juez de la causa Marcelo Nieto di Biase, al presidente del Consejo de la Magistratura Enrique Miglione y al gobernador Arcioni con el pedido de juicio político al fiscal. Ya se han reunido más de 800.000 firmas, lo que confirma el gran repudio nacional y la necesidad de una justicia con perspectiva de género.

Para liquidar esta justicia machista, clasista y adicta al poder de turno hace falta democratizarla a fondo, mediante la elección de lxs jueces y fiscales por voto popular (en fecha separada de las elecciones políticas), sin salarios de privilegio, con mandatos limitados en vez de vitalicios y que sean revocables en caso de mal desempeño, con formación en género e implementando los juicios por jurados populares. Ése es el camino para lograr una justicia digna de llamarse como tal e independiente del poder político.

1. No fue desahogo sexual: Juicio político para el fiscal Rivarola. Change.org/NoFueDesahogo.