Tesis sobre Feuerbach. Material imprescindible para un revolucionario

Por Héctor A. Palacios

He publicado una revista con este tema cuyo autor es CARLOS MARX, se trata de la exposición del método básico para entender el materialismo dialéctico como herramienta fundamental para interpretar la naturaleza y la sociedad, quitándoles el “velo” metafísico y fetichista que le impusieron todos los filósofos e intelectuales anteriores y posteriores a este gran revolucionario. En 1888, Federico Engels, agregó como apéndice de su libro “Ludwig Feuerbach…” estas Tesis diciendo que las había encontrado en un viejo cuaderno de Marx; que eran notas escritas a “vuelapluma” (de prisa), no destinadas a publicación, pero de un valor inapreciable por ser el documento en que se contenía “el germen de la nueva concepción del mundo”. Se refería al materialismo dialéctico, una herramienta fundamental para la revolución y los revolucionarios.

Portada de la revista de autoría de Héctor A. Palacios

Marx y Engels, no edificaron su teoría de la nada,  se basaron en el desarrollo de toda la filosofía hasta su época, conservando lo más positivo de ella para superarla según el curso de la historia y la realidad.  Así, llegaron a Hegel en quién se inspiraron por su método dialéctico aunque dejando de lado su sistema y abstracción. Se trataba de un idealista, que ponía todo “cabeza abajo”, volviendo del revés la concatenación del universo. Hegel, de esa manera, arrancó como una negación de lo absoluto pero luego terminó como  suma y compendio de esa verdad absoluta y eso era incompatible con la dialéctica, que implica que el conocimiento del mundo en su totalidad puede progresar de generación en generación, y no se cierra nunca.  Hegel había llegado hasta donde se lo permitió la realidad de su época, se trataba de la Revolución Francesa, y luego Napoleón; la burguesía triunfante contra el feudalismo y el absolutismo. Marx y Engels, en cambio fueron protagonistas de otra época, la de la mitad del siglo XIX, la de las revoluciones burguesas que con el apoyo y el empuje de la clase obrera obtuvieron libertades formales, que luego retacearon traicionando a los trabajadores, que se emanciparon. El “cuarto estado”, se abrió paso no solo en la sociedad sino también en la filosofía. Así apareció la concepción materialista de la historia que expuso al modo capitalista de producción en sus conexiones históricas y como necesario para una época determinada de la historia, demostrando además la posibilidad de su caída poniendo al desnudo su carácter interno, oculto todavía (“La Ideología Alemana”, 1846). Esto se puso de manifiesto también con el descubrimiento de la plusvalía, la explotación del obrero, que tenía por forma fundamental la apropiación de trabajo no retribuido (”El Capital”, 1859/1867). Estos dos grandes descubrimientos, la concepción materialista de la historia y la plusvalía, fueron obra de Carlos Marx. El socialismo se convirtió así en una ciencia, que había que desarrollarla en todos sus detalles y concatenaciones.

Lenín, que era un revolucionario práctico y encabezó la primera revolución proletaria marxista, en Rusia en 1917, decía en su libro “¿Qué hacer?” (1902): Sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario. Jamás se insistirá bastante sobre esta idea. En su estada como exiliado en Suiza, en 1914, se dedicó a estudiar y anotar la Lógica de Hegel en sus famosos “Cuadernos filosóficos”; quién puede dudar entonces sobre el papel fundamental que la teoría cumple en la revolución. Su pensamiento era ése, no hay práctica sin teoría y viceversa. Se trata de una unión entre el conocimiento y la práctica, porque es una actividad humana dirigida a un fin consciente. El criterio de verdad no es, no es pues exterior al conocimiento sino interno a él, en cuanto la práctica entra necesariamente en el conocimiento”. Pero, la práctica es superior al conocimiento (teórico) porque posee no solo la dignidad universal, sino también de la realidad inmediata… o sea, está en relación con ella y produce una nueva realidad, una nueva objetividad, que tiene también la inmediatez de la realidad…”. Está muy claro que el militante revolucionario debe tener muy en cuenta esto: se debe contar con esta herramienta intelectual, como medio de investigación y militancia, para evitar errores muy grandes en sus conocimientos y en su actividad. Es necesario manejar con habilidad y sapiencia el método del materialismo dialéctico. Hay que buscar la verdad del fenómeno, del objeto, abarcándolo y estudiándolo en todos sus aspectos. Las Tesis de Feuerbach nos inician en este camino. La apretada síntesis de ellas admite alguna explicación complementaria como la que intente de modo de facilitar su mejor comprensión. Esperemos haber logrado ese objetivo.